El hecho en Villa Devoto, Buenos Aires se dio a conocer el pasado martes en una vivienda ubicada en la calle Sanabria al 3700.
Las víctimas fueron identificadas como Demetrio De Nastchokine, de 79 años, y su esposa Graciela Just, de 73, quienes fueron hallados sin vida en el segundo piso. En el primer piso, la tragedia alcanzó a su hijo Andrés De Nastchokine, de 43 años, su pareja Marie Camille Lalanne, de 40, y su hija de cuatro años, quienes habían llegado de visita desde Italia.
El único sobreviviente
El único sobreviviente es un bebé de un año y medio, quien también vivía en Italia con Andrés, Marie Camille y la pequeña Elisa.
Tras ser trasladado inicialmente al Hospital Zubizarreta, el menor fue derivado al Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez, donde actualmente continúa con asistencia respiratoria mediante cánula de alto flujo, pero sin necesidad de medicación inotrópica ni vasopresora.
Además, los médicos informaron que su función cardíaca muestra una mejora, manteniéndose bajo monitoreo continuo y tratamiento estricto en la Unidad de Cuidados Intensivos Infantil.
La supervivencia del bebé se considera clave y, según Alberto Crescenti, titular del Same, se salvó porque se encontraba en otra habitación del primer piso, “lejos de la familia”. Crescenti analizó que “el ambiente debía tener otro tipo de ventilación”, sugiriendo que esta diferencia en la ventilación fue crucial para evitar el desenlace fatal para el menor. A pesar de su buen estado general, el bebé sí mostró signos de exposición al gas.
El análisis de los especialistas en el inmueble, respaldado por el Cuerpo de Bomberos porteño y la empresa Metrogas, arrojó una serie de “fallas graves en la calefacción y en la ventilación”.
Los problemas críticos del caso
Caldera defectuosa: la caldera que abastecía el sistema de calefacción generaba grandes cantidades de monóxido de carbono dentro de la cocina. Este gas altamente peligroso no era expulsado correctamente al exterior, sino que se filtraba a través de pequeñas aberturas en el cielorraso y entre el piso flotante, lo que favorecía su acumulación en los ambientes superiores de la casa.
Deterioro mecánico: la caldera presentaba múltiples desperfectos, incluyendo deflectores sueltos, un radiador tapado por corrosión y suciedad, y un conducto de evacuación de gases con fisuras y óxido en toda su extensión. Pruebas con polvo fumígeno confirmaron que los gases de combustión ingresaban directamente al ambiente en lugar de salir, contraviniendo la reglamentación.
Falta de mantenimiento: los técnicos remarcaron que el sistema de calefacción mostraba un “claro deterioro por la falta de mantenimiento”, con corrosión avanzada en los caños y la imposibilidad de sellar las filtraciones.
Casa completamente sellada: un factor determinante fue la “falta total de ventilación en la vivienda”. Los expertos observaron que todas las rejillas y aberturas estaban cubiertas con film y nailon, bloqueando la entrada de aire fresco y la salida de aire viciado. Las ventanas y marcos también tenían cintas que sellaban las aberturas, lo que impedía la renovación del aire y la salida de los gases tóxicos.
Las mediciones de monóxido de carbono realizadas en todos los artefactos a gas del domicilio revelaron “concentraciones muy elevadas y fuera de toda norma”.
Los especialistas concluyen que la tragedia fue producto de una combinación de factores: el mal funcionamiento del calefactor, la corrosión en los caños, la filtración de gases en la estructura del piso y la casa completamente sellada.