Fue necesario que la Fiscalía General de la Provincia exigiera una aclaración para que el vicario general de la Iglesia Católica de Córdoba, obispo auxiliar Ricardo Orlando Seirutti García, precisara que el pedido a favor del juez Francisco Flores (37), con solicitud de destitución por graves delitos, no era en nombre del Arzobispado sino sólo a título personal.
Días antes, habían llegado sendas notas de Seirutti a los despachos del fiscal General Juan Manuel Delgado, al Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados y Funcionarios y al Tribunal Superior de Justicia (TSJ), en las que hacía idéntico pedido a favor del juez.
Desde hace unos días, el funcionario es sometido a juicio político para allanar su inmunidad de magistrado a fin de que pueda ser juzgado por una cámara del Crimen, a partir de la acusación por graves delitos.
La solicitud del religioso –el segundo en el rango jerárquico del Arzobispado de Córdoba– causó mala impresión en los tres estamentos, por considerarla inoportuna y con argumentos desafortunados.
Las fuentes consultadas por La Voz fueron coincidentes en relación con el impacto negativo que provocó la carta, considerada una intromisión en asuntos del Poder Judicial.
El tribunal dictará sentencia este martes. Si es destituido, Flores será juzgado por presuntos graves delitos: abuso sexual con acceso carnal, privación ilegítima de la libertad y amenazas, entre otros, en perjuicio de su expareja y en un marco de violencia de género.
Voceros del Jurado de Enjuiciamiento que funciona en la Legislatura provincial indicaron que la misiva fue dirigida a la presidencia, a cargo de la legisladora Julieta Rinaldi (Hacemos por Córdoba), quien luego comunicó su contenido a los otros integrantes del tribunal: Victoria Busso (también de Hacemos por Córdoba), Silvia Paleo (Juntos por el Cambio) y Daniela Soledad Gudiño (Juntos-UCR), además de al vocal del TSJ Luis Enrique Angulo.
Las fuentes de ese ámbito indicaron que a la nota no podía dársele “ingreso formal” por “ninguna vía”. “Ni siquiera corresponde que conteste el pleno del Jurado”, dijo un vocero.
Misiva y controversia
En relación con los términos del escrito, como en las otras dos notas a Fiscalía General y al TSJ, sorprendió en la Legislatura que el vicario general Seirutti hubiera usado “prácticamente los mismos argumentos jurídicos vertidos en el descargo inicial del magistrado”. Otros funcionarios que frecuentan esos despachos opinaron que la nota parecía “dictada”.
En el TSJ, como es habitual, evitaron pronunciarse, pero otras fuentes confirmaron la llegada de la nota al alto cuerpo.
En cambio, en la Fiscalía General, donde la impresión tampoco fue positiva, el 24 de mayo se redactó una respuesta a cargo del fiscal General adjunto, José Gómez Demmel, quien solicitó al obispo auxiliar que aclarara si la petición efectuada era en nombre del Arzobispado o a título personal del firmante.
Antes de comenzar los alegatos, durante los cuales el fiscal General Delgado terminaría pidiendo la destitución de Flores por ambas causales de la acusación, mal desempeño y la presunta comisión de delitos, llegó la respuesta de Seirutti al Ministerio Público Fiscal, el martes 6 de junio.
Con la firma del mismo Seirutti y con el sello personal como “Obispo auxiliar de Córdoba y vicario general”, la autoridad de la Iglesia aclara en el punto 2: “Yo la carta la hice personalmente, sin representar a nadie, ni a persona ni a institución”.
Luego, afirma que tampoco fue su intención inmiscuirse “en causas o juicio ninguno en algo sobre lo que la Justicia tiene que proceder como legalmente corresponda, porque no me concierne”, dijo.
En el punto siguiente, Seirutti vuelve a defender al magistrado al que se acusa de graves delitos: “Mi única preocupación era que, al perder el padre la fuente laboral, qué ocurre con los tres niños (hijos) en el futuro, pensando en su sostenimiento”.
En la despedida, Seirutti le dice a Gómez Demmel que lo tiene presente en sus oraciones y añade: “Dejando también cerrada mi consulta”.
Primera persona del plural
En esa aclaración que redactó en respuesta a la inquietud del Ministerio Público, Seirutti utiliza la primera persona del singular, un “yo” que da cuenta de que sus acciones son a título personal.
Pero en la primera nota, dirigida al TSJ, al MPF y al Jurado de Enjuiciamiento, no hizo lo mismo: en todo momento redactó su pedido con un “nosotros” como sujeto, tras nombrar al Arzobispado.
Como sucedió con las otras dos notas, la que el obispo auxiliar envió a la presidenta del Jury el 22 de mayo comienza diciendo que es el “obispo auxiliar de la Arquidiócesis de la provincia de Córdoba” quien suscribe y hace llegar el mensaje: “Nuestra honda preocupación acerca del proceso de Jurado de Enjuiciamiento llevado a cabo en contra de Francisco Martín Flores”.
Luego, continúa con el plural: “Conocemos al Dr. Flores, en tanto se trata de un magistrado que ejerce siempre su función en el marco de las virtudes cristianas y con el máximo respeto a los derechos humanos”.
Tras verter conceptos jurídicos sobre la inconveniencia de que sea destituido, Seirutti usa los mismos argumentos oídos en el Jury.
Señala que el proceso “menoscaba la citada garantía (de inocencia) al privar al juez Flores de ser inocente hasta que una sentencia diga lo contrario”.
Más adelante, se menciona: “Sabemos que el perjuicio a producirse si se lo destituye puede ser irreparable”. Y sorprende que el clérigo escriba que “existen medidas intermedias que se podrían adoptar”, sin destituir.
Esto coincide con lo que el viernes último pidió en subsidio el defensor de Flores, José Cafferata Nores, que el juez sea suspendido temporalmente hasta tanto se haga el juicio penal. La despedida de Seirutti en aquella nota a la presidenta Julieta Rinaldi, también es colectiva: “Sin otro particular, en Cristo y María Santísima, la saludamos atentamente y por su intermedio al resto de los miembros del jurado”.
