Un gendarme de 47 años fue condenado a seis años de prisión por el transporte de casi 10 kilos de cocaína desde la localidad de Orán, Salta, a Santiago del Estero, según informó el Ministerio Público Fiscal.
El sargento Jorge Luis Flores fue considerado responsable del delito de tráfico de estupefacientes en la modalidad transporte, agravado por el número de intervinientes y por su condición de funcionario público. Además, se le impuso una multa de 6,9 millones de pesos y se ordenó el decomiso de una Fiat Toro.
El acuerdo homologado por la jueza de garantías de Tartagal, Ivana Soledad Hernández, alcanzó también al tío del gendarme, Héctor Eduardo Flores (58), condenado a cuatro años por tráfico de estupefacientes agravado, y a Gastón Antonio Toledo (32), quien recibió tres años en suspenso como secundario del delito.
El caso del “narcogendarme”
El 17 de septiembre de 2024 personal de la División Seguridad Vial Orán de la Policía salteña realizaba un control de rutina sobre la ruta nacional 50, a la altura del ingreso a la localidad de Hipólito Yrigoyen.
En ese momento, los efectivos inspeccionaron un Citröen C4 conducido por Sergio Peralta, condenado en el verano a tres años de prisión por el transporte de estupefacientes. Al revisar el baúl, encontraron una bolsa de harina que contenía diez paquetes con casi 10 kilos de cocaína.
En cuanto a la responsabilidad de los implicados, el fiscal Marcos César Romero explicó que Héctor Flores recibió el estupefaciente y lo guardó en su panadería de Orán para luego dárselo al conductor del vehículo donde fue hallado el estupefaciente.
Con respecto a Toledo, se determinó que viajó desde la localidad de Las Lajitas hasta Orán, donde se detuvieron cada uno con un auto en las inmediaciones de su panadería.
De esta forma, para la fiscalía, ofició de “coche puntero”. Además, el fiscal puso de relieve que había mantenido conversaciones con los implicados en la causa antes, durante y después del procedimiento.
En relación al gendarme, indicó que era el nexo entre el resto de los acusados y el destinatario final de la cocaína en Santiago del Estero.
Para eso, la fiscalía analizó los datos de su teléfono celular, que permitieron vislumbrar los recorridos realizados desde su residencia en aquella provincia hasta Orán durante julio, septiembre, noviembre y febrero.
En esas oportunidades, se reunió tanto con Flores como con Peralta, que se encontraba en febrero en prisión preventiva en su domicilio.
Al momento de formular la acusación, la fiscalía se valió del sumario preventivo; las actas elaboradas en el caso; la prueba orientativa de narcotest; y los peritajes químicos y telefónicos, entre otros elementos con los que consideró que se había probado la responsabilidad de los implicados.
Durante la investigación, el fiscal había resaltado las filmaciones que se obtuvieron y que pudieron evidenciar la maniobra.
Además, habían ponderado una serie de comunicaciones, que mantuvo el panadero con su sobrino gendarme a través de otro pariente, que permitieron establecer que la droga incautada al conductor del Citröen tenía como destino Santiago del Estero. También pudo saberse que Jorge Flores esperaba en el sur de Salta el cargamento para continuar su traslado.
El fiscal refirió otras comunicaciones interceptadas, de las cuales -según sostuvo- surge que el gendarme, ante la ausencia del vehículo con la droga y sin saber que su conductor había sido detenido, llegó a considerar que el transportista se había quedado con la cocaína.