Lo saben todos. El principal problema en rutas y, a la vez, una gran causa de los siniestros viales es la alta velocidad.
Lo padecen las familias víctimas y los sobrevivientes, lo saben los bomberos que acuden a socorrer tras los choques, lo conocen los médicos que atienden esas emergencias y lo tienen claro policías, peritos y fiscales que investigan esos siniestros de tránsito.
En Córdoba, y ante la reiteración de gravísimas tragedias viales, la Provincia promete intensificar los controles de velocidad en rutas, autopistas y autovías.
Pero, dicen, hay un problema: los recursos de la Policía Caminera no son suficientes para controlar los excesos y sancionar a los infractores en el mismo lugar.
Hay un plan en borrador, pero con aspiración a que sea ley: se quiere instalar en rutas un sistema de domos y de cámaras con radares que capten los excesos de velocidad y luego enviar esa multa al dueño del vehículo, mediante el Ciudadano Digital (CiDi), o bien por WhatsApp. La idea es que la infracción, una vez constatada, sea remitida en instantes y “con pruebas”.
A las claras: un sistema de fotomulta, un esquema que despertó polémicas años atrás en varios municipios de Córdoba y de otras provincias.
En el Gobierno evitan usar de lleno el nombre de fotomultas porque son conscientes de la polémica y las críticas que genera. De hecho, ya hubo fallos adversos de algunos jueces.
Hay un punto no menor: un envío de multas con fotos posterior a la infracción atenta al espíritu original de la Policía Caminera.
Desde que fue “recreada” en 2007, la Caminera detecta la infracción y la sanciona en el acto contra el conductor y en el lugar donde sucedió. De hecho, se le hace firmar un acta al o a la conductora sancionada.
Si no quiere firmar, se abre otra instancia para el envío del acta, pero, por lo general, el conductor vuelve a la ruta con el acta en la guantera y con la idea de abonarla rápido para aprovechar el “descuento”.
¿Vuelve la fotomulta?
Si la Provincia aplicara “el sistema de fotomultas” (aunque se llame de otra manera), iría contra “el espíritu” por la que fue creada la Caminera.
De allí, que el borrador de ley que se lleva adelante en el Ministerio de Seguridad de Córdoba prevea crear un sistema mixto de radarización: por un lado, instalar más aparatos en controles fijos y móviles de la Caminera; y por otro, colocar domos con cámaras (u otro sistema similar) para detectar y obtener la prueba de quien comete la infracción. Todo está en evaluación. Pero hay intención firme de ejecutar.
“Vas a Chile y sabés que no se embroma con la velocidad ni con el alcohol, y todos respetan las normas. Vas a Brasil y sabés que no se embroma ni con la velocidad ni con el alcohol, y se respetan las normas. Acá, todos se quejan cuando querés controlar en rutas para evitar desgracias. Es increíble. ¿Acaso la gente dejó de ir a Brasil o a Chile en auto porque te multan?”, expresó una alta fuente del Panal.
Velocidad, desastres y rutas
La tragedia de las Altas Cumbres, otro choque con saldos múltiples de víctimas en Córdoba, volvió a poner en discusión en distintos niveles y escritorios la imprudencia, la velocidad y la temeridad de muchos.
En 2024, murieron 373 personas por choques viales en la provincia de Córdoba, según cifras oficiales. En 2023, fueron 416 las víctimas fatales. En 2025, ya hubo 21 fallecidos.
La mayor parte de las tragedias, tal como lo revelan los registros de La Voz, se registra en rutas, autopistas, autovías de la provincia, incluso en Circunvalación.
Cinco de cada 10 muertes de 2024 se registraron en una vía de alta velocidad.
Si bien las investigaciones están abiertas en su mayoría, la principal sospecha apunta a altas velocidades y conductas imprudentes o temerarias.
“Hay que poner domos con cámaras policiales en rutas, y en ese plan se está trabajando y evaluando”, remarcó una autoridad del Gobierno.
“Hay que controlar más y sancionar con fuerza a quienes exceden las máximas, pero la cantidad de personal y de móviles de la Caminera no alcanza, por más que hagas controles fijos y móviles. No basta”, añadió otra fuente oficial.
En esa línea de razonamiento, se toma en cuenta que en los últimos años se incrementó el volumen de kilómetros de rutas y de autovías nuevas (más de 500 kilómetros) y hay un consecuente aumento en la cantidad de vehículos que la recorren y circulan a altas velocidades.
En verano, se triplica la cantidad de vehículos circulando.
“Radarización mixta” y acta al CiDi
En el Ministerio de Seguridad de la Provincia y en la Jefatura de Policía insisten en la idea de realizar un esquema mixto de radarización en rutas: por un lado, con controles fijos y móviles de la Caminera; y por otro, instalación de domos o de cámaras con radares. Para esta segunda parte del plan, se necesita una reformulación de la ley.
Una vez que el plan esté listo, el ministro de Seguridad, Juan Pablo Quinteros, se lo presentará al gobernador Martín Llaryora para que sea quien lo entregue a la Legislatura. Todo indica que si el plan llega así a manos del gobernador y se presenta, la ley será un hecho y las fotomultas volverán a las rutas.
“Hay que controlar y sancionar los excesos. Hay conductores que esperan pasar los controles camineros y pisan el acelerador al mango. Y eso es una locura. Hay que atacar esa conducta, como se hace en otros países”, expresaron desde el Panal.
Años atrás, la utilización de aparatos para fotomultas generó no pocos cuestionamientos y polémicas, ya que muchos no estaban homologados y, además, se sancionaba a conductores con posterioridad, y eso llevaba a no pocas controversias y hasta discusiones con las identificaciones erráticas de patentes. Hubo planteos judiciales y demandas.
Cabe señalar que, en distintos puntos de Córdoba, hay municipios que controlan por su cuenta con cinemómetros en sus radios urbanos.
¿Y el control de alcohol?
Otro punto central en la tarea preventiva ante la siniestralidad vial son los controles de alcoholemia. La tolerancia en rutas y en autopistas de Córdoba es alcohol cero.
Desde la Caminera, se enfatiza que se vienen llevando a cabo numerosos controles de alcoholemia y que, con nueva aparatología, esos chequeos son mayores y efectivos. Hay nuevos aparatos que permiten detectar consumo de alcohol y de drogas con mayor exactitud. El problema es que cuentan con pocas unidades.
No son pocos los que reclaman que los controles de alcoholemia se realicen también a la salida de paradores serranos, ríos, boliches, bares y hasta festivales folclóricos que se realizan en distintos puntos de la provincia.