“Escuchame: a la ‘madera’ esa cortala al medio”. El mensaje implícito, en código, de Daniel Orlando “Gangoso” Lobos a su hermano Diego, desde la cárcel de Bouwer, en las proximidades de la ciudad de Córdoba, terminó por ser explícito para los investigadores: la preparación de droga para su fraccionamiento y posterior venta en la provincia.
En un juicio abreviado, el Tribunal Oral Federal N° 1 de Córdoba condenó a “Gangoso” (47) a cuatro años y seis meses de prisión por el delito de comercialización de estupefacientes, y fijó la misma pena para Sergio Alejandro Brizuela (49) y para Carlos Manuel Naviliat (35). Por su rol, Diego Mauricio Lobos (43) recibió cuatro años, mientras la entonces pareja de Naviliat, A.A.O.O., fue absuelta.
“Versado” en procesos judiciales, “Gangoso”, “Lobito” o “Gangui” ya había sido condenado en 2015 a seis años por almacenamiento y transporte de estupefacientes, luego de que un “arrepentido” aportó datos al entonces juez federal Nº 1 de Córdoba, Ricardo Bustos Fierro, para el desbaratamiento de otra banda con base en esta provincia.
Había caído con casi un kilo de pasta base de cocaína. Los datos que trascendieron en la causa permitieron establecer que el líder de la agrupación, Juan José “Munino” Juncos, lo utilizaba como “cadete” para trasladar pasta que tenía almacenada en un lugar denominado “la oficina”.
Con la nueva sentencia, el monto de la pena se unificó en nueve años y tres meses de prisión para “Gangoso”.
Del grave blooper de la Federal a la “madera”
El nombre de Daniel Lobos volvió a cobrar fuerza en la Justicia federal en mayo 2021, cuando quedó envuelto en la actual causa de drogas. Para entonces, ya no sólo acumulaba “millas” en su prontuario, sino que por su pasado delictivo también fue “beneficiado” por un grosero error de la Policía Federal hace algunos años.
A tono con la detención, el Ministerio de Seguridad de la Nación llegó, incluso, a confirmar que el integrante de la banda acusada de traficar marihuana en distintos puntos del país había sido detenido en barrio Vicor, de la Capital provincial, a partir de pedidos de captura nacional e internacional.
Sin embargo, a quien la Federal había detenido en realidad era a su homónimo, un instalador de aires acondicionados que nada tenía que ver con estupefacientes. Increíblemente, el Lobos inocente pasó una semana detenido en Bouwer.
En el caso por el que ahora fue condenado, “Gangoso”, su hermano Diego y Brizuela organizaron la venta de casi 900 gramos de marihuana. Brizuela fue el encargado de proveer el estupefaciente y “Gangoso” fue el responsable, desde la cárcel de Bouwer, de conseguir los clientes; en este caso, otro interno, Naviliat.
Para comprar inicialmente la droga, Brizuela habría vendido una Fiat Qubo para luego proveer el estupefaciente a su socio, Diego, a pedido de “Gangoso”. El 20 de mayo de 2021, dos días antes de la venta de la droga a Naviliat, “Gangoso” le dio órdenes a su hermano sobre cómo condicionar y fragmentar la marihuana: “Escuchame: a la ‘madera’ esa cortala al medio”. El plan consistía en fraccionar la marihuana para acondicionarla en “ladrillos” o en paquetes más pequeños.
“¿No va entera?”, dudó Diego. “No, cortala al medio vos –le dijo ‘Gangoso’–. Cortala al medio porque ella va a ir y va a acomodar la ‘madera’”. Para los investigadores, “ella” era A.A.O.O., novia de Naviliat y la encargada de abonar la droga.
La ganancia iba a ser dividida entre los Lobos y Brizuela.
Escuchas clave
Las escuchas telefónicas fueron claves, porque proporcionaron al fiscal una “hoja de ruta” sobre el rol que cada implicado tenía en la operación y los pasos que estaban por dar.
Para asegurarse de que la droga estaría lista a tiempo para la “transa”, Diego le pidió a Brizuela: “Mi hermano dice que para el sábado tenés que tener ‘eso’. Después llegate, así te doy una monedita”, en alusión al supuesto pago que recibiría por la droga. Brizuela le confirmó que todo ya estaba aceitado: “Ahí voy para tu casa”.
