Un encuentro casual en un ascensor “elevó” las posibilidades de cerrar el contrato “de palabra”. Sin saberlo, el exjuez de Córdoba que alquiló su departamento a un “visitador médico” que, bajo esa fachada, reconvirtió el inmueble en un búnker de cocaína, lo llevó, paradójicamente, a declarar ante la Justicia federal que él mismo integró durante años.
El 3 de noviembre de 2023, el exjuez federal de San Francisco Mario Garzón se encontró en el ascensor de la Torre de Cardinales Nuevo Suquía (en Ibarbalz 752, barrio General Paz, de la ciudad de Córdoba) con el “visitador” Fabio Miguel Ruiz Díaz (47). El hombre le comentó que quería rentar otros inmuebles, ya que había hecho otras operaciones con Rent a Flat, una empresa de alquileres temporarios amoblados.
Le explicó que era salteño y que había llegado a Córdoba con otros “compañeros” de Tucumán. El exmagistrado (quedó afuera de toda sospecha en la causa) le mencionó que tenía desocupado el suyo.
Tras constatar que Ruiz Díaz había alquilado los inmuebles mediante Rent a Flat, le solicitó que le brindara los datos del DNI y de la camioneta para rentarle también la cochera. Intercambiaron sus números de teléfono para acordar el precio y el plazo de alquiler.
El “visitador” dijo que buscaba rentarlo del 21 al 25 de noviembre. Le compartió además los datos de su hermano, Juan Alberto “Roly” Ruiz Díaz (41), las fotos de los DNI y de la Amarok de ellos. Lo que nunca imaginó el exjuez fue que el 25 de noviembre, el día exacto que terminaba el contrato “de palabra” con ellos, Gendarmería allanó su departamento y secuestró 15 kilos de cocaína valuada en 150 millones de pesos, según la cotización del dólar blue.
Fue el corolario de la extensa investigación de más de tres años que lideró el fiscal federal N° 3 de Córdoba capital, Maximiliano Hairabedian, y el Juzgado N° 1 del mismo distrito, a cargo de Alejandro Sánchez Freytes, por organización para el comercio de estupefacientes, transporte y almacenamiento de estupefacientes y acopio de armas de fuego.
Las torres, en las que los Ruiz Díaz llegaron a alquilar ocho departamentos en apenas seis meses, cuentan con numerosas amenities y es residencia de, entre otros, dos diputados nacionales, un famoso futbolista, empresarios y profesionales.
Cómo operaba la “narcobanda”
En los últimos días, el juez procesó a los hermanos Ruiz Díaz; los hermanos Miguel Ángel “Enano” González (45) y Roque Mauricio González (43); Héctor Daniel “Mono” López (65); Matías Leonardo Baldiviezo (30); María Luz del Huerto “Patrona” o “Luli” Arévalo Luna (38); su novio, el exgendarme y narco José María “Bigote” Gaona (43); Carlos Alberto “Charly” Herrera (40), y Héctor Eduardo “Rulo” González.
La causa nació en 2021 como un desglose de otra, en la que cayeron varios presuntos dealers de Salta, entre ellos Pedro Porfidio Pérez. Sospechado como proveedor del reciente condenado narco Eugenio Andrés Cavas (quien utilizó una concesionaria de autos de lujo como pantalla de operaciones de narcotráfico), Pérez habría sido también uno de los aprovisionadores del mecánico Roque González.
A través de las escuchas, los investigadores descubrieron conversaciones entre diversos sospechosos que, posteriormente, adquirieron preponderancia en el andamiaje de la organización.
Así, como jefes emergieron los hermanos Miguel (condenado por coima) y Roque, junto con “Mono” López (sentenciado por producción de drogas).
Roque mantenía fluidos contactos relacionados con la venta de drogas, entre ellos con un hombre (no identificado) con el que habría tenido algún tipo de negocio ilegal. En la conversación, el “NN” le reclamó una supuesta “deuda” que el hermano de Roque, “Enano”, había contraído con aquel por 11 kilos de estupefacientes “podridos”. Y remarcando las sospechas de los pesquisas de que Roque estaba inmerso en operatorias de drogas, el “NN” le consultó sobre el “blanco” (cocaína).
Detectaron que otro de los contactos de Roque, “Charly” Herrera, un changarín devenido en su supuesto cómplice, habría trasladado droga de Córdoba a Mendoza.
En 2021, Roque habría oficiado de “puntero” en un Audi A1, y Herrera, de transportista de la carga.
Pero el auto de “Charly” tuvo un desperfecto en el camino y Roque llamó a su hermano para que le acercara dinero para cubrir el costo del remolque. Incluso, antes de llegar a Mendoza, “Charly” sobornó a varios policías que lo frenaron porque circulaba sin la documentación en regla.
