A tres años de que le encomendaran la investigación del caso Nora Dalmasso (51), el fiscal Pablo Jávega concluyó la pesquisa y pidió la elevación a juicio de la causa, con el parquetista Roberto Marcos Bárzola (45) como presunto autor del crimen.
Para el fiscal, el 25 de noviembre de 2006, el plan de Bárzola, que entonces tenía 27 años, fue cometer “un ataque sexual”.
“De la plataforma fáctica surge que el imputado, motivado por un patrón de dominación y violencia por razones de género, ingresó sin autorización al domicilio de la víctima, aprovechando el conocimiento previo que tenía del lugar y de sus accesos”, asegura la requisitoria.
Jávega reunió indicios de presencia de Bárzola en la casa de Marcelo Macarrón, a la presunta hora del crimen y de mala justificación (mentiras). Además, identificó el linaje paterno y materno del imputado en el cinto de la bata utilizado para estrangular a Dalmasso y en un vello púbico hallado en su entrepierna.
“Confluyen numerosos indicios que valorados en forma integral y sistemática convergen su potencial convictivo en un único sentido incriminatorio”, concluye. Y pide que Bárzola sea juzgado por “presunto abuso sexual con acceso carnal seguido de muerte”.
El pedido de elevación a juicio, anunciado este martes, se produce en momentos en que la Unicameral se tramita un jury a tres fiscales anteriores, acusados por la familia de mal desempeño por no haber investigado a este sospechoso, pese a pedidos expresos y a pistas varias. Tras el “perejilazo”, manifestación popular contra la incriminación del pintor Gastón Zárate, la investigación recién volvió a apuntar a un obrero en 2024, con Jávega.
Resolución de la prescripción, pendiente
También está pendiente de resolución en la sala penal del Tribunal Superior de Justicia de la Provincia la casación presentada por la familia contra la decisión de una cámara de dar por prescripta la causa, porque han pasado 19 años del crimen.
En conferencia de prensa, Jávega manifestó que la requisitoria “no es una rebelión o una resistencia a la cámara que declaró prescripto el caso”. Dijo que la elevación de la causa principal es posible porque tal fallo no está firme y forma parte de un incidente, tramitado por separado.
Explicó que, luego de que imputó a Bárzola (por las pruebas de ADN), la defensa planteó una “excepción por falta de acción por prescripción”. Ese pedido fue tramitado como un “incidente” paralelo.
Amparado en el artículo 20 del Código Procesal Penal, Jávega continuó investigando. Ahora, consideró “lógico y necesario formular el mérito correspondiente, a efectos de que, según sea el norte que consolide al incidente generado, se habilite la fase plenaria en forma plena o subsidiariamente para un juicio de verdad”.
Cabe recordar que, el 19 de mayo de 2025, el juez de Control Diego Ortiz rechazó la prescripción “en esta instancia” y habilitó el juicio por la verdad. Argumentó que, por la Convención Americana de Derechos Humanos, el Estado tiene el compromiso de averiguar la verdad histórica. Su resolución fue revocada el 13 de octubre.
La Cámara de Acusación de Segunda Nominación hizo lugar a la excepción de falta de acción planteada por el primer abogado de Bárzola, Cristian Titarelli. Declaró extinguida por prescripción la acción penal y sobreseyó a Bárzola. Pero ese fallo no está firme.
“La decisión de la cámara se encuentra bajo revisión de la sala penal del TSJ (…), un recurso de casación ha sido solicitado por los querellantes, fue concedido el 17 de noviembre, sostenido por la Fiscalía General, está a estudio (…), pendiente de definición en la sala penal del Tribunal Superior”, justificó Jávega.
La defensa anticipó a medios locales que se opondrá a la elevación a juicio, con lo que nadie se anima a aventurar en qué plazos puede haber definiciones.
Más polémica por la prescripción
En el diálogo con los periodistas, que duró casi una hora, el fiscal Jávega también recordó algunos de sus argumentos contra la prescripción.
Dijo que no considera cumplido el plazo de 15 años para investigar porque, a su juicio, operaron “causales de suspensión” contempladas por el Código Penal. Sostuvo que no deberían computarse los años en que los integrantes de la familia Macarrón, que desde el primer momento se constituyeron como querellantes, “debieron dejar de serlo, involuntariamente”, porque el hijo Facundo y el viudo Marcelo Macarrón fueron perseguidos e imputados.
“Esos intervalos no pueden ser computados. Este caso presenta notas muy características. Intervalos en los que el caso se paraliza. Si el TSJ coincide con eso, la acción de mantiene plena. El otro escenario es que dé vía libre a un juicio por la verdad, o que diga no, que está prescripto, entonces este requerimiento se convertirá en sobreseimiento”, analizó.
