Barandilla de la fiscalía cerrada. Celo extremo. A la sombra de las cámaras, la fiscal Silvina Fernández tomó indagatoria este martes a Gustavo Herrera, que llegó fuertemente custodiado por uniformados del Servicio Penitenciario de Córdoba. Fue en los Tribunales II.
Se trata del hermano de Gabriela Pérez, la joven trabajadora de la limpieza que fue asesinada el 9 de septiembre durante un almuerzo sindical en el Club de barrio Yapeyú, zona sudeste de la ciudad de Córdoba.
La fiscal lo imputó como presunto autor de homicidio agravado por el uso de arma de fuego.
El acusado negó los hechos en un acto procesal que, como mucho, demoró 30 minutos.
El abogado defensor, Sebastian Lascano, informó que su representado respondió la requisitoria de la fiscalía y se limitó a dar sus datos, escuchar el hecho por el cual se lo acusa y se abstuvo a declarar.
Una vez que los custodios lo hicieron ingresar a la oficina por un pasillo de acceso privado, lo sentaron frente a la fiscal que, sin demasiados rodeos, comenzó con la instancia convocada.
A pesar de que el hombre tiene experiencia de enfrentarse con la Justicia –arrastra un prontuario delictivo que lo tuvo preso por otras causas–, esta vez se quebró.
“Lloró y hubo que contenerlo. Es lógico, tuvo que volver a recordar lo que le ocurrió a su propia hermana. Luego de unos minutos, de tomar unos tragos de agua, pudo continuar con la instancia y finalmente negó los hechos”, detalló Lascano.
Se especulaba con la posibilidad de que Herrera aportara alguna pista sobre lo ocurrido aquel sábado al mediodía en barrio Yapeyú. Sin embargo, esto no ocurrió y sólo se limitó a decir que él no había sido la persona que mató a Gabriela Pérez.
Aún así, al finalizar el acto, volvió a ser esposado y regresó a la cárcel. Continuará detenido.
La causa continúa bajo secreto de sumario
Tampoco fue levantado el secreto de sumario.
Fuentes de la investigación habían adelantado, antes del cumplimiento de la medida procesal, que esto no iba a darse durante la jornada. Presuntamente, la fiscalía va detrás de los pasos de un prófugo.
Se persigue, según información emanada por los cuerpos investigativos, a la persona que habría trasladado al asesino de Gabriela. Hasta que no suceda la captura de este segundo sospechoso, y su posterior indagatoria, el trámite de la causa continuará cerrado bajo siete llaves.
Según aseguró Lascano, hasta ahora no pudieron acceder a ningún detalle de la investigación.
“Es lo que corresponde. Ni la defensa ni la querella tienen acceso a la información de la causa cuando se encuentra bajo secreto de sumario”, apuntó el abogado.
En las inmediaciones de la oficina de Fernández permaneció parte de la familia de Herrera, también alejados de las luces de las cámaras y de la prensa.
El dolor de la familia
“En la familia todos están seguros de que Gustavo no cometió ningún crimen. Ellos han hecho pública su postura y creen que se trata de ‘un perejil’ que está pagando por las acciones de otros”, remarcó el abogado defensor.
Los familiares que aguardaron afuera de la oficina se abstuvieron de prestar declaraciones.
En diálogo con La Voz, la madre de Gabriela y Herrera había dicho días atrás que su hijo “no tuvo ninguna responsabilidad” en este crimen atroz que sembró tanto dolor entre todos ellos.
No obstante, para la fiscal, el propio hermano de Gabriela habría sido el hombre que apretó el gatillo.
La causa avanza y la Justicia busca establecer el móvil detrás del ataque.
Se revisa de cerca la disputa sindical entre el secretario general del gremio de la limpieza (Soelsac), Sergio Fitipaldi, y una fuerza interna que disputa la dirección (Más Soelsac), conducida por Franco Saillén del Surrbac.
