La fiscal Patricia García Ramírez confirmó este lunes la detención de un sospechoso por el brutal crimen de la jubilada Ana Beatriz Pasos (80), quien fue encontrada sin vida el 6 de octubre en su vivienda de barrio Jorge Newbery, zona norte de la ciudad de Córdoba. Se trata de un hombre mayor de edad que fue imputado por homicidio calificado por alevosía, homicidio criminis causae por concurso real y robo calificado.
Los investigadores creen que fue la misma persona que días antes del asesinato había asistido al domicilio de la mujer, en calle Felipe Beltrame al 5400, para reparar su lavarropas.
No se descarta que puedan surgir nuevas detenciones.
El abogado Carlos Nayi –representante de las hijas de la mujer, Mariana y Paula Pulido– se mostró satisfecho por los avances de las investigaciones que consolidaron en la individualización y arresto de un sospechoso.
Aunque tampoco descartó que ese día pudieran haber actuado más personas junto con el ahora imputado.
Violento asalto domiciliario
A las 15.30 del viernes 6 de octubre pasado, Ana Beatriz Pasos fue encontrada asesinada por una de sus hijas en la cocina de la vivienda de calle Felipe Beltrame al 5400. La casa estaba revuelta.
El cuerpo yacía en la cocina del domicilio. Estaba atada. Presentaba signos de haber sido violentada.
Todo lo que había alrededor de la mujer había sido revisado.
La luctuosa escena dejó sin dudas a las hijas de la víctima: alguien había entrado a robar.
Además, desde un primer momento pensaron que los que se atrevieron a cometer semejante acto de brutalidad sabían lo que iban a buscar. La mujer, según vecinas y allegados, nunca hablaba con nadie.
Prácticamente, no abría la puerta de su casa. Era precavida.
Tras realizar distintas averiguaciones en el vecindario y analizar filmaciones de cámaras de seguridad, los investigadores centraron las miradas en un sospechoso, quien fue atrapado en las últimas horas.
La hipótesis es que, en un primer momento, había ido a arreglar un artefacto del hogar. De esta manera, habría ganado la confianza de la mujer. No se sabe, después, con qué excusa habría regresado a la escena del crimen.
En el entorno barrial no se explican de otro modo que Ana Beatriz le haya abierto la puerta a un desconocido. Las aberturas no mostraron signos de haber sido forzadas.
La víctima presentaba hematomas y heridas.
Conmoción vecinal
Los vecinos de la víctima dijeron ante este medio que el crimen les había llamado poderosamente la atención. “Es muy raro porque no se escuchó nada y a las 4 de la tarde, cuando salí, ya estaba la Policía”, había contado una vecina quien aseguró que la víctima casi no salía y que solo recibía la visita de sus hijas.
La mujer era muy conocida en la zona porque durante años atendió un kiosco desde el portón de su casa. Luego sufrió un accidente que le provocó un fuerte golpe y una internación. Decidió cerrar para siempre el negocio y se la empezó a ver cada vez menos.
“El imputado se aprovechó de su superioridad física”, dijeron fuentes allegadas a la investigación. Por eso la fiscala habría imputado por alevosía. En tanto, la figura criminis causae es un agravante que podría llevar al tribunal a aplicar la prisión perpetua contra el acusado. Para Mariana y Paula Pulido, tras el arresto sobrevino una sensación de satisfacción y optimismo. “Fue una bocanada de aire fresco. Pero necesitamos seguir muy de cerca todo para lograr el esclarecimiento”, dijeron desde la familia.
