“Cayó ‘Willy Wonka’”, la frase podría ser de alguna película infantil, pero no. Hace referencia a un conocido vendedor de drogas sintéticas que las comercializaba en fiestas electrónicas utilizando el nombre del conocido chocolatero de ficción. Fue condenado en Rosario este martes.
Se trata de un inspector de tránsito municipal, identificado como Víctor Sebastián Cicchirillo, quien fue condenado junto a su pareja por el delito de comercio de estupefacientes. Contactaba a sus clientes usando la aplicación de mensajería Telegram. Vedía drogas de diseño como éxtasis y cristal.

La condena, acordada mediante un procedimiento abreviado entre los fiscales Franco Benetti y Santiago Cruz Alberdi, y la defensa, establece para Cicchirillo una pena de 4 años y 5 meses de prisión efectiva y el pago de una multa de $4.680.000.
En tanto, su pareja, Eliana Soledad Cabrera, fue condenada como partícipe secundaria del mismo delito a 3 años de prisión de ejecución condicional, una multa de $2.600.000 y la imposición de reglas de conducta. El caso tuvo un tercer implicado que resultó sobreseído. El juez de Garantías de Rosario, Carlos Vera Barros, homologó el acuerdo.
Cayó “Willy Wonka” en Rosario: cómo comenzó la investigación
La investigación comenzó a raíz de una denuncia anónima que advertía sobre la venta de drogas por Telegram en un grupo llamado “Flores en Rosario” por parte del usuario que usaba el alias “Willy Wonka”, en alusión al personaje de “Charlie y la fábrica de chocolate”.
Esta información inicial, que incluía datos sobre el domicilio del sospechoso, fue corroborada por la fiscalía.
La pesquisa permitió documentar dos modalidades principales de venta:
- “Cara a cara”: predominantemente en fiestas electrónicas en el Salón Metropolitano, donde los acusados realizaban ventas tipo “pasamanos” de manera sigilosa durante el evento. También se registraron ventas en el domicilio de Cicchirillo y en inmediaciones de un gimnasio que frecuentaba. Se lograron constatar numerosas ventas en diversas fechas en estos lugares.
- “Delivery”: para esta modalidad, Cicchirillo y Cabrera utilizaban un auto Chevrolet Cruze. Se dirigían a un punto de encuentro, subían al comprador al vehículo, daban una vuelta a la manzana y lo dejaban en el mismo lugar. Se constataron al menos doce ventas bajo esta modalidad en una semana.
Para confirmar las maniobras, la fiscalía utilizó un agente revelador, autorizado por el juez, que se hizo pasar por comprador y mantuvo conversaciones por Telegram con el vendedor.

En los chats, “Willi Wonka” ofrecía una lista de drogas de diseño con precios, detallando opciones como “Cris”, “Pantera Rosa”, “Ositos”, entre otras, acompañadas de emojis. Cicchirillo intentaba mantener cierto resguardo, consultando al supuesto comprador sobre cómo había obtenido su número. Con las vigilancias, seguimientos e interceptaciones telefónicas se corroboró la comercialización de estupefacientes.
Entonces, el 6 de diciembre de 2024 se realizaron allanamientos donde se produjeron las detenciones. En el domicilio de Cicchirillo se incautaron 448 pastillas de éxtasis, comprimidos (trozos) de éxtasis/MDMA por 11,4 gramos, y cristal de metanfetamina “ice” por 2,4 gramos.
El material secuestrado, que incluía MDMA y ketamina según peritajes, tenía un valor cercano a los $7.500.000. Cicchirillo intentó ocultar una bolsa con estupefacientes en la terraza al momento de la detención.
Del teléfono secuestrado a Cabrera se obtuvo información que confirmó que, aunque no tenía el dominio del negocio, colaboraba en la logística, como responder a pedidos y fraccionar drogas.

La fiscalía sostuvo que la flagrancia en la que fue sorprendido Cicchirillo, junto con las modalidades de venta documentadas, las declaraciones de investigadores, audios de intervenciones telefónicas y el material hallado, dejaron sin duda la finalidad de comercialización de los estupefacientes. El caso se resolvió en cinco meses.