Gustavo Germán Largayoli, titular de un criadero de pollos de la localidad de Sampacho, Córdoba, fue absuelto del delito de trata de personas que se le imputaba. El Tribunal Oral Federal Número 2, de Córdoba, juzgó que no se trató de un caso de trabajo esclavo. Pero ordenó “hacerles saber a los trabajadores que pueden reclamar por violación de la legislación laboral”.
Así lo confirmó el fiscal general Carlos Gonella quien, junto al auxiliar fiscal Federico Massei, había pedido 10 años de prisión para el empresario, y una compensación a las víctimas superior a los 56 millones, por el presunto daño sufrido. Gonella ahora estudiará los fundamentos del fallo para decidir si lo recurre.
Largayoli llegó a juicio acusado de “haber captado engañosamente, aprovechado la situación de vulnerabilidad” de Mirta Gladys Sandoval y Emanuel Alberto Martínez, así como de Ramón Reynaldo Arocha , Antonella Itatí Arocha, Ramón Donato Sosa y un menor de edad. Los trabajadores son oriundos de la ciudad de Goya, Corrientes.
Se le atribuía al acusado, “haberlos acogido y explotado con fines laborales” en el criadero de pollos Pacífico de su propiedad (ubicado en camino rural de Sampacho, sobre ruta 8), en su instalación comercial y en dos campos en la misma zona rural. Se presuponía que el delito se había cometido durante unos cuatro años.
Para Gonella, el patrón sometía a las víctimas a “un endeudamiento inducido asfixiante” por medio de “la deducción de sus ingresos de los pasajes y de la comida, como también de los animales que morían en el criadero”, lo que las dejaba con un saldo cero o negativo en sus salarios.
Según la acusación, las víctimas residían en condiciones precarias, insalubres y de hacinamiento, y “eran mantenidos en estas condiciones bajo amenazas y privados de comunicarse”. En el juicio sólo se habría probado la falta de cumplimiento de la legislación laboral pero no el delito de trata de personas con fines de explotación laboral agravado (por la pluralidad de víctimas y la minoría de edad).
Al ejercer su defensa, el empresario negó haber amenazado, encerrado, captado o violentado a las personas ni retenido sus DNI. Dijo que mantuvo una relación laboral de patrón a empleado y hasta de amistad. Llegó a comentar que iba con los trabajadores a pescar y aseguró que las personas lo contactaron para pedirle trabajo y él solo les pagó los pasajes.
Sobre la violación de normas laborales, la defensa argumentó que habría sido producto de la inexperiencia de Largayoli en el rubro. Sin embargo el Tribunal, en su veredicto, pidió hacer saber a los trabajadores sobre su derecho a reclamar por los incumplimientos.