El fiscal también marcó, como una particularidad, que Bárzola declaró a dos días del hecho y varias veces más y la prueba que ahora lo compromete se recolectó en un primer momento. Sólo que no había sido cotejada con su ADN.
En el mismo sentido, la familia plantea una suspensión de los plazos por considerar “un obstáculo legal el impedimento de ser querellantes”. Sus abogados sostienen que Valentina Macarrón, menor de edad hasta 2010, no pudo ejercer la querella cuando imputaron a su hermano (2007) y su representante era el padre de ambos. Critican que no se dio intervención al ministerio pupilar al tomarle declaración.
Por su parte, el actual defensor de Bárzola, Zacarías Ramírez Rigo, considera extinguida la acción y argumenta que “la prescripción no puede depender de cuestiones de la querella, porque hay casos en los que ni hay querellante”.
Para Rigo, Bárzola es inocente y la causa está prescripta. “Si llegaran a decidir que se hiciera un juicio por la verdad, cuando no está reglamentado, podrían presentar un reclamo de daños (…), ni siquiera lo podrían haber llevado a hacer pruebas de ADN”, advirtió.
¿Qué indicios planteó el fiscal Jávega contra Bárzola?
En la requisitoria de elevación de la causa por el crimen de Nora Dalmasso a juicio, con Roberto Marcos Bárzola (45) como único imputado, el fiscal Pablo Jávega admite que no existe una prueba directa, ni testigos o filmaciones, que vinculen al acusado con el delito de abuso sexual seguido de muerte.
Sin embargo, sostiene que la acusación se apoya en un conjunto de elementos que, valorados de manera conjunta, permiten sostener la imputación.
En ese sentido, el fiscal afirma que en la investigación “confluyen numerosos indicios que, valorados en forma integral y sistemática, convergen su potencial convictivo en un único sentido incriminatorio”.
En primer lugar, menciona el indicio de presencia, ya que el parquetero Bárzola declaró, a dos días del crimen, haber estado frente a la casa de los Macarrón el sábado 25 de noviembre, alrededor de las 8.30.
Como testigo, Bárzola sostuvo que había acordado con su patrón concurrir ese día a la vivienda de Dalmasso y luego a la casa de Stankevicius para pulir pisos de parquet. Dijo haber llegado en moto a la casa de Nora, que llovía, que abrió el pasador de la reja e ingresó hasta la entrada. Aseguró que nadie le abrió la puerta y que se retiró del lugar porque no quería trabajar.
Para el fiscal, existe un “indicio de mala justificación”, ya que Bárzola declaró que luego se dirigió al domicilio de Stankevicius, en el country San Esteban, pero que no se quedó porque las ventanas estaban abiertas y el piso mojado. Stankevicius declaró que el parquetero no concurrió a su vivienda ese día.
Durante el juicio seguido contra Marcelo Macarrón, Bárzola reconoció haber mentido respecto de su paso por San Esteban. Explicó que engañó a su patrón porque ya había cobrado medio día de trabajo. Para Jávega, “la mentira deliberada refuerza su vinculación con el hecho y configura un grave indicio en su contra”. El fiscal agrega que la referencia a ventanas abiertas y piso mojado coincide con lo observado por testigos en el dormitorio principal de la vivienda de Macarrón.
El indicio que la Fiscalía considera más relevante es el genético. Jávega destaca que volvió a contactar a Jack Ballantyne, del laboratorio asociado al FBI, para corroborar la validez del ADN hallado en el cinto de la bata con la que fue estrangulada Nora Dalmasso. Según el dictamen, existen ocho muestras que coinciden con el linaje paterno de Bárzola.
Además, el fiscal pondera que el linaje materno del imputado se corresponde con material biológico hallado en el cuerpo de la víctima: un vello púbico encontrado en la entrepierna. En ese punto, se aclara que Bárzola no tiene hermanos varones.
En la requisitoria, Jávega también alude a un móvil sexual. Señala que los empleados sabían que Marcelo Macarrón se ausentaría ese fin de semana y cita testimonios según los cuales Nora Dalmasso expresó temor a quedarse sola con algunos trabajadores. Agrega que la madre de la víctima declaró que su hija había discutido previamente con el lustrador de pisos (por el polvillo).
Por último, el fiscal sostiene que, según los testimonios reunidos, Bárzola no tenía acceso al baño de la planta alta donde se encontraba colgada la bata de toalla, lo que, según su criterio, descarta una transferencia accidental del ADN.
