El Tribunal Oral en lo Criminal Federal N° 2 condenó este miércoles a cuatro años de prisión al delincuente cordobés Damián Berruet (46) por intentar robar la camioneta de la Corte Suprema de Justicia de la Nación asignada al ministro Horacio Rosatti, cuando estaba estacionada frente al Palacio de Tribunales.
En el debate intervinieron el titular de la Fiscalía General N° 1 ante los Tribunales Orales en lo Criminal Federal de la Capital Federal, Diego Luciani, junto a la auxiliar fiscal María de las Mercedes Galli.
El juez Néstor Costabel -en un fallo unipersonal- consideró a Berruet autor robo en grado de tentativa doblemente agravado por haber hecho uso de un instrumento similar a una ganzúa y por tratarse de un vehículo que se encontraba en la vía pública.
Además, mantuvo la declaración de reincidencia oportunamente dictada y ordenó el decomiso de los bienes oportunamente secuestrados, informó el Ministerio Público Fiscal.
El juicio al cordobés
El debate que tuvo a Berruet como imputado comenzó el 23 de junio último y, el jueves pasado pasado, el fiscal Luciani y la auxiliar fiscal Galli efectuaron su alegato.
Allí, los representantes del Ministerio Público Fiscal solicitaron que Berruet fuera condenado a cinco años y aseguraron que no tenían “ninguna duda” de que el episodio fue uno de los “tantos hostigamientos y presiones que tuvo que tolerar el presidente de la Corte”.
Luciani sostuvo que el hecho se dio “en un momento en el que el poder político del Gobierno anterior hostigaba sistemáticamente a jueces y fiscales honestos e íntegros que llevaban adelante causas de gran corrupción y que cumplían con su función constitucional”.
El fiscal general afirmó que el imputado quiso “hacer creer que desconocía que esa camioneta era la que tenía asignada el doctor Rosatti”, pero explicó que en las imágenes queda claro que Berruet “fue directamente al objetivo”.
Así, concluyó que el hecho imputado “no puede ni debe ser examinado como un suceso aislado y circunstancial, sino como una continuación de estos actos detestables que atentan contra la democracia, contra la división de poderes, y que tienden -ni más ni menos- que a amedrentar, desestabilizar y presionar al presidente de la Corte”.
La auxiliar fiscal Galli fue la encargada de describir los registros fílmicos clave que daban cuenta del recorrido efectuado por Berruet hasta llegar al sector de estacionamiento reservado para los vehículos de la Corte Suprema.
Destacó que el imputado no portaba ningún teléfono celular ni documentación personal y recordó que se le secuestró un destornillador de 30 centímetros, una llave Allen con una de sus puntas afilada y una radio tipo handy, que había sido modificada técnicamente para transmitir en dos frecuencias y funcionar como inhibidor de la señal de las llaves de los vehículos.
Al solicitar la pena, Luciani destacó que Berruet contaba con un frondoso prontuario de delitos contra la propiedad, que había sido condenado en, al menos, cinco oportunidades.
Tras un cuarto intermedio, el debate se reanudó hoy por la mañana, con el alegato de la defensa de Berruet. Ensu exposición, el abogado Alejandro Palladino no cuestionó ni la materialidad del hecho y ni la calificación penal atribuida por la acusación, pero sí el monto de la pena requerida por la fiscalía.
El abogado sostuvo que debía considerarse la situación personal del imputado, que en ese momento estaba prófugo de la justicia por una denuncia de tentativa de homicidio contra su expareja, y cuestionó la hipótesis del Ministerio Público Fiscal al afirmar que se trató de “un delito absolutamente básico y común”.
Las últimas palabras
Posteriormente, fue el turno de Berruet quien brindó sus últimas palabras antes del veredicto. Así, el acusado sostuvo que “no fue un hecho premeditado”, ni “un atentado, complot o algo direccionado” y que eligió la camioneta blanca asignada a Rosatti solo “porque estaba tapada por la negra” y ello le permitía hacer la maniobra para abrirla, lo que tampoco pudo hacer.
Sostuvo que, desde su punto de vista, se trató de “una tentativa de hurto” porque no forzó la cerradura, ni pudo disponer de la camioneta, como tampoco uso violencia sobre las personas.