“Un clan criminal”. Así definieron los jueces del Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N° 1 de la ciudad de Dolores a los ocho jóvenes que atacaron y terminaron asesinando al joven Fernando Báez Sosa (18), en la madrugada del pasado 18 de enero de 2020 en la ciudad de Villa Gesell, en la Costa Atlántica.
Para los magistrados, el grupo se organizó para atacar a Fernando y darle muerte a golpes en la vereda frente al boliche; de allí que caratularon al caso como un homicidio doblemente calificado por la alevosía y por la premeditación.
Caso Báez Sosa: las condenas
Los jueces María Claudia Castro, Emiliano Lazzari y Christian Rabaia condenaron por unanimidad a Máximo Thomsen (23), Ciro Pertossi (22), Enzo Comelli (22), Matías Benicelli (23) y a Luciano Pertossi (21) a la pena de prisión perpetua.
¿Por qué? Porque estos jóvenes, según los jueces, fueron los que le pegaron a Fernando cuando estaba de pie y luego ya en el piso, inconsciente, hasta terminar matándolo. Los cinco fueron hallados coautores de homicidio doblemente calificado.
En paralelo, los magistrados condenaron a Ayrton Viollaz (23), Blas Cinalli (21) y Lucas Pertossi (23) a la pena de 15 años de cárcel.
¿Por qué esa condena? Estos tres rugbiers, mientras Fernando era asesinado, golpeaban a sus amigos y les impedían que salvaran a la víctima.
Para el tribunal, estos tres jóvenes fueron copartícipes secundarios de homicidio doblemente calificado.
La fiscalía y la parte querellante, que representa los padres de la víctima, anticiparon que van a apelar el fallo. Entienden que los tres condenados a 15 años deben recibir perpetua. De hecho, eso habían pedido las partes en sus alegatos.
Por su parte, se espera que la defensa de los ocho condenados también presente una casación ante la Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires.
El abogado había reclamado la absolución de los ocho y, de manera subsidiaria, que todo quede encuadrado en un homicidio en riña.
10 minutos de espera para matar
Los jueces entendieron que aquel 18 de enero de 2020, pasadas las 4.30, se produjo un altercado en el interior del boliche Le Brique, en Villa Gesell, por lo que los patovicas sacaron a varios de los involucrados.
Ya en la vereda, los ocho rugbiers y otros dos jóvenes más no identificados acordaron atacar a Fernando y a sus amigos y se quedaron a esperarlos. Instantes antes, dentro de la disco, Thomsen había hecho un gesto intimidante como de venganza.
Los rugbiers esperaron 10 minutos.
Según los jueces, los ocho imputados se organizaron para atacar a golpes a Fernando, por sorpresa y desde dos frentes sin que la víctima pudiera advertir lo sorpresivo del ataque.
Mientras Enzo Tomás Comelli lo golpeaba por la espalda, Ciro Pertossi –en simultáneo– lo hacía de frente.
Fernando cayó de rodillas, luego terminó en el piso y quedó en estado de inconsciencia.
Doble homicidio
Para los jueces fue clave que la golpiza continuara, según se desprende del fallo de la sentencia.
En el siguiente párrafo, los jueces identificaron quiénes fueron los cinco coautores del homicidio, los define como un “clan criminal” y describieron el desenlace del ataque.
“Cuando ya se encontraba reducido, en el suelo y sin posibilidad de defensa, parte del clan criminal, Máximo Pablo Thomsen, Ciro Pertossi, Luciano Pertossi, Matías Franco Benicelli y Enzo Tomás Comelli, aprovechando el estado de indefensión en el que luego de los dos primeros golpes quedó la víctima, con claras intenciones de acabar con la vida de Fernando Báez Sosa, continuaron agrediéndolo brutalmente, con patadas esencialmente dirigidas a la cabeza y otras al cuerpo, como así también con golpes de puño, causándole lesiones de tal entidad que le provocaron la muerte por paro cardiorrespiratorio por shock neurogénico”, detallaron los jueces.
En paralelo, los tres sujetos restantes, Lucas Fidel Pertossi, Ayrton Michael Viollaz y Blas Cinalli, “apoyaron a los coautores” y “prestaron una colaboración lo suficientemente apta para favorecer la consumación del crimen”. Concretamente, le pegaron a los amigos de Fernando y así evitaron que estos pudieran salvarlo.
La golpiza y el asesinato duró unos 50 segundos. Luego, escaparon.
Los jueces valoraron los testimonios independientes, las filmaciones de cámaras de seguridad y las distintas pruebas recabadas en la causa.
