Luego de la sentencia en el juicio por el asesinato de Fernando Báez Sosa, los ocho rugbiers imputados aún aguardan por conocer cuál va a ser el penal donde quedarán recluidos. Uno de los que suena es el penal de Sierra Chica. Es una de las cárceles de máxima seguridad de Argentina que fue fundada en 1882.
En este establecimiento penitenciario ocurrió un sangriento motín el 30 de abril de 1996, cuando detenidos asesinaron a ocho personas (siete detenidos y un guardia). Con los restos de los cuerpos, según contaron quienes participaron de la masacre, se hicieron empanadas. Uno de los que confesó haber participado de este hecho, Ariel “el Gitano” Acuña, habló en las últimas horas y advirtió a los rugbiers sobre lo que les espera dentro de los muros de la cárcel.
“El Gitano”, quien formó parte de la banda de los “12 Apóstoles” que organizó aquel motín, dijo que los condenados “van a conocer el rigor en la cárcel”.
“Estos pibes tuvieron tres años para pedir perdón a la familia de Fernando, pero usaron la ironía, se hicieron los ‘piolas’”, sostuvo en diálogo Crónica HD.
Sobre los acusados expresó que “son todos nenes de mamá, que se pensaron que se llevaban el mundo por delante y hoy tienen que pagar las consecuencias”.
Cómo es el penal de Sierra Chica
La Unidad Penal N° 2, está ubicado en la ciudad de Olavarría, en el interior de la provincia de Buenos Aires. El establecimiento penitenciario aloja a tres mil reos distribuidos en tres unidades: N° 2, N° 38 (régimen semiabierto) y N° 27 (régimen semiabierto y abierto).
La cárcel tiene una estructura panóptica distribuida en12 pabellones con capacidad para 140 reclusos, y otros cuatro donde se alojan hasta 60 internos. Allí también se pueden realizar diferentes talleres para que los detenidos puedan estudiar o especializarse en oficios, que van desde automotores y chapa y pintura hasta herrería, carpintería y fábrica de bloques y de baldosas, entre otros.
El preso que más tiempo pasó en la cárcel fue Carlos Robledo Puch, apodado “El Ángel Negro” o “El Ángel de la Muerte”. Los presos de peor conducta representan un 13% del total y están en el pabellón de máxima seguridad.
