La Justicia de Río Gallegos, Santa Cruz condenó al expolicía federal Daniel Formoso a la pena de prisión perpetua por el femicidio de su pareja, Vanesa Gauna, ocurrido la madrugada del 2 de marzo de 2024. Los fundamentos de la sentencia, que constan de 53 fojas, revelaron detalles sobre la violencia en la relación y descartaron de plano la hipótesis de suicidio presentada por la defensa.
El tribunal, integrado por los jueces María Alejandra Vila, Jorge Yance y Gerardo Giménez, fue categórico al señalar a Formoso como el responsable del crimen.
Una relación marcada por amenazas
Según el fallo, el vínculo entre Formoso y Gauna, quienes mantuvieron una relación amorosa durante siete años y estudiaban psicología social, estaba marcado por la violencia y el control. El tribunal remarcó la asimetría de poder y la dependencia emocional de Formoso.
Esta dinámica conflictiva quedó reflejada en mensajes amenazantes enviados por el condenado, como: “no me importa un pingo, ni siquiera ir en cana” y “Otra vez te desubicás y me dejás como un gil, no sé cómo voy a reaccionar”.
La autopsia psicológica de Vanesa reveló que ella tenía “excesiva confianza y sumisión” hacia Formoso, mientras que él era posesivo y mentalmente dependiente.
La secuencia del femicidio
El crimen se desencadenó cerca de las 4 de la madrugada, luego de que Formoso y Gauna salieran de un asado familiar y se dirigieran al auto de la víctima, un Sandero, estacionado sobre la calle Pasteur al 1000.
La situación escaló dentro del vehículo:
- Formoso le propinó un golpe en la cabeza a mano abierta a su pareja.
- Continuó agrediéndola con golpes de puño.
- Vanesa intentó escapar y encender las luces y el coche, pero el acusado le impidió irse.
- En un lapso de menos de un minuto, entre las 4:57 y las 4:58, Formoso le disparó en la cabeza utilizando el arma reglamentaria de Gauna, una pistola Bersa.
El día del crimen, tanto Formoso como Gauna habían consumido cocaína y alcohol. El fallo señaló que este estado de intoxicación pudo haber potenciado la reacción violenta del expolicía.
Pruebas contundentes descartaron el suicidio
La defensa intentó argumentar que Vanesa se había quitado la vida, pero las pericias y el testimonio de la médica forense María Watson refutaron esta versión. Watson indicó que el disparo fue de abajo hacia arriba y de atrás hacia adelante, descartando la posibilidad de un accidente o suicidio.
Las fiscales Verónica Zuvic y la querellante Cinthia Rivero, junto a los jueces, rechazaron la hipótesis de la autolisis, señalando que Gauna era una persona “llena de vida” con planes inmediatos, como la compra de su auto y el cumpleaños de su hija.

Además, un informe psicológico sostuvo que, de haber querido autolesionarse, Vanesa habría optado por métodos de baja letalidad. Se determinó que la única área de conflicto en su vida era su relación con Formoso.
Intento de simulación
La Fiscalía y la querella lograron demostrar que Formoso, aprovechando sus 20 años de experiencia como policía federal, intentó entorpecer la investigación y simular un suicidio.
La evidencia estableció que:
- El disparo se realizó desde el asiento del acompañante, ocupado por Formoso.
- El acusado intentó borrar rastros de pólvora en sus manos.
- Se hirió y rompió un vidrio del vehículo para simular.
Aunque Formoso declaró que no disparó y que sólo “escuchó el estruendo” mientras buscaba sus anteojos, el tribunal no le creyó. Su actitud posterior también jugó en su contra, ya que regresó al asado gritando “Vanesa, ¿cómo me podés hacer esto?” con sangre en la cara y la ropa.
Aunque la defensa tiene la posibilidad de apelar la sentencia, el tribunal se mantuvo “categórico” en su fallo.
