Mientras la familia de Gabriela Stefi Pérez, no sale de la conmoción tras la detención del hermano de la joven como supuesto autor del asesinato, la Justicia avanza a paso firme en lo que considera el esclarecimiento de este brutal episodio de violencia urbana que sacudió a Córdoba en septiembre pasado.
Gustavo Herrera continúa preso y lo seguirá estando con la gravosa figura de presunto homicidio agravado por el uso de arma de fuego, por directivas de la fiscala Silvana Fernández. El joven será enviado a la Cárcel de Bouwer. Irá a un pabellón especial por su propia seguridad.
Para la fiscal y su equipo de investigadores, Herrera es el presunto autor material del homicidio de su propia hermana por más que supuestamente no haya tenido una intención concreta de hacerlo.
Su familia insiste que es inocente.
Según la sospecha, aquel sábado 9 de septiembre pasado, Herrera habría llegado hasta las inmediaciones del Club Yapeyú, en el mismo barrio de la ciudad de Córdoba, donde se desarrollaba un acto-almuerzo del gremio de los trabajadores de la limpieza (Soelsac).
De acuerdo a la sospecha judicial, el joven habría sacado una pistola automática y efectuado una decena de disparos hacia el club. No está claro si los balazos eran contra el titular del gremio, Sergio Fittipaldi, o bien contra alguien de su entorno.
Lo concreto es que uno de los proyectiles atravesó una ventana y dio en el cuerpo de Gabriela, quien moriría horas después.
El agresor, se sabe, escapó corriendo, se trepó a un VW Vento donde lo esperaba al menos otro hombre, y juntos huyeron a toda velocidad.
Desde el pasado lunes, Herrera permanece preso. Fue capturado en el mismo barrio Yapeyú en el marco de una serie de allanamientos realizados por policías de civil.
Los procedimientos siguen.
En principio, buscan a más personas involucradas en el terrible episodio que no deja de conmover.
Además, el arma no aparece. El Vento tampoco. Se cree que el rodado ya estaría fuera de Córdoba.
Filmaciones y rastreos de comunicaciones
Una serie de filmaciones de cámaras de seguridad del sector y de las inmediaciones (anteriores y posteriores al ataque armado en sí), distintos rastreos de comunicaciones, chequeos tecnológicos y testimonios de vecinos y otras personas se suman al expediente y han puesto a Herrera en el centro de las sospechas.
Fuentes oficiales señalan que hay “pruebas de peso” sobre este joven, al tiempo que remarcaron que el caso lejos está de estar cerrado.
“Sabemos que hubo dinero de por medio. No fueron 300 dólares, como alguien dijo por ahí... Fueron varios miles de dólares, varios miles… Fueron entregados y cobrados. Lo sabemos. Hay pruebas”, comentaron fuentes con acceso a la pesquisa.
Otro elemento, según trascendió, es que el celular ubicaría a este hombre en la zona cuando sucedió todo.
En el marco de la causa, los cuerpos investigativos entienden que Herrera no fue solo al club, sino que habría llegado con otros individuos en un Vento y a pedido de otra persona que habría “contratado esos servicios” criminales.
“Era un ataque de tipo mafioso. Fueron a hacer unos tiros. A balear y meter miedo. Creemos que era contra Fittipaldi porque estaba en el lugar o contra alguien cercano suyo”, indicó un alto informante.
Ahora bien, una de las principales sospechas es que todo habría sido en el marco de la violenta rivalidad que mantienen facciones del Soelsac con el Surrbac (el gremio de los recolectores de residuos) de cara a las próximas elecciones del primero de los sindicatos.
No hay que olvidar que el propio Sergio Fittipaldi pidió ser querellante en la causa por el crimen Gabriela, al tiempo que indicó que fue un atentado contra él. Además. apuntó en declaraciones periodísticas contra Franco Saillen (titular del Surrbac) como presunto ideólogo de todo.
Saillen hijo, por su parte, desestimó esas acusaciones, acusó a sus rivales por hechos de violencia y acompaña a la familia de Gabriela en el reclamo de justicia.
En el marco de las sospechas, tampoco se descarta que todo pueda tener relación con una interna de la barra del Club Atlético Talleres.
Fuentes de la causa remarcan que varios miembros de la barra brava pertenecen a facciones de los gremios en pugna. “Se repiten varios personajes. Están en los gremios y también son parte de la hinchada. Es así. Siempre fue así”, razonó un investigador del caso.
“Gustavo no fue”´
“Gustavo es inocente. Él no fue. Ya pagó por los delitos que cometió. Estuvo varios años preso por robo, pero ya pagó. Ahora, estaba trabajando como servidor urbano. Exigimos a la fiscal que no le vaya a pasar nada”, dijeron en las últimas horas la madre del acusado. y una de sus hermanas.
En relación a esa última frase, no son pocos los pesquisas que se preguntan a qué se refería específicamente la familia. Acaso, ¿estaba amenazado? ¿Acaso puede llegar a sufrir alguna represalia estando preso?
“Hago responsable a la fiscal por la integridad física de mi hijo. Ahora lo detuvieron, pero él nunca se evadió ni estuvo prófugo luego del crimen de Gabriela”, le dijo a La Voz Liliana Pérez, madre de Herrera.
“Estamos descontentos y muy sorprendidos por este cambio abrupto, porque el asesino de mi hija era buscado en San Juan. Supuestamente, era apañado por un policía. Y ahora resulta que para ellos es mi propio hijo”, criticó Liliana.
“Acá se mueve mucho dinero. Hay millones y millones en juego. Es gente con mucho poder y creemos que nuestras marchas incomodaron a más de una persona. Por eso ahora agarran a mi hijo”, lamentó la mujer.
Satisfacción de Franco Saillen
A todo esto, desde el círculo de Franco Saillen se emitió un comunicado: “Destacamos el accionar de la Justicia y de la fiscalía. Desde el primer momento de la investigación, hemos aportado información y hemos estado a disposición de la fiscalía para colaborar en orden al esclarecimiento del brutal y cobarde crimen de Gabriela. Buscamos justicia”, dice el comunicado de Saillen.
Cuidados en Bouwer
Trascendió que existen directivas judiciales para que Gustavo Herrera esté protegido en la Cárcel de Bouwer.
Se ha dispuesto que esté alojado en un sector especial, lejos de personas con quienes pueda tener problemas.
