Si alguna vez te preguntaste por qué tu salsa de tomate casera no tiene ese sabor suave y equilibrado de los restaurantes, el bicarbonato de sodio podría ser el ingrediente secreto que te falta. Este truco, utilizado por chefs y abuelas por igual, no solo neutraliza la acidez natural del tomate, sino que también realza su dulzura y mejora su textura. A continuación, te contamos por qué añadir bicarbonato a la salsa de tomate es una práctica imprescindible y cómo aplicarla para obtener resultados perfectos en tus recetas.
¿Por qué el bicarbonato es clave en la salsa de tomate?
El tomate, aunque delicioso, tiene un pH naturalmente ácido (entre 4.0 y 4.6), lo que puede resultar en una salsa agria o demasiado punzante, especialmente si usas tomates frescos o enlatados de baja calidad. El bicarbonato de sodio, un compuesto alcalino, actúa como un neutralizante natural al reaccionar con los ácidos del tomate, reduciendo su intensidad y equilibrando el sabor. Esta reacción química libera dióxido de carbono, lo que también puede suavizar la consistencia de la salsa.
El bicarbonato es un aliado en la cocina porque corta esa acidez que a veces arruina una buena salsa. Solo hay que usarlo con moderación para no alterar el perfil original del tomate, explican los chef.
Además, este ingrediente económico y fácil de encontrar puede ser una alternativa saludable al azúcar, que muchos usan para contrarrestar la acidez, pero que suma calorías innecesarias.

Beneficios y para qué sirve añadir bicarbonato
Incorporar bicarbonato a tu salsa de tomate no solo mejora el sabor, sino que tiene otros ventajas prácticas:
- Neutraliza la acidez: Ideal para quienes sufren de reflujo o sensibilidad estomacal, ya que hace la salsa más digestiva.
- Resalta el dulzor natural: Al reducir el ácido, los azúcares inherentes del tomate se perciben mejor, sin necesidad de endulzantes adicionales.
- Mejora la textura: La efervescencia del bicarbonato puede ayudar a descomponer ligeramente la pulpa, logrando una salsa más homogénea.
- Ahorra tiempo: Equilibra el sabor rápidamente, evitando cocciones largas para “suavizar” la acidez.
Cómo usar bicarbonato en la salsa de tomate paso a paso
Aunque el bicarbonato es efectivo, su uso requiere precisión para evitar un sabor jabonoso o una textura espumosa excesiva. Aquí te dejamos una guía sencilla:
- Prepará tu salsa como siempre: Cocina los tomates con cebolla, ajo, sal y tus especias favoritas.
- Añadí una pizca: Comienza con ¼ de cucharadita de bicarbonato por cada litro de salsa. Espolvorealo poco a poco mientras revuelves.
- Observá la reacción: Verás pequeñas burbujas; eso indica que está neutralizando el ácido. Dejá que se disipe la efervescencia (unos 30 segundos).
- Probá y ajustá: Si sigue ácida, añadí otra pizca, pero no excedas de ½ cucharadita por litro para no alterar el sabor.
El secreto está en no pasarse. Si la salsa empieza a saber rara, es porque usaste demasiado.
Para recetas con tomates muy ácidos, como los enlatados industriales, podrías necesitar un poco más, pero siempre con cautela.
Un truco que transforma tus platos
Ya sea para una pasta, una pizza casera o un guiso, añadir bicarbonato a la salsa de tomate puede marcar la diferencia entre una comida buena y una extraordinaria. Este consejo, avalado por expertos culinarios, es fácil de implementar y está al alcance de cualquier cocinero amateur. ¿Listo para probarlo? Guardá este truco y sorprendé a todos con el sabor perfecto de tu próxima salsa.