No fue el único viaje que habría realizado con cargamentos de droga, ya que habría efectuado otro desde San Francisco hasta la casa de Roque, en la ciudad de Córdoba.
Las pistas permitieron ir perfilando los movimientos y sospechosos viajes de los hermanos González y otros dos hombres al norte del país. En 2022 habrían viajado a Salta y/o Jujuy para perpetrar varias “mejicaneadas” (robos entre traficantes) y habrían realizado negocios con “Luli” o “Patrona” Arévalo Luna, novia del exgendarme “Bigote” Gaona, condenado en Salta por otra causa de narcotráfico.
La pareja salteña habría sido una de las proveedoras, junto con Porfidio Pérez, de la droga que los González habrían adquirido. En otros casos, hasta habría “mejicaneado” sustancias con ella.
Los investigadores identificaron una posible operación entre “Luli” y Roque. El cordobés habría tramado viajar a Salta para pagarle con una camioneta la compra de estupefacientes que la mujer, según el plan, debía guardar en su casa una vez que los obtuviera de un narco boliviano.
“Luli” viajó sola varias veces a Córdoba (ya que Gaona permanecía preso en Salta) para cerrar acuerdos con Roque, entre ellos, la supuesta “bajada” de varios kilos de droga en la camioneta de Herrera. Los estupefacientes habrían sido luego distribuidos y comercializados en Capital y el interior provincial.
El propio “Charly” habría planificado o recibido la orden de realizar un “laburo lindo”: trasladar desde Buenos Aires a Córdoba unos “100″, lo que los pesquisas entendieron como 100 kilos de marihuana. También habría realizado otras cargas desde La Calera (donde vivía “Enano”) y Córdoba a Río Cuarto con el puntero “Rulo” González, primo de los hermanos.
En uno de los viajes, “Charly” tuvo un nuevo percance con el auto. En Tucumán, la Policía lo paró porque transitaba con documentación apócrifa. Herrera contactó a Roque, que transfirió dinero a los efectivos como soborno para que “Charly” continuara libremente. “No revisaron ‘lo otro’. Si llegaban a encontrar ‘eso’, estaba complicado porque eran ‘10″, contó Herrera a su pareja en una escucha, aliviado de que no hubieran descubierto el presunto cargamento de droga.
La cámara y la droga en la torre
Bajo las órdenes del fiscal y el juez, en octubre de 2023 la Fuerza Policial Antinarcotráfico instaló una cámara de vigilancia que trazó la “ruta” de los movimientos de “Enano” en su casa de La Calera. Pocos días antes del hallazgo de la cocaína en Cardinales, los hermanos Ruiz Díaz (también presuntos proveedores) fueron captados ingresando en una Toyota SW4 a la casa de “Enano”.
“Roly” Ruiz Díaz, “Enano” y “Mono” López habrían acordado el traslado de droga desde Salta a Córdoba. Aunque, en paralelo, “Enano” contactó al otro supuesto proveedor Gaona, quien le ofreció enviar droga a La Calera o que “Charly” Herrera viajaba a Salta a buscarla. El pagador sería “Mono” y la operación se haría en dólares y contra entrega de una Ford Ranger (“Roly” fue visto luego a bordo de ella).
A través de otra escucha, el fiscal descubrió que los Ruiz Díaz viajarían a Córdoba, donde las “cosas” se concretarían posiblemente el “sábado”. Ese dato fue clave porque el sábado 25 de noviembre Gendarmería allanó el departamento del exjuez e incautó la cocaína.
Ese día, horas antes, los Ruiz Díaz estacionaron su Amarok V6 cerca del ingreso a Cardinales, donde se alojaban. Baldiviezo, otro de los sospechosos, descendió de otra V6 con dos bultos y los introdujo raudamente en la camioneta de los hermanos.
Los Ruiz Díaz entraron a las cocheras del complejo y subieron al inmueble con los mismos dos bultos. El juez pidió saber en qué cochera habían estacionado y en qué departamento habían ingresado. Los hermanos se retiraron del búnker, pero fueron detenidos 15 minutos después en la casa de “Mono” López.
El fiscal profundizó la pesquisa y allanó la casa de Herrera en esta Capital, donde con “Enano” habrían montado un arsenal ilegal: desde grandes cantidades de armas, cargadores y municiones hasta silenciadores, miras láser y un chaleco antibalas de la Policía.
“Habría existido una constante fluidez y reciprocidad en las comunicaciones entre ellos, lo que habría permitido una excelente coordinación y efectividad en las tareas asignadas. De igual modo, probaría la existencia de un acuerdo preestablecido, la identidad del modus operandi con el cual se habrían desarrollado sus actividades”, concluyó Sánchez Freytes. Y los procesó.
