Lisandro Masqueroni Menta, un joven de 20 años conocido como el “Nene Bien” de Moreno, fue arrestado tras ser acusado de organizar al menos 300 robos en el conurbano bonaerense y de asesinar a un joven en 2023. Masqueroni, proveniente de una familia acomodada, aparentemente no robaba por necesidad económica, sino por “placer” y la adrenalina que le generaba, publicó TN.
Cómo actuaba la banda del “Nene Bien”
La “Banda de Villa Anita”, liderada por Masqueroni, operaba principalmente en la zona oeste del conurbano, incluyendo Moreno, General Rodríguez, Merlo, San Miguel y José C. Paz. Se les atribuyen más de 300 robos cometidos entre 2020 y 2023, especializándose en autos de alta gama que robaban a punta de pistola para usarlos en otros asaltos o para desmantelarlos.
El principio del fin para Masqueroni se marcó el 12 de marzo de 2023, cuando en una fiesta en el barrio “Moreno 2000″, un tiroteo entre bandas rivales resultó en la muerte de Lucas Benítez, de 23 años. Testigos señalaron a Masqueroni como el responsable de los disparos, lo que llevó a la Justicia a emitir una orden de captura por homicidio agravado. A pesar de esto, Masqueroni continuó delinquiendo.
La policía también lo vincula con la muerte de Mateo González, de 16 años, quien murió durante la persecución de un auto robado en Moreno Sur. Además, la banda intentó asaltar a una pareja que resultó ser policía de la Ciudad, lo que resultó en un tiroteo y la muerte de Tomas Cuestas, de 17 años.
A pesar de ser buscado por la justicia, Masqueroni contaba con el respaldo económico de su familia, lo que le permitía mantener una doble vida. Se refugiaba en una localidad balnearia durante la semana y regresaba a Moreno los fines de semana para seguir robando. La policía finalmente lo atrapó el 16 de enero en Moreno, cuando volvía de sus vacaciones en Villa Gesell. Al día siguiente, Masqueroni Menta se negó a declarar ante la Justicia.
Quienes lo conocen aseguran que lo hacía “por placer” y por la adrenalina. La policía lo sabe porque durante meses intervinieron sus llamadas y escucharon de su propia boca cómo relataba sus “hazañas” con orgullo. “No necesito la plata, me gusta la sensación de tener un arma en la mano y que el otro haga lo que yo quiero”, dijo en una de las conversaciones captadas por los investigadores.
