La Cámara del Crimen de Río Tercero absolvió al policía Luciano Carnero (37) por el delito de homicidio simple con exceso en el legítimo ejercicio del cargo que se le había imputado por el operativo en el que murió Lucas Funes (23). Sucedió en Río Tercero en 2012.
El fallo fue por mayoría de la Cámara colegiada, integrada por los jueces José Argüello, Guarania Barbero y Marcelo Ramognino.
Los fundamentos se conocerán el 12 de junio.
La fiscalía había reclamado una condena de 4 años por exceso.
La defensa, la absolución.
La familia del joven fallecido quiere que su representante legal plantee una casación ante el Tribunal Superior de Justicia.
La persecución policial se registró en la mañana del 14 de diciembre de 2012. Carnero y otros agentes perseguían a Funes en un operativo policial por un presunto robo, en barrio Monte Grande de Río Tercero.
El caso se debatía entre la defensa que marcaba que se trató de un enfrentamiento con disparos entre ambas partes y la querella que desde hace años viene sosteniendo que se trató de un caso de “gatillo fácil” y de abuso policial.
Alegatos
En los alegatos, el pasado miércoles, la Fiscalía pidió cuatro años de prisión efectiva para el policía, al considerar que había actuado con exceso, mientras que la parte querellante en representación de la familia adhirió a esa petición.
La fiscal Paula Bruera consideró que Carnero le disparó a Funes cuando éste estaba ya herido, rengo y de espaldas, y sin armas en la mano. El tiro mortal le dio en la nuca. Para la fiscal hubo exceso en la acción. También marcó irregularidades en las actuaciones policiales posteriores.
La defensa de Carnero, en tanto, pidió la absolución ante el beneficio de la duda.
El defensor oficial Alfredo Brouwer de Koning sostuvo que Carnero se sometió al reglamento policial y que disparó en legítima defensa, bajo la creencia de que Funes portaba un arma de fuego.
El policía nunca estuvo detenido. Cuando fue imputado siguió en funciones pero en situación pasiva.
En estos 12 años pasaron tres fiscales en la investigación del caso. Dos lo habían sobreseído, pero finalmente y ante nuevas recusaciones y dudas la Cámara de Villa María ordenó elevar la causa a juicio, con el agente policial como imputado.
“Dejaron hecho un colador a mi hijo de tantas balas que le dieron, ¡cómo no lo atraparon! Se podría haber evitado la muerte. Esto fue por la persecución policial que Lucas sufría desde hace varios años”, coincidieron los padres de la víctima, Mónica Sosa y Gerardo Funes, quienes ya anticiparon que insistirán con su reclamo ante otras instancias.
Declaraciones en el juicio
En el juicio varios testigos declararon que Carnero dio “la voz en alto” cuando Funes huía. El propio imputado manifestó que disparó cinco balas de goma y, cuando se le acabaron, dos con el arma 9 milímetros. Uno de esos dos disparos dio en la cabeza de Funes y le ocasionó la muerte.
En la declaración de los policías no hubo contradicciones en este juicio. Describieron los ruidos, los gritos, las corridas, la cantidad de detonaciones, que Funes iba saltando tapias para huir de la fuerza policial hasta el lugar donde se halló finalmente su cuerpo sin vida luego.
Una vecina que presenció toda la secuencia relató que estaba barriendo la calle y que vio incluso a una policía de civil que gritaba. Esa testigo dijo que “los disparos eran recíprocos (entre Funes y los policías) y que un policía manifestó “cuidado que tiene una 9″ (en referencia al joven que escapaba).
La misma testigo confirmó que vio que “Funes iba de domicilio en domicilio” y que disparaba hacia atrás a los policías, mientras lo perseguían “a unos 30 o 40 metros aproximadamente”.
La mujer señaló en el juicio que en el momento de la investigación no brindó esos detalles “por miedo y angustia”.
También, entre otros, declararon varios vecinos, que no aportaron nuevos datos a los ya incorporados en la causa.
La autopsia, según se reveló, marcó que la víctima había consumido estupefacientes antes de la persecución.
Familiares y amigos del fallecido que declararon avanzaron sobre lo que interpretaron que fue “un fusilamiento policial” en contra de Funes. Negaron que se tratara de un enfrentamiento.
Mientras, en el juicio se incorporó una pericia a las balas secuestradas, en la que se estableció una distancia de 30 metros entre el lugar desde el que se efectuó el disparo mortal y el sitio donde estaba Funes.
