Mientras continúa la conmoción por el dramático caso de Lázaro, el chico golpeado por una pandilla en barrio Alto Alberdi de Córdoba, en los Tribunales II de la Capital arrancó un juicio por otro terrible episodio de violencia urbana con adolescentes involucrados: el caso de una patota que atacó a un pibe y lo dejó postrado en una silla de ruedas.
El terrible episodio sucedió en septiembre de 2020 en un local donde funcionaba un after en el barrio Villa Siburu, en la ciudad de Córdoba. Vaya dramática particularidad: el local está a 15 cuadras en línea recta de la plaza Jerónimo del Barco, donde fue atacado a Lázaro.
La diferencia está en que en el caso sucedido en Villa Siburu los sospechosos superan los 17 años y responden ante la ley.
Es en la Cámara 3ª del Crimen donde arrancó y avanza el juicio contra cinco jóvenes, uno de ellos menor de edad, acusados por lesiones graves calificadas.
De ser condenados, los mayores pueden recibir hasta 6 años de cárcel, si prospera la acusación que está en manos del fiscal Marcelo Hidalgo.
Respecto al menor de edad, no puede recibir condena. Sólo se lo declara culpable y se gira todo a un juez de Menores para que resuelva en consecuencia. El menor es el único que está en libertad.
Todo sucedió alrededor de las 7 de la mañana del lunes 11 de septiembre de 2022 en un local que, según la Justicia, funcionaba como after en la avenida Ramón Mestre al 3500, en Villa Siburu.
En el lugar había una gran cantidad de jóvenes.
Discusión, pelea y ataque en el piso
De acuerdo a la acusación, todo se inició en la barra del lugar cuando A.F. y un amigo mantuvieron un entredicho con otros jóvenes por unos porros. En medio de esa discusión, A.F. sufrió el robo de su reloj.
Esa situación derivó en una violenta discusión que, en segundos, se desmadró y derivó en una tremenda pelea a golpes, patadas y otros objetos contundentes. El alto consumo de alcohol conjugado con drogas, razonan fuentes del caso, terminaron provocando que las cosas se fueran absolutamente de cauce.
Fue así que los jóvenes “F.A.” (era menor de edad), Benjamín Ceballos, Santiago Nicolás Casquero, Lucas Guzmán Verón y Marcos Alan Barrionuevo, entre otros que no fueron identificados, se habrían puesto de acuerdo para atacar en patota a A.F.
El joven recibió una andanada de trompadas y patadas mientras intentaba ponerse en resguardo dentro del local. No pudo. El muchacho cayó al piso, lo que fue aprovechado por la pandilla para seguirlo golpeando de manera feroz, según narrarían luego los testigos.
Como consecuencia, A.F. sufrió graves lesiones en el cuerpo, además de las secuelas psíquicas.
De acuerdo a la acusación, la golpiza le provocó severas consecuencias en el sistema nervioso central y gravísