A sus 13 años, Lázaro lucha por su vida en la terapia intensiva del Hospital de Niños de Córdoba, luego de que el domingo a la noche fuera gravemente herido por una patota durante una pelea en la plaza Jerónimo del Barco de barrio Alto Alberdi, de la Capital. El adolescente tiene un daño cerebral irreversible.
Su familia y amigos están devastados: no hallan explicaciones para entender por qué existen estas “bandas de chicos en la ciudad”.
Aseguran que Lázaro fue perseguido, junto con otros amigos, por un grupo de pibes durante 10 cuadras y que todo derivó en un ataque que fue registrado por las cámaras de la Policía. “¿Nadie vio nada? ¿Nadie hizo nada? ¿Nadie pudo pararlos?”, se preguntan con tono de reproche.
La Justicia ya logró identificar a dos adolescentes, ambos menores de 16 años, como los presuntos agresores.
Son investigados como autores de un intento de asesinato.
Todo se inscribe en un nuevo episodio de violencia urbana que se conoció públicamente recién este miércoles y que se suma a una extensa y perturbadora lista: al menos ocho asesinatos y otros cinco intentos de crímenes fueron presuntamente cometidos por chicos y jóvenes menores de edad en 2023, según registros de La Voz. En varios de esos casos, también hubo mayores.
Con el de Lázaro, según el registro de este medio, ya hubo entonces 14 casos gravísimos de violencia urbana e inseguridad en el año en los que estuvieron involucrados al menos un adolescente.
No se contabilizan las peleas entre pandillas, por ejemplo, donde no hubo heridos de gravedad.
Sólo en las últimas semanas hubo otros episodios graves: un chico de 14 años apuñaló a un excompañero de escuela de 13, en barrio Villa Azalais, el 3 de noviembre. Dos días más tarde, un chico de 14 años fue detenido por disparar a otro de su misma edad en Colonia Lola. La semana pasada, un chico de 15 cayó preso por asesinar a un indigente cerca del Centro. A su vez, una chica de 17 quedó detenida por matar a un vecino en Villa Revol.
Una brutal pelea en una plaza
Lázaro fue herido en la cabeza con un pedazo de cordón de la vereda.
Alrededor de las 23 del pasado domingo, lo persiguieron, lo alcanzaron, alguien le apuntó y alcanzó a herirlo con el objeto contundente. Todo fue confirmado por la Justicia.
La investigación está a cargo de la fiscal del fuero penal juvenil Norma Scaglia, quien logró identificar a dos sospechosos de 16 años. La carátula es grave: tentativa de homicidio.
Por la edad de los protagonistas, no se aplicarán medidas coercitivas, según la ley penal.
El ataque habría involucrado a más de 15 adolescentes.
Aún se desconoce qué originó la secuencia de agresiones.
Scaglia trabaja sin descanso para clasificar un gran número de pruebas que ya obra en su poder.
En la fiscalía reconocen que se tratará de una investigación de largo aliento. “Esto recién comienza”, dicen.
Faltan precisiones: ¿por qué este grupo de entre 15 y 20 chicos de corta edad persiguió a Lázaro a lo largo de 10 cuadras hasta llegar a la plaza?
¿El pleito respondió a circunstancias extraordinarias o había una bronca desde antes?
Las preguntas se apilan mientras Scaglia mira y vuelve a mirar las imágenes captadas por los domos.
La escena en las pantallas es terrorífica, dicen algunos pesquisas. La oscuridad de la noche suma dificultades a los esfuerzos por identificar a los involucrados en la pelea.
Las imágenes y los testimonios hasta ahora recogidos coinciden en que un chico, vestido con ropas aparentemente oscuras, se agacha hasta alzar del suelo un pedazo suelto del cordón de la vereda. Apunta hacia Lázaro y aplica el golpe en la cabeza.
Sería uno de los dos chicos identificados por la fiscal.
En las filmaciones se ven corridas, gritos, insultos. Todo ocurre de repente y en una secuencia de acciones que no ocupa más de 15 minutos. Un taxista auxilia a otro herido mientras todos corren y Lázaro yace en el suelo.
“A pesar de las dificultades técnicas que presenta la oscuridad, ya fueron reconocidos dos adolescentes, ambos menores de 16, entre el grupo que protagonizó esta pelea”, confirmó la fiscal en diálogo con La Voz.
Para la fiscalía falta identificar por lo menos a otros cuatro agresores.
No obstante, su fuero alcanza a las personas mayores de 16 años. Por esta razón, las medidas de resguardo de los presuntos responsables identificados hasta el momento como protagonistas de la pelea serán dispuestas por un juzgado penal juvenil.
Aún no fueron precisadas estas medidas, pero se descuenta la intervención de la Secretaría de Niñez Adolescencia y Familia (Senaf).
Desconsuelo y reclamo de justicia
Fabián Rivarola (40), padre de Lázaro, visitó a su hijo en el hospital pasado el mediodía del miércoles. Alcanzó a tomarlo de la mano. Al cabo de una hora todavía permanecía sin hablar. “Son muchas cosas. Nos dijeron que están haciendo todo para que sobreviva”, alcanzó a decir.
Sobre su hijo, contó que es el del medio. “Es muy pícaro y le gusta jugar al fútbol. Está a préstamo en el Club Universitario. Va a 2° año del Ipem 160 Hipólito Vieytes”, repasó.
El domingo estaba con dos amigos en la plaza Cisneros, próxima al lugar donde se produjeron las agresiones. Había ido junto a dos amigos, contó Fabián, a buscar una mochila.
“Se fue a acompañar al tercer chico, a que se bañe y luego volvieron a la casa de la mamá de Lázaro, que queda ubicada al frente de la plaza Jerónimo del Barco, por calle 9 de Julio”, detalló.
Frecuentemente los chicos se reunían allí, según la versión del padre, a jugar al fútbol y tomar gaseosas.
Sobre los agresores, el entorno familiar del adolescente aseguró que hay nombres, fotos y apodos que están en poder de ellos y de la Justicia.
“Eran contactos de Lázaro a través de redes sociales. Hay dos rumores: uno es que el supuesto agresor tenía una novia que le mandaba mensajes por Instagram a Lázaro. Otro es sobre una pelea anterior donde habían agredido a un amigo de Lázaro”, dijeron los familiares.
Al caer la tarde del miércoles, realizaron una marcha en la plaza donde sucedió todo para exigir justicia.