Como proveedor, Brizuela ya había quedado en la mira del entonces fiscal federal N.º 2, Gustavo Vidal Lascano (luego reemplazado por Carlos Casas Nóblega), desde octubre de 2019. Fue a partir de que su nombre “saltó” en otra causa por drogas.
El instructor ordenó una nueva investigación con el foco en su rol, por lo que a través de su línea telefónica surgieron nuevos sospechosos conectados entre sí. Un informe policial apuntó nuevamente a Brizuela cuando realizó un viaje a Paraguay en compañía de otras personas: “Al regresar a esta ciudad, fue denunciado telefónicamente por su expareja, quien refirió que habría descargado de una camioneta material estupefaciente”.
En la investigación en Córdoba, a medida que se aproximaba la entrega de la droga, el flujo comunicativo entre los Lobos aumentó. “Va a venir una mujer. La van a tener que ir a buscar a la Terminal y después llevar a la Terminal de nuevo porque no es de acá. Es la mujer del chabón”, le dijo “Gangoso” a Diego.
El 22 de mayo, alrededor de las 10, Diego llegó en un Ford Focus a la Terminal nueva y buscó a la mujer (que había pasado por la cárcel de Bouwer horas antes) para llevarla hasta una casa y poder cerrar la operación.
Antes de encontrarse con Diego, Naviliat dio instrucciones a su pareja sobre cómo debía controlar la droga una vez que se concretara la “transa” y lo rápido que tenía que marcharse de la Terminal para evitar cualquier percance.
Ya en la casa, Diego le entregó la droga a A.A.O.O, quien la abonó. “Acá estoy con ‘Lobito’, con Daniel”, le dijo por teléfono Naviliat a Diego, quien lo tranquilizó de que ya la estaba regresando a la Terminal para que tomara el ómnibus a Colonia Tirolesa: “Ahí te la dejo a tu señora, tomará el colectivo”.
“La conversación entre Diego Lobos y Navilliat denota que la operación salió con éxito, es decir que se pagó y entregó definitivamente el material estupefaciente”, señaló el juez Julián Falcucci. La mujer fue interceptada por la Policía, que le secuestró tres “ladrillos” en una mochila.
Juicio y condenas
Los imputados admitieron su participación en el juicio abreviado. “Quedó probado que Navilliat –comprador–, luego de haber acordado con Daniel Lobos –vendedor– la cantidad y precio de la sustancia ilícita por adquirir y dado que ambos se encontraban alojados en el mismo complejo penitenciario, encomendaron la transacción a Diego Lobos y a A.A.O.O, quienes finalmente concretaron la operación ilícita el 22 de mayo de 2021″, dijo el juez.
“Específicamente, Diego vendió a A.A.O.O. 864,65 gramos de marihuana a cambio de un precio que fue abonado. De esta manera, para materializar el negocio, A.A.O.O. realizó una visita conyugal en el complejo penitenciario a su pareja Navilliat. Por su parte, también se transcribieron las conversaciones mantenidas entre Brizuela y Daniel Lobos y de este con su hermano Diego, en las que se advierten los actos preparativos de dicha transacción, ente ellos, la venta de la Fiat Qubo por parte de Brizuela para obtener el material ilícito”, indicó.
Por las escuchas, para el juez se evidenció que Navilliat y Diego realizaban operaciones de venta de droga con habitualidad y con la intención de continuar con los negocios ilícitos, por lo que entendió que la descubierta “transa” no fue un hecho aislado.
El fiscal solicitó la absolución de A.A.O.O. porque consideró que había sufrido violencia de género por parte de Navilliat. “‘Me amenazás, me maltratás y menospreciás. Siempre te dije que sí a todo, siempre te apañé. Nunca tuve opinión en nada. Hacía lo que vos querías y decías. ¿Y qué va a pasar cuando estés acá (en libertad)?”, “¿Matarme, como decís siempre? Tengo miedo de ser una de esas mujeres que terminan muertas’”, le enrostró al imputado.
Brizuela, “Gangoso” y Naviliat recibieron cuatro años y medio. En el último caso, Naviliat arrastraba un perfil delictivo, ya que en 2019 había sido condenado a tres años y ocho meses por coacción calificada y lesiones leves agravadas, y abuso de armas y amenazas calificadas. La nueva pena se unificó con la anterior en siete años y tres meses y lo enviaron a hacer un curso de perspectiva de género y violencia.
