“Prefiero estar muerta antes que cambiar la declaración”, aseguran que les dijo Luana Ludueña a sus padres. Luana era la bombera que denunció al exdirector de Defensa Civil Diego Concha por abuso sexual y que, tras recibir presiones de quien era su pareja para cambiar la declaración, se quitó la vida.
Según consta en los expedientes, la joven residente en Pilar denunció que el 24 de noviembre fue abusada sexualmente por Concha y que tras hacer la presentación judicial, quien era su pareja, el bombero Emiliano Conti, comenzó a hostigarla para que cambiara su declaración y para hacerla dudar de su palabra.
Luego de romper el vínculo con Conti, según una nueva denuncia de comienzos de enero, este comenzó a hostigarla, visitándola a donde la encontrara y llamándola insistentemente a su celular, a toda hora. Finalmente, el 21 de enero Luana tomó la decisión de quitarse la vida y, tras agonizar unas horas, murió al día siguiente.
Durante esta semana, se produjeron varias novedades en la Justicia en torno a estos hechos. Primero, la fiscal de Villa Carlos Paz, Jorgelina Gómez, le dictó prisión preventiva a Concha por “abuso sexual con acceso carnal calificado por su función”, mientras que horas después el fiscal de Alta Gracia, Diego Fernández, le envió a esta funcionaria para acumular sus actuaciones en contra de Conti por “privación ilegítima de la libertad calificada”. A cargo de la fiscalía de Pilar, Fernández entiende que ambas causas deben investigarse de modo conjunto.
En la mañana de este viernes, se produjo un encuentro de los padres de Luana –Cristina y Sergio Ludueña– con el ministro de Seguridad provincial, Alfonso Mosquera, quien les expresó su solidaridad frente a la situación que están transitando.
Según indicaron ambos a La Voz tras el encuentro, el ministro les comunicó que se había trasladado a verlos en representación del gobernador. “(Mosquera) se ha puesto a nuestra disposición y nos ha prometido tomar medidas con esta gente”, dijo Cristina, y Sergio agregó que el ministro se ocupará de que no se repitan estos “hechos de corrupción”.
Última carta
Los padres de Luana están separados desde hace años y tienen un buen vínculo. La joven bombera, de 26 años, vivía con Sergio, quien fue testigo (también en la Justicia) de las presiones que habría sufrido ella de parte de Conti.
En su relato, el hombre comentó a este diario que Conti llamaba a su hija a toda hora, a la medianoche o durante el día, y la hacía poner muy mal. Una vez que él se alarmó, le pidió el teléfono a su hija y habló con el bombero, que es amigo y era subordinado de Concha. “Vos no sabés quién soy yo, no sabés con quién te metés”, dice que obtuvo como respuesta de Conti.
Su hija le contaba que no podía más con esos llamados o con las veces que él iba a buscarla, tras la ruptura. Lo bloqueaba en el celular, pero según le comentó Luana, volvía a llamar desde otras líneas porque creía que usaba otros chips.
Durmiendo en la habitación de al lado, Sergio la escuchaba. “Prácticamente, no la dejaba dormir”, asegura. Ella le comentaba, según refiere el padre: “Estoy cansada”, a lo que él le respondía que tratara de ser fuerte.
El hombre relata que “el día de la violación, que fue el día de las elecciones”, después volvió a casa con quien era su novio y “(Conti) le había quitado el celular y la había amenazado”. Él no sabía qué había sucedido y hasta tiempo después no supo lo que Luana denunció. Sin embargo, asegura que Conti lo llamó varias veces para tantearlo sobre el estado de ella y presume que lo hacía para saber si su hija le había contado lo sucedido con Concha.
Sobre el episodio en sí, la mamá tiene una captura de pantalla de un mensaje que le envió Luana a Concha tras el episodio que denunció. Allí le comenta su desprecio por lo que pasó, que nunca supuso que ir a ese encuentro iba a terminar de ese modo y que jamás iba a aceptar una promoción a cambio de nada que no fuera por sus méritos. También le indicó que, a partir de lo que él le había dicho, había otras mujeres que habían pasado por situaciones de abuso. La respuesta de él, según esa captura de pantalla incorporada a la causa, fue: “OK. Perfecto”.
También relatan los padres, a partir de lo que ella les había contado, que tras el episodio de abuso, Concha le ofreció borceguíes o lo que necesitara, mostrándole elementos del patrimonio público.
En los últimos días, el sentimiento de Luana con sus pares bomberos era muy malo. Además de decirles a sus padres que “no le debía nada al cuartel de Pilar”, se quejó por la actitud de muchos de sus colegas.
“Ciro” no será más bombero
La desazón de la joven y de sus padres se traslada ahora a un can que ella había entrenado para rescates. El labrador de pedigrí se llama “Ciro”, ha ganado concursos en Buenos Aires y es muy cotizado entre los que participan en siniestros y por los criadores que le ofrecieron a Luana cifras muy elevadas para cruzarlo.
En Caba, el perro que Luana amaba obtuvo dos distinciones en “Búsqueda de personas vivas en grandes áreas y estructuras colapsadas”.
Ella quería castrarlo porque le indignaba que le hubieran hecho una oferta de 250 mil pesos por un “servicio”. Ahora, sus padres dicen que algunos bomberos han ido a buscarlo, pero ellos prefieren no entregarlo.
“La sociedad de bomberos se portó muy mal”, comenta el papá de Luana, quien agrega: “No quiero que Ciro siga siendo bombero”.
Sostienen que hubo directivos que pedían silencio en la causa y que los pares de ella no se sumen a las marchas. Algunos más valientes fueron, pero debieron hacerlo de civil.
La mamá recuerda lo sucedido el 29 de noviembre, cuando ella tuvo que ir a denunciar el abuso sexual, ya que Luana estaba internada en una clínica por el primer intento de quitarse la vida. Ambos padres aseguran que ella les repetía una y otra vez: “Mi vida ya no es la misma; ya no la recupero más”.
