La cuarta audiencia del pasado lunes en el juicio que se sigue a dos acusados del secuestro seguido de muerte de Santiago Aguilera fue intensa y muy prolongada, con declaraciones que dejaron mucho para el análisis del Tribunal Oral Federal 3 (TOF3) de Córdoba.
Santiago tenía 18 años. En la noche del martes 16 de agosto de 2022, fue secuestrado en Villa Dolores (Traslasierra) y apareció muerto en la mañana del domingo siguiente.
El jueves 18 fue detenido Walter Ezequiel Gil (25), señalado como quien “entregó” a quien era su “amigo”, porque lo había conocido pocas semanas antes cuando entró a trabajar al negocio de la familia de la víctima, un corralón de materiales de construcción.
En esta audiencia, por consejo de su abogado, el defensor oficial Rodrigo Altamira, Gil declaró por primera vez y admitió que colaboró con la empresa criminal, pero aseguró que fue “obligado” por quienes serían integrantes de la banda de cuatro individuos que no ingresaron a este juicio.
Gil aseguró que fue amenazado con armas y que le dieron una radio para comunicarse con ellos para entregarles a Santiago.
La declaración, al incluir a acusados ajenos a este juicio, hizo que se suspendiera la declaración y se pasara a un cuarto intermedio para definir cómo continuar con la confesión.

El otro acusado de este juicio es Julio César Ramírez (32) a quien se le reprocha penalmente una supuesta manipulación del celular de la víctima, presuntamente días antes de su violento asesinato.
Los otros cuatro imputados, fueron detenidos recién en diciembre de 2024, por lo cual es de esperar que sean juzgados más adelante.
En la audiencia de este lunes el programa preveía la declaración de los investigadores policiales, en especial de Augusto Lavalle, jefe de la División Antisecuestros de la Policía provincial, y del comisionado Daniel Orodá, que más contacto tuvo con el territorio durante los días de búsqueda desesperada de Santiago.
Los padres de Santiago –Carlos Aguilera y Mónica Allende- vienen reclamando por la torpeza de la investigación que no consiguió hallar a su hijo mientras quien lo entregó estuvo detenido varios días antes del asesinato. También denunciaron al comienzo del juicio que a Santiago no se lo buscó como un secuestrado.
Policías testigos
En su declaración, Lavalle corroboró toda la investigación previa que hicieron, que les permitió establecer al día siguiente quién era el captor, por lo que fue detenido Gil.
A la pregunta del patrocinante de la familia de la víctima, Alejandro Dragotto, por qué no se interrogó a Gil de inmediato, el testigo sugirió que probablemente el fiscal Enrique Senestrari quería que reflexione.
Dragotto criticó lo que reveló el relato de Lavalle que el fiscal le brindó un colchón a Gil y le convidó un pedazo de torta porque en el lugar de detención estaban celebrando un cumpleaños. “Tuvo un gesto de simpatía con el delincuente y con la víctima no demostró siquiera empatía”.

El relato de Lavalle sobre la torta de cumpleaños causó indignación en la familia, en especial en Mónica, la mamá de la víctima.
Orodá y un técnico en cámaras de seguridad demostraron todo el trayecto que hizo el vehículo de Gil desde que salió de su casa hasta que presuntamente recogió a Santiago, se lo habría llevado, se perdió por la zona de Piedra Pintada y barrio San Pablo. Allí estuvo alrededor de una hora, se activaron los teléfonos de él y de Santiago y luego salió por otro callejón y llegó a su casa, cerca de la 1 de la madrugada.
Confesión con excusas
En la misma audiencia del lunes se produjo la declaración que Gil no había hecho hasta el momento, respecto del hecho de la acusación.
Admitió ser partícipe de esa operación, pero formuló una serie de explicaciones para excusarse.
Señaló que la noche anterior (lunes) había ido con su novia a un hotel por la zona y que luego lo interceptaron dos personas en un auto negro. Señaló que eran dos hombres corpulentos, vestidos de negro, con tonada porteña y con armas de fuego. Ambos se bajaron de una camioneta y le dijeron que conocían a su familia, a su hermana discapacitada, y que lo amenazaron para que les entregue a Santiago. Añadió que le entregaron una radio para mantenerse en contacto y le advirtieron que si no cumplía con lo que le pedían lo matarían.

El acusado señaló que citó a Santiago en un pasaje de Chuchiras, donde se estacionó, pero que lo secuestraron los otros dos individuos. Posteriormente, él fue a la zona de Piedra Pintada donde entregó el handy y luego se volvió a su casa.
Quedó flotando la verosimilitud de que dos secuestradores profesionales “tercerizaran” una tarea clave con un desconocido sin experiencia.
Se conoció que Gil fue allanado en su celda de la cárcel y allí se le secuestró un papel en el que se mencionaba una coartada sobre lo que tenía que declarar con una versión totalmente distinta a la de esta audiencia.
Inspección ocular
Luego de las audiencias de martes y miércoles, el tribunal integrado por Cristina Giordano (presidenta), Facundo Zapiola y José Quiroga Uriburu dispuso que el próximo miércoles 30 de abril se realice una inspección judicial a Villa Dolores.
Se prevé que el tribunal y las partes tomen contacto visual con la casa de Santiago y sus inmediaciones, el trayecto que hizo Gil y el lugar donde apareció el cuerpo sin vida.