Con la llegada del verano a la vuelta de la esquina, cuando la presencia de mosquitos condiciona las noches al aire libre y obliga a recurrir a repelentes químicos o a la conocida citronela, la jardinería ofrece una alternativa inesperada y muy efectiva: la albahaca morada.
Esta variedad aromática, cada vez más vista en balcones, patios y galerías, está ganando terreno por una combinación difícil de superar: es resistente, perfumada, decorativa y genera un efecto repelente notable en espacios abiertos.

A diferencia de la citronela —que depende en gran medida de la intensidad del aroma y del roce de sus hojas para liberar compuestos volátiles— la albahaca morada destaca por su producción constante de dos moléculas clave: estragol y eugenol.
Según estudios botánicos realizados en Brasil, México y Argentina, ambas sustancias resultan altamente desagradables para los mosquitos y actúan como una barrera olfativa natural. No se trata de una “cura milagrosa”, sino de una planta cuyo perfil químico la vuelve especialmente útil para reducir la presencia de insectos.

Otro punto fuerte es que florece durante todo el año, algo poco común en aromáticas de uso doméstico. Sus flores violetas, además de aportar valor ornamental, atraen polinizadores sin interferir con su capacidad de repeler mosquitos. Para quienes buscan plantas decorativas que no requieran mantenimiento intensivo, esta característica resulta especialmente atractiva.
Cómo cuidar a la planta que repele a los mosquitos
En materia de cultivo, la albahaca morada es sorprendentemente rústica. Tolera el sol directo, la media sombra, temperaturas altas, períodos cortos de sequía y riegos irregulares. Esto la convierte en una opción apta incluso para quienes no tienen experiencia en jardinería o suelen olvidarse del cuidado de sus macetas.

La clave para aprovecharla al máximo está en la ubicación: ventanas, mesas de exterior, galerías, sillones de patio, o cualquier rincón donde los mosquitos tienden a concentrarse. Combinada con otras aromáticas —como lavanda o romero— su eficacia se potencia.
Sus cuidados son mínimos:
- Riego: cada 4 o 5 días, evitando encharcar.
- Luz: cuanta más, mejor; el sol directo acentúa su perfume.
- Poda: recortes suaves para mantenerla compacta y estimular nuevas hojas.

























