Pocas comisarías de Córdoba Capital tienen, en su historial, el penoso “mérito” de haber sido escenario reiterado de graves episodios delictivos.
En ese sentido, la Comisaría 19 de calle Gilardo Gilardi de barrio Los Naranjos es llamativamente una de esas dependencias salpicadas tantas veces por el barro y la corrupción.
A lo largo de su historia, en ese edificio se cometieron distintos hechos delictivos con personal policial y hasta judicial involucrado. Aunque no todos fueron condenados.
El más grave, sin dudas, tiene relación con el crimen del panadero Héctor Corradini, quien presidía una cooperadora policial.
En 1998, sicarios lo secuestraron de su casa en Los Naranjos y lo fusilaron a bordo de su auto con un arma que había salido de esa comisaría (aunque en realidad se llamaba “Precinto 36” en ese momento). Luego, el “fierro” regresaría al mismo lugar en circunstancias nunca aclaradas.
La viuda y un sicario fueron condenados a sendas perpetuas.
La “pata” policial quedó impune.
Más acá en el tiempo, la dependencia fue escenario de otros hechos de corrupción como uniformados que robaban en allanamientos y vendían elementos secuestrados, abusos de autoridad o un ayudante fiscal que presuntamente cobraba coimas a detenidos, entre otros escándalos.
Como un “deja vu”, la Comisaría 19 vuelve a ser noticia otra vez porque un comisario, que allí se desempeñaba, fue enviado a juicio por supuestas maniobras turbias con armas y proyectiles, entre otras cosas.
La sospecha es que el comisario Nelson Antonio Moyano (45) se hacía de armas y balas y, tras guardarlas a veces en su domicilio, para luego venderla a terceros con la presunta ayuda de un “compinche” civil.
Incluso, el policía está sospechado de haber retirado elementos del depósito de esa comisaría, como ruedas de camión, para venderlas presuntamente por redes sociales.
Aunque suena irrisorio, el comisario se encuentra sospechado incluso de haberse hecho de numerosas aves autóctonas y exóticas para revenderlas en el mercado negro.
El fiscal Horacio Vázquez, del Distrito 2 Turno 4, mandó a juicio a Moyano por los supuestos delitos de: entrega indebida de arma de fuego, encubrimiento por receptación agravado, acopio de municiones sin la debida autorización y tenencia de arma de fuego de uso civil, violación de los medios de prueba e infracción a la ley 22.421 (norma para la Conservación de la Fauna Silvestre).
Moyano fue detenido en octubre de 2024. Desde entonces, está con prisión preventiva en la Cárcel de Bouwer. El acusado insiste que es inocente. En la fuerza de seguridad ya prácticamente le soltaron la mano.
A la defensa le queda oponerse ante el Juzgado de Control 9, una dependencia judicial que, por cierto, viene avalando todo en la pesquisa.

Maniobras turbias bajo acusación
Fue a mediados del año pasado cuando investigadores policiales dieron con un hombre vinculado a delitos y a quien le hallaron un arma de fuego ilegal en su casa de barrio Las Palmas, en Córdoba.
Tras entrevistarlo, el sujeto aseveró que había recibido el armamento de parte del comisario Nelson Moyano, por entonces segundo jefe de la Comisaría 19.
Incluso señaló que aquel se la había llevado incluso en un patrullero azul de la dependencia.
El hombre adujo que tenía contactos con ese jefe policial ya que se dedicaban a los “negocios de los pájaros”: puntualmente a la captura y tenencia de aves autóctonas y exóticas para la venta. La comercialización se hacía en Brasil, presuntamente.
Los investigadores se miraron entre sí y pusieron todo en conocimiento de la fiscalía de Vázquez.
Ante la seriedad del caso y de las aseveraciones, el funcionario judicial armó un reducido equipo de trabajo investigativo para que no hubiera filtraciones y comenzó a tirar del hilo.
Y salieron cosas.
La pesquisa se centró en análisis de comunicaciones, rastreos tecnológicos de celulares y testimonios, sobre todo de la pareja del hombre a quien se le encontró el arma, entre otras pruebas.
Así las cosas, el fiscal recolectó pruebas valiosas y decidió detener al jefe policial y allanar su vivienda.
Moyano era el segundo titular de la Comisaría 19 y se encontraba en tareas no operativas: no contaba con armamento provisto y hacía tareas de oficina y manejo de los libros donde se anotan todos los movimientos de la dependencia y los secuestros.
Había llegado a la dependencia de calle Gilardo Gilardi en 2023, tras un paso por la Comisaría 1ª del Centro, de donde fue sacado rápido.
Fue detenido en su puesto de trabajo. Su arresto fue otro sacudón para la Jefatura policial.
Su casa de barrio Palmas de Horizonte fue allanada. En el inmueble, los pesquisas encontraron diversas armas de fuego cortas y largas, además de una importante cantidad de proyectiles de distintos calibres.
Comunicaciones que complican
En el análisis de comunicaciones entre el comisario Moyano y su supuesto “compinche” civil surgen charlas (con mensajes y audios) en donde se habla de pedidos y venta de balas, precios, cantidades, fechas de entrega, entre otras cuestiones.
La presunción es que mucho de ese material había sido revendido a la delincuencia. Incluso, fue acusado de retirar cubiertas de camiones secuestradas que estaban en el depósito judicial.
Moyano dijo ser inocente y ensayó respuestas como que las armas habían sido heredadas y que no contaba con papeles de las mismas.
El fiscal Vázquez analizó el caudal probatorio y los consideró como pruebas e indicios centrales para sostener la causa. En este sentido, destacó resoluciones del Tribunal Superior de Justicia respecto a los indicios. Por separado, son una prueba en solitario. En conjunto y amalgamados, son sostén probatorio de peso.