Imputado con la gravísima figura de homicidio calificado por el vínculo, la alevosía y la codicia, Fernando Armando Albareda sigue preso en la Cárcel de Bouwer, acusado de haber asesinado con sus manos a su madre, Susana Montoya. El crimen ocurrió el pasado 1° de agosto en la vivienda de la mujer en barrio Ampliación Poeta Lugones, zona norte de la ciudad de Córdoba.
Según la sospecha judicial, Fernando Albareda habría matado a su progenitora a traición y por codicia en el marco de una pelea que tenía con ella, entre otras cosas, para acceder a una millonaria indemnización que la familia iba a recibir por parte de la Provincia.
El padre de Fernando y esposo de Susana era el subcomisario de la Policía provincial Ricardo Fermín Albareda, quien fue secuestrado, torturado y desaparecido en 1979 por patotas del D2 de la fuerza de seguridad. Por ese caso, hubo varios represores condenados.
Susana Montoya fue golpeada y estrangulada en su casa. Una vez muerta, le clavaron un cuchillo. Su cuerpo fue hallado en el patio de la vivienda tapado con yuyos. En la casa se hallaron pintadas amenazantes que, para el fiscal Juan Pablo Klinger, fueron escritas por el propio Albareda.
El acusado, integrante de la agrupación HIJOS de Córdoba, permanece en huelga de hambre en el sector médico del Módulo de Mediana Seguridad (MD) N° 1 de Bouwer. Está bien de salud.
En algunos días (posiblemente el 10 de septiembre), el imputado será sometido a peritajes psiquiátricos, ordenados por el fiscal.
La medida procesal es clave: permitirá determinar si el acusado padecía al momento de los hechos o si sufre algún trastorno mental que le impida comprender la criminalidad de los actos. Estos resultados son centrales: determinan si una persona es imputable o no de cara al proceso a futuro.
“Claro que no nos negaremos a ese estudio. Es más, como la ley habilita, pondremos peritos de parte. Albareda está muy afectado por esta acusación. Se encuentra en el pabellón médico, está con huelga de hambre aunque toma líquidos”, expresó el abogado del acusado, Claudio Juárez Centeno.
El letrado solicitó que el imputado cumpla con prisión domiciliaria o bien sea trasladado al pabellón E4, donde están alojados los empresarios o desarrollistas condenados por estafas (el pabellón “VIP” de Bouwer).
Semanas atrás, Albareda fue indagado. En la oportunidad, negó los hechos y se abstuvo de declarar.
“Él niega la acusación y remarca su inocencia y se va a demostrar oportunamente”, señaló el abogado.
Cabe recordar que cuando se encontraba en libertad, Albareda había dicho que miembros de la Policía podrían estar involucrados en el asesinato, al tiempo que pidió justicia por su madre y protección para la familia.
Crimen, grafiti y “acto fallido”
El pasado 1° de agosto, Fernando Albareda comenzó a gritar en la casa de su madre. Cuando unos vecinos se acercaron, el hombre dijo que habían asesinado a su madre.
Cuando los policías arribaron a la vivienda, el hombre contó que había llegado a visitar a su progenitora, ya que estaba preocupado porque ella no respondía los mensajes. Añadió que, tras saltar la tapia, se dio con todo.
En una pared de la casa, pintado con rouge, había un mensaje intimidatorio que decía: “Ahora vamos a matar a tus hijos” y, entre otras amenazas más, se leía “#Policía”.
Fuentes de la causa señalaron a La Voz que esa misma jornada, los pesquisas centraron sus sospechas en torno al acusado. “Ese grafiti fue un acto fallido.... Si los padres ya estaban muertos, ¿a quién le escribía el asesino? En todo caso, el mensaje debería haber sido: ‘Vamos por vos’. Pero no”, confió una alta fuente con acceso a la causa.
Con la plena sospecha de que el asesino había sido del círculo íntimo, la investigación arrancó y avanzó.
El hecho de que no hubiera aberturas forzadas daba cuenta de que la mujer le había franqueado el ingreso a quien finalmente la atacó.
Otro punto es que el agresor sabía que la mujer iba a estar sola. El otro hijo de Susana justo esa jornada se había ido a Villa Carlos Paz.
La mecánica del crimen también era central: la mujer había sido ultimada en un ataque de furia y fue atacada de manera manual. Nada de ataduras, cortes o disparos.
Con el paso de los días, la pesquisa recopiló elementos que resultaron determinantes: filmaciones y un estudio caligráfico.
Los cotejos de cámaras de seguridad, según trascendió, dan cuenta de que sólo Fernando Albareda entró y salió de la casa al momento del ataque, según fuentes del caso.
Por otro lado, se le hizo escribir a Fernando en un papel una descripción gráfica de cómo halló todo cuando llegó a la vivienda.
Esa grafía fue comparada con la leyenda y hubo coincidencia.
También la hubo al cotejar esa letra con otros mensajes amenazantes que a fines del año pasado habían aparecido frente a la casa del hoy acusado.
Con todo, el hijo mayor de la mujer fue detenido a los pocos días.
Según trascendió, la relación entre ambos había sido mala durante años.
Si bien hubo un acercamiento en los últimos tiempos, la relación se habría resentido y habrían empezado conflictos luego de que el Gobierno de Córdoba dispusiera una indemnización para la familia por lo sucedido con el subcomisario Albareda.
En la fiscalía esperan los resultados de peritajes de ADN.
Se mandaron a cotejar distintos elementos hallados en la escena del crimen, como un palo y una soga, entre otras cosas para analizar si hay rastros genéticos del ahora acusado.
En ámbitos de la causa entienden que se está cerrando el cerco en torno al acusado. Klinger, está claro, firmará la prisión preventiva.
“Resentimiento”
Mientras tanto, la defensa ya tuvo acceso a parte de la prueba recolectada en contra del imputado. Por lo pronto, se están recolectando aspectos de la vida de Albareda desde pequeño para presentar cuando se realicen los peritajes.
No está claro cuándo el imputado ampliaría su declaración para insistir que él no estranguló a nadie y “menos” a su madre.
Su hermano piensa todo lo contrario. Tanto así que, con su abogado Juan Pablo Bastos que lo representa como querellante, pedirá ampliar su declaración. Hablará, entre otras cosas, del “resentimiento de Fernando a su madre”.
“Vamos a solicitar que se le reciba declaración testimonial a Ricardo. Fundamentalmente, para acreditar la mayor cantidad de datos respecto de la personalidad de Susana Montoya, cómo era la relación con Fernando y también reivindicar la imagen de esta mujer, su memoria, dado que fue víctima de un montón de comentarios injuriosos y maliciosos sobre su persona”, expresó Bastos.
