La fiscal de instrucción Silvana Fernández citó a indagatoria para hoy a Gustavo Herrera, el hermano de Gabriela Pérez, la joven trabajadora de la limpieza que fue asesinada el 9 de septiembre durante un almuerzo sindical en el Club de barrio Yapeyú, zona sudeste de la ciudad de Córdoba.
Herrera está imputado como presunto autor de homicidio agravado por el uso de arma de fuego.
Llegará escoltado por el Servicio Penitenciario de Córdoba y será asistido por su abogado defensor, Sebastián Lascano, quien adelantó en diálogo con La Voz que su representado negará haber participado en el crimen.
“La semana pasada hubo una comunicación de parte de la fiscalía y el lunes terminamos de confirmar la fecha: este martes se realizará la instancia indagatoria. Mi defendido negará el hecho, se abstendrá de declarar y rechazará las pruebas”, afirmó Lascano.
Fuentes allegadas a la investigación reconocieron que se esperaba otra posición de parte del acusado.
Existía una esperanza de obtener al menos una pista de boca de Herrera, en caso de que afirmara no haber sido el que disparó la bala.
No obstante, su abogado negó de plano esta posibilidad. “Va a negar el hecho por una sencilla razón, que no solamente responde a una estrategia defensiva. Él asegura que no fue el autor del hecho”, sostuvo el letrado y agregó que su defendido tampoco cuenta con información sobre algún responsable.
El hermano de Gabriela está preso desde el 23 de octubre.
La familia de ambos rechazó la acusación de la fiscalía a pesar de haber sido atendidos por Fernández y haber mantenido una extensa reunión con ella. La madre, Liliana Pérez, pidió que no se abandone la investigación y confió que su hijo está siendo acusado injustamente.
Según la fiscalía, Herrera habría llegado al lugar con la presunta intención de efectuar unos disparos.
Para la fiscal, el joven habría sido el hombre de gorra que hizo los disparos y que fue captado por una cámara de seguridad.
A la hora del ataque, Gabriela se encontraba sentada en la mesa del almuerzo sindical encabezado por el sindicalista. Había llegado hasta allí junto a una de sus hermanas. Al parecer, ambas habrían asistido al encuentro por miedo a perder el trabajo si no lo hacían.
Uno de esos balazos entró por una ventana y terminó dando en la humanidad de Gabriela. La joven moriría rato después en un hospital.
A todo esto, tras el ataque, el autor de los disparos escapó en un VW Vento, donde lo esperaban otras personas, según fuentes de la causa.
La investigación continúa.
Fitipaldi pasaba frente a Gabriela cuando se escucharon las detonaciones. Corrió a resguardarse, pero la joven trabajadora no alcanzó a hacerlo. Una bala impactó en su cabeza.
Fue trasladada en un vehículo particular, por personas del entorno de Fitipaldi, hacia el hospital Córdoba, próximo al sitio donde se produjo la balacera. Allí murió.
Había dejado en su casa a su hija de 5 años, que todos los días pregunta por su mamá, y a su pareja, impedido de trabajar por una discapacidad.
