En un domicilio particular de Santo Tomé, provincia de Santa Fe, este domingo 27 de marzo había una fiesta. Mientras las copas chocaban y la música sonaba fuerte, policías irrumpieron en la escena con una orden de allanamiento. No eran parte de la celebración, sino todo lo contrario: llegaron para ponerle coto al jolgorio.
Luego de una tarea de inteligencia que había comenzado el sábado, los uniformados lograron dar con su presa: Jésica Noel Suárez, quien estaba prófuga de la Justicia y quedó detenida.
A esta mujer se le atribuye el delito de homicidio agravado por el uso de arma de fuego y la participación de un menor en el homicidio de José Luis Cáceres, ocurrido el 13 de febrero pasado en Morteros, una población de unos 20 mil habitantes en el este de Córdoba.
La detención fue concretada por efectivos de la Policía de Córdoba, de la División de Investigaciones Operativas (DIO) de la Policía Judicial y de la Policía Federal Argentina.
Suárez fue la novena involucrada en lo que se presume fue un ajuste de cuentas con códigos mafiosos, en el que la principal hipótesis sería una venganza relacionada con el narcomenudeo.
No obstante, el fiscal de instrucción de Morteros, Juan Fernando Ávila Echenique, sostuvo que hay otras líneas, aunque prefirió no mencionarlas.
“El motivo o móvil del homicidio está en plena investigación. Las líneas son diversas y aún restan tomar declaraciones indagatorias”, se limitó a decir Ávila Echenique ante la consulta de La Voz.
Cáceres murió al recibir al menos dos impactos de bala en el pecho, en un sangriento hecho ocurrido en un domicilio de barrio Urquiza.
Vivía junto con su madre y esa madrugada la mujer escuchó ruidos en la puerta y le avisó a su hijo para que fuera a ver lo que ocurría. Luego escuchó varias detonaciones, algunas balas dieron en una ventana, mientras que otras impactaron de lleno sobre Cáceres, quien cayó malherido sobre la mujer y luego murió.
Por qué sería un asesinato narco
La droga aparece en escena porque a quien se lo acusa de ser el ideólogo del crimen, el autor intelectual, es Evelio Horacio Ramallo (36), alias “Yiyo”. Este sujeto cumple actualmente una condena de 23 años en el penal de Marcos Paz, provincia de Buenos Aires, y se lo sindica como un peligroso narco.
Además, “Yiyo” es reconocido como mentor de varios hechos de sangre ocurridos en las ciudades de Rafaela (Santa Fe) y de Morteros (Córdoba).
Su prontuario va desde narcotráfico –tendría vínculos con la banda narco rosarina de Los Monos– e intentos de homicidio hasta el insólito ataque en los Tribunales de Rafaela al fiscal Guillermo Loyola, a quien golpeó en la cabeza con un cesto de basura.
Respecto del homicidio de Cáceres en Morteros, Ramallo está acusado de ser el instigador.
Los códigos mafiosos que se manejaron en este crimen mantienen en alerta a la comunidad morterense.
Tal es la problemática que su intendente, José Bría, se reunió en la ciudad de Córdoba con el comisario general Marcos Derfler, director general de Departamentales del Norte de la Policía, para transmitirle la preocupación ante este hecho puntual, entre otros en los que la violencia impera.
“Es una situación muy seria, son hechos que no habían ocurrido en la ciudad antes y los estamos viendo ahora con el uso de códigos mafiosos entre gente relacionada con el narcomenudeo. Nunca se había visto un ajuste de cuentas de esta magnitud”, aseguró Bría.
Los demás implicados
Además de Jésica Noel Suárez y de Evelio Horacio Ramallo, hay siete imputados más en esta causa.
El otro acusado como autor del homicidio agravado por el uso de arma de fuego es un joven de 17 años que responde a las iniciales T. N. Z., alojado actualmente en el Complejo Esperanza.
Los demás son Magalí Patricia Bertona, sindicada como participe secundario de homicidio agravado por el uso de arma de fuego y por la intervención de un menor de edad; Luciana Andrea Busto; Lucila Daiana Cabrera; Joaquín Nicolás Conti, y Carla Gisela González, estos cuatro implicados como encubridores. El noveno es Kevin Joel Funes, imputado como partícipe secundario y por falso testimonio.
