No es la primera vez que la cárcel de Bouwer, a pocos kilómetros de la ciudad de Córdoba, aparece como la “base de operaciones” de una banda de narcotraficantes. Ahora la propia Policía debió ingresar y “peinar” 26 celdas en el pabellón B4 del MX2, conocido como “el módulo de varones”.
Perseguían a dos capos narcos de la escena local, quienes se habían conocido tiempo atrás en el complejo carcelario.
Desde adentro organizaban toda la estructura para vender droga afuera y en el interior de la cárcel, según sostienen los investigadores.
Es una de las grandes preocupaciones en las estructuras de Seguridad: desde las cárceles de Córdoba hay bandas operativas que siguen manejando todo. La alarma se escucha desde hace un largo tiempo.
Esta vez, ambos cabecillas se encontraban detenidos en Bouwer cuando, este jueves por la mañana, efectivos de la Fuerza Policial Antinarcotráfico (FPA) y de la Policía Federal Argentina (FPA) se adueñaron del pabellón carcelario para rastrear drogas. Colaboró el Servicio Penitenciario de Córdoba.
Los uniformados avanzaron sobre cada rincón de la plaza carcelaria. Lograron el decomiso de material probatorio y de distintos tipos de drogas.
El fiscal Carlos Cornejo, del fuero provincial antinarcomenudeo, imputó a cuatro reclusos por comercialización doblemente agravada. Todo sucedió inmediatamente después de la acción coordinada por las fuerzas de seguridad.
En simultáneo, se llevaron a cabo otros cinco allanamientos en los barrios Nueva Esperanza, Granja de Funes y Villa Urquiza, en Córdoba capital, y tres en la localidad de Villa del Rosario. Todos relacionados con la misma causa.
Según información oficial, en el total de los procedimientos se secuestraron 3.590 dosis de cocaína, 47 dosis de marihuana, dinero (pesos y dólares) y un revólver.
También se detuvo a cinco mujeres, dos de ellas extranjeras, a quienes se les decomisaron diversos tipos de estupefacientes. Las mujeres arrestadas son familiares directos de los acusados.
Recibían órdenes desde afuera y coordinaban el ingreso de droga al establecimiento.
El operativo consiguió desarticular una sociedad que nació en lo hondo de la prisión, según determinaron altas fuentes de la FPA. Luego se ramificó desde detrás de las rejas a varios barrios de la Capital y del Gran Córdoba.
El operativo contra “la Banda del Peruano”
Las fuerzas de seguridad ingresaron en la mañana del jueves al complejo carcelario Reverendo Francisco Lucchese, ubicado en la localidad de Bouwer, bajo las órdenes del fiscal Cornejo.
La sorpresa fue grande. Todo se había combinado junto con la PFA bajo un estricto cuidado. Esta vez no se filtró ningún detalle y los uniformados se desplegaron con la colaboración del SPC.
La investigación había apuntado a un par de presos que habían formado tiempo atrás una banda bajo los candados de la cárcel. Uno de ellos, “el Peruano”, cayó preso en 2021.
Para ese entonces “mandaba” en los barrios Nueva Esperanza, Granja de Funes y Villa Urquiza, todos conglomerados de la zona noroeste de la ciudad, según fuentes del caso.
El otro principal implicado es de la localidad de Villa del Rosario, donde operaba como capo narco hasta que resultó apresado en 2022.
Los dos se conocieron en el pabellón mientras cumplían condenas por venta de estupefacientes. Y en ese trajín comenzaron a urdir el plan que los llevó a subir varios peldaños en el ordenamiento narco local.
Al poco tiempo habían trazado un armado junto con sus familias y allegados. También implicaron a vecinos de sus zonas de influencia. Otros presos cayeron bajo sus redes.
Se fueron haciendo fuertes sobre la base de favores. Aparecen mencionados en hechos de violencia dentro y fuera del penal.
Según los investigadores, ambos eran la cabeza de una banda que vendía droga en distintos domicilios de la Capital, en la localidad de Villa del Rosario, y en otros puntos de la provincia a través de un sistema de delivery.
Pero su mayor obra consistiría en el ingreso y la circulación de la droga dentro de la penitenciaría.
Según se sabe hasta el momento, actuaban con soltura y contaban con la protección de otros presos, cuando así lo requerían.
En el exterior contaban con la colaboración de la esposa y de la nuera del “Peruano”. Además hay otra mujer, entre las cinco detenidas, también allegada al mismo cabecilla que habría cumplido un rol preponderante en la organización.
Las detenidas en la capital cordobesa son extranjeras (peruanas) y una de ellas tenía una tobillera, ya que tenía prisión domiciliaria por venta de drogas ilegales.
La Fiscalía de Lucha contra el Narcotráfico del Tercer Turno, a cargo de Cornejo, ordenó el traslado de las aprehendidas a sede judicial por comercialización agravada de estupefacientes.
