El papel de cocina es acaso un básico del hogar por su comodidad y eficacia para absorber líquidos o grasa. Sin embargo, no siempre es la opción más adecuada.
Su textura, pensada para retener fluidos, puede dejar residuos, rayar superficies delicadas o incluso empeorar el resultado de la limpieza.
En muchos casos, usarlo correctamente puede alargar la vida útil de utensilios y electrodomésticos. Pero, si se aplica donde no corresponde, puede generar el efecto contrario.
Cuándo sí conviene usar papel de cocina
El papel absorbente resulta ideal para limpiezas rápidas o localizadas. Su capacidad para retener líquidos lo convierte en un aliado frente a manchas de aceite, derrames o restos de alimentos.
En la cocina, sirve para secar verduras, carnes o pescados antes de cocinarlos, lo que ayuda a mejorar su textura y evitar salpicaduras. También puede utilizarse para retirar restos de grasa de una sartén o secar utensilios y recipientes antes de guardarlos.
“El papel de cocina tiene una función práctica y puntual: absorber, no limpiar en profundidad”, explican desde la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) de España.
Cuándo evitar su uso
No todas las superficies toleran el papel de cocina. En materiales como acero inoxidable, madera barnizada o plástico lacado, puede dejar pelusas o microarañazos.
Tampoco se recomienda para cristales, espejos o pantallas electrónicas, donde su textura puede dañar los recubrimientos protectores y dejar marcas visibles.
En esos casos, los especialistas recomiendan paños de microfibra, que limpian sin rayar y dejan un acabado más uniforme. Además, son lavables y reutilizables, lo que reduce residuos y resulta más económico a largo plazo.
Opciones más sostenibles
El uso constante de papel absorbente genera más desperdicio que otras alternativas. Los paños de microfibra, los trapos de algodón o los paños reutilizables de celulosa o bambú son opciones más duraderas y ecológicas.
Estos materiales, combinados con agua o limpiadores suaves, ofrecen resultados efectivos sin dañar las superficies.
Según expertos en consumo sostenible, reservar el papel de cocina solo para tareas puntuales (como absorber grasa o aceite) es la mejor forma de aprovecharlo sin impacto ambiental.