En libertad hasta nuevo aviso e imputado con la figura de homicidio culposo y lesiones culposas, y a la espera de ser indagado por el fiscal.
Esa es la situación penal de José Luis Nieto, el vecino de 55 años y dueño de los dos dogos (una hembra y un macho) que el pasado domingo protagonizaron un desastre en barrio Estación Flores, en la zona sudoeste de la ciudad de Córdoba.
Los animales se escaparon de la casa de Nieto y atacaron a varias personas. El final paralizó a todos: Trinidad Ballesteros, una chica de 15 años y que paseaba a sus perritos, murió tras el feroz ataque de ambos dogos.
Esos perros de caza fueron ultimados por un desesperado vecino, que, cuchillo en mano, salió a defender a su familia.
El dolor y la consternación se extienden en esta barriada de clase media y trabajadora que se puso de pie para reclamar justicia. Consideran las vecinas y los vecinos que esta tragedia pudo haberse evitado.
Nieto es un conocido frentista de la cuadra: varios fueron los vecinos que temían de sus dogos y que se habían quejado anteriormente.
Tanto fue así que, a mediados del año pasado, una comisión de la división Patrulla Ambiental de la Policía provincial arribó a su domicilio, en calle Bucarest 4869.
¿El motivo? Según trascendió, los uniformados llegaron al domicilio a raíz de varias quejas de vecinos sobre la peligrosidad de los dogos y porque solían escaparse de la vivienda.
Aquella jornada, los uniformados fueron a constatar la situación y dejaron todo asentado en el sumario N° 4420/22. En diálogo con el propio Nieto, este les reconoció ser el dueño de los dos peligrosos animales.
Los policías dejaron constancia en el acta de que los canes se mostraron muy agresivos.
De todos modos, no fueron retirados del domicilio.
La causa avanzó en la Unidad Judicial 6. 0
En agosto de ese año, el ayudante fiscal Gerardo Lozada terminó hallando culpable a Nieto por la contravención de no tener seguridad en su casa para evitar las fugas de los dogos. Se le achacaba que las rejas no contenían un eventual escape de los perros.
El hombre admitió todo.
La condena por esa contravención fue para que hiciera tareas comunitarias durante un día.
Nieto adujo que, por su trabajo, no podía hacer esa tarea.
Finalmente, se fijó una multa: alrededor de $ 1.000.
Imputación por negligencia
No está claro si Nieto mejoró o no los cuidados con sus perros.
Lo que sí se sabe es que, el pasado domingo al mediodía, la pareja de dogos se escapó de la casa y terminó cometiendo el desastre en la cuadra.
El vecino y su esposa le dirían luego a la Policía que no se encontraban en la vivienda cuando sucedió todo y que estaba una hija, a quien se le escaparon los animales de manera accidental. De hecho, la propia joven dijo eso en un ataque de nervios.
Conocida la trágica muerte de Trinidad, y mientras su familia había ido a Tribunales II para exigir respuestas, en la mañana del lunes el fiscal Víctor Chiappero dispuso imputar al dueño de los peligrosos perros.
Nieto fue acusado de manera provisoria por homicidio culposo (por la muerte de la adolescente) y por lesiones culposas (por las heridas sufridas por otras personas).
Se trata de una figura penal que gira en torno a la imprudencia y a la negligencia. En caso de una eventual condena, se enfrenta a una pena que va de dos a seis años. Es excarcelable.
De allí que el hombre no haya quedado detenido.
Según trascendió, la familia de la víctima mantiene contactos con letrados para reclamar, ya como querellantes, por la figura de un homicidio simple por dolo eventual.
La condena por contravención ya cuenta como antecedente judicial.
Esta figura penal se aplica a toda aquella persona que, representándose que con su accionar puede causar una muerte, continúa adelante con ese obrar y finalmente la provoca. Ese delito prevé ya una condena de ocho a 25 años de cárcel.
En La Plata, tiempo atrás, el dueño de un pitbull que mató a un nene fue condenado a ocho años por dolo eventual.
El caso de Trinidad anticipa un fuerte debate judicial en Córdoba.
