Un hombre de 24 años fue detenido en las últimas horas por investigadores de la Policía provincial acusado de haber ultimado de un balazo a un joven el pasado viernes 7 de mayo en barrio 12 de Julio, en la zona noroeste de la ciudad de Córdoba. El fallecido fue Lucas Nievas, quien tenía 19 años.
Según la investigación, el ahora detenido habría llegado, junto a otro individuo, a la vivienda de la víctima para reclamarle por un supuesto robo ocurrido días antes.
La discusión escaló rápidamente.
Uno de ellos desenfundó un arma y no tardaron en aparecer otras pistolas. Todo se volvió sumamente violento, según narraron fuentes de la causa.
Uno de los balazos dio en el abdomen de Nieva y terminó siendo letal.
El ataque provocó un revuelo vecinal.
Conmocionados, los habitantes de este sector castigado por los hechos sucesivos de inseguridad –según aseguran en la zona– llamaron a la Policía para que intervenga.
Temían por una escalada de violencia aún mayor. Aún varios creen que podría haber coletazos por el desenlace de la pelea.
Lo concreto es que los investigadores policiales se movieron todo lo rápido que pudieron.
Durante varias horas, pesquisas del Departamento Homicidios “peinaron” la zona para recolectar pruebas y testimonios.
En algunas horas, la Justicia tuvo los argumentos para ordenar la primera detención.
Por ahora, los ánimos vecinales se aplacaron.
En cuanto al sospechoso, fue imputado por “homicidio agravado por el uso de arma de fuego” y quedó detenido a disposición de la fiscalía a cargo de Jorgelina Gutiez, quien dirige la investigación.
Los pesquisas continúan la búsqueda de al menos un segundo involucrado que habría participado en el ataque.
Nadie se atreve a descartar nuevas detenciones en las próximas horas.
La víctima, dijeron los uniformados, tenía antecedentes penales menores.
Y lo que más sorprendió entre los uniformados fue la determinación que tuvo para presentarse ante la puerta de sus atacantes.
“Aparentemente fue solo, sabiendo que podía vivir un final trágico”, expresaron.
El crimen enciende alarmas por tratarse de un eslabón más en una cadena de hechos violentos que se vienen repitiendo en Córdoba, principalmente en la Capital.
Entre los investigadores reconocen que el asesinato de Nievas no es un caso aislado.
En los últimos días, se registró al menos otro episodio similar cuando una patota baleó a un joven a quemarropa, quien sobrevivió.
Un hombre baleado en la cabeza por una patota
Cristian Javier V., de 30 años, logró reponerse en el Hospital Misericordia luego de que una patota lo atacara en su vivienda del barrio Residencial San Roque, zona oeste de la Capital.
Según el relato de testigos ocasionales, en la madrugada del martes varios sujetos golpearon la puerta de su casa y, cuando abrió, le dispararon a quemarropa en el rostro.
Un balazo le pegó en su ojo izquierdo.
Los agresores lo acusaron de haber cometido un robo, aunque su familia lo niega. Los investigadores no descartan otros móviles.
Según pesquisas, los presuntos agresores están individualizados.
La fiscal Andrea Martín está a cargo de la investigación, pero hasta el momento no se han producido detenciones. La búsqueda prosigue.
Valdez, quien según fuentes oficiales tiene antecedentes menores y vive en situación de vulnerabilidad, sufrió graves secuelas con las que deberá lidiar de por vida, más allá de encontrarse fuera de peligro.
Vecinos de la zona denuncian que la violencia se ha vuelto incontrolable en este punto de la ciudad, con frecuentes enfrentamientos entre grupos que se disputan territorios o se cobran venganzas personales.
El brutal crimen de un chofer por aplicaciones
A todo esto, continúa la investigación policial y judicial respecto a otro episodio violento como fue el asesinato de Rafael Hernán Severini (53), un conductor de aplicación que fue asesinado en un asalto días atrás en la Capital. El caso causó conmocionó por el ensañamiento.
El cuerpo de Severini fue hallado el pasado 4 de mayo en un pastizal de La Carbonada. Presentaba múltiples heridas de arma blanca y signos de golpes.
La fiscal Lourdes Quagliatti imputó a un sospechoso por homicidio en ocasión de robo agravado, pero un segundo presunto implicado sigue prófugo.
Severini era un padre dedicado y un referente en su comunidad. Formaba parte de un grupo scout denominado “San Cayetano”, en barrio Pueyrredón, donde vivía junto a su hija.
En este punto de la franja sudeste de la ciudad de Córdoba ya había sido víctima de otro robo violento hace dos meses atrás.
Cuando conducía una motocicleta para realizar la entrega de un pedido de comida, lo abordaron al menos dos desconocidos que forcejearon para despojarlo del vehículo.
No pudieron hacerlo.
Antes de irse, uno de ellos se dio vuelta, apuntó con un arma y apretó el gatillo. La bala no salió.
El miedo no lo detuvo. Sí lo llevó a tomar otros rumbos laborales. Alquiló un Volkswagen Polo y comenzó a ofrecer viajes por aplicaciones.
Estaba cumpliendo ese servicio cuando fue atacado por sus victimarios.
