En la misa, la Liturgia de la Palabra es uno de los momentos centrales de la celebración. En este punto, se leen los pasajes de la Biblia que permiten adentrarse en las enseñanzas de Jesucristo.
Compartimos los textos del sábado 8 de febrero de 2025 publicados por el sitio web del Vaticano.
Liturgia del 8 de febrero de 2025: Primera lectura
Lectura de la carta Hebreos
Hebreos 13, 15-17. 20-21
Hermanos: Ofrezcamos continuamente a Dios, por medio de Jesucristo, el sacrificio de alabanza, es decir el homenaje de los labios que bendicen su nombre.
No se olviden nunca de practicar la generosidad y de compartir con los demás los bienes de ustedes, porque estos son los sacrificios que agradan a Dios. Obedezcan con docilidad a sus pastores, pues ellos se desvelan por ustedes, sabiendo que tienen que rendir cuentas a Dios. Así podrán ellos trabajar con alegría y sin quejarse, pues lo contrario no sería para ustedes de ningún provecho.
Que el Dios de la paz, el que, mediante la sangre de una alianza eterna, resucitó de entre los muertos al pastor eterno de las ovejas, Jesucristo, nuestro Señor, los enriquezca a ustedes con toda clase de dones para cumplir su voluntad y haga en ustedes todo lo que es de su agrado, por medio de Jesucristo, a quien sea dada la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Evangelio del día: 8 de febrero de 2025
Lectura del santo evangelio según san Marcos
Marcos 6, 30-Marcos 6, 30-34
En aquel tiempo, los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. Entonces él les dijo: “Vengan conmigo a un lugar solitario, para que descansen un poco”. Porque eran tantos los que iban y venían, que no les dejaban tiempo ni para comer.
Jesús y sus apóstoles se dirigieron en una barca hacia un lugar apartado y tranquilo. La gente los vio irse y los reconoció; entonces de todos los poblados fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron.
Cuando Jesús desembarcó, vio una numerosa multitud que lo estaba esperando y se compadeció de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor, y se puso a enseñarles muchas cosas.
8 DE FEBRERO, SANTA JOSEFINA BAKHITA Y SAN JERÓNIMO EMILIANI
Según la página oficial del Vaticano, el Santo del día es una reseña diaria de los santos guardados en la memoria de la Iglesia. Hoy se recuerda a Santa Josefina Bakhita y a San Jerónimo Emiliani.
Bakhita, una niña de 9 años, fue secuestrada por traficantes de esclavos árabes que la obligaron a marcharse con ellos, amenazándola con un cuchillo. Durante su cautiverio, perdió toda memoria de su identidad, incluso el nombre y los recuerdos de sus padres. Los traficantes la renombraron “Bakhita”, que significa “afortunada”, un nombre irónico para una niña que se convirtió en una mercancía humana en los mercados de El Obeid y Khartoum. Sufrió abusos terribles, entre ellos el “tatuaje” marcado a fuego de su piel con 114 cortes, hasta que en 1882 un comerciante italiano, Calixto Leganini, la compró, brindándole por primera vez un trato humano.
Años después, Bakhita fue llevada a Italia, donde encontró un nuevo hogar con la familia Michieli. Fue entonces cuando experimentó un cambio profundo en su vida: se adentró en la fe cristiana y fue bautizada en 1890 con el nombre de Josefina. En 1893, ingresó al noviciado de las Hermanas Canossianas, donde dedicó su vida a servir a los demás. Durante más de 40 años, trabajó como cocinera y sacristán en el convento de Schio, donde se ganó el cariño de todos gracias a su bondad, su fe y su sonrisa.
A lo largo de su vida, a pesar de las horribles experiencias sufridas en su infancia, siempre manifestó un profundo perdón hacia aquellos que la esclavizaron y torturaron. De hecho, expresó que, si los encontrara, los abrazaría y besaría las manos, pues creía que sin lo que le habían hecho no habría llegado a convertirse en cristiana. Falleció por pulmonía el 8 de febrero de 1947.
Oración a Santa Josefina Bakhita
Santa Josefina Bakhita, cuando niña, fuiste vendida como esclava y tuviste que pasar indecibles dificultades y sufrimiento. Una vez liberada de tu esclavitud física, hallaste la verdadera redención en tu encuentro con Cristo y su Iglesia. Oh, Santa Bakhita, ayuda a todos aquellos que están atrapados en la esclavitud; en nombre de ellos, intercede ante Dios para que sean liberados de las cadenas de su cautiverio. Que Dios libere a todo aquel que ha sido esclavizado por el hombre. Bríndales alivio a los que sobreviven la esclavitud y permite que ellos te vean como modelo de fe y esperanza. Ayuda a todos los que sobreviven a que encuentren la sanación de sus heridas. Te suplicamos orar e interceder por los que se encuentran esclavizados entre nosotros. Amén.
San Jerónimo Emiliani, patrón de la juventud abandonada: Empieza ahora y sé quien serás en el futuro
Jerónimo Emiliani, hijo de una familia noble veneciana, soñaba con una carrera militar, pero a los 10 años sufrió profundamente la muerte de su padre por suicidio. En 1511, durante un asedio, fue hecho prisionero y pasó 30 días en cautiverio, experiencia que lo transformó espiritualmente. En la cárcel, rezó fervientemente a Nuestra Señora, prometiendo cambiar su vida si era liberado. Tras su liberación, se dedicó a acercarse a la fe y a cumplir su promesa, buscando consuelo en los sacramentos y la Palabra de Dios.
A partir de entonces, Jerónimo se dedicó al servicio de los más necesitados, especialmente durante una epidemia de peste en 1528, donde atendió a los enfermos y donó sus bienes. Tras la muerte de su hermano, fundó en 1533 la Compañía de los Siervos de los Pobres en Bérgamo, una institución dedicada a los huérfanos de guerra y a la educación de los jóvenes abandonados, combinando la enseñanza de oficios con la catequesis.
Murió en 1537 debido a la peste, fue canonizado en 1767 y en 1928 se convirtió en el patrón de la juventud abandonada. Su obra se expandió y la Compañía se transformó en una Orden, los Clérigos Regulares de Somasca, que continúan su legado.
Oración a San Jerónimo Emiliani por un enfermo
¡Oh prodigiosísimo San Jerónimo!, que durante vuestra vida mortal y mucho más después de vuestra gloriosa muerte, os mostrasteis lleno de ternura para con los enfermos, especialmente con los niños, obrando en su alivio maravillosos milagros.
Vos, que hicisteis brotar de seca peña el agua prodigiosa y saludable y abristeis para los que a Vos acuden un manantial inagotable de maravillas y gracias.
Os ruego me alcancéis la salud de: (decir el nombre del enfermo) por quien Os ruego, para que experimente también él/ella los beneficios de vuestra intercesión, en la que pone todas sus esperanzas.
Amén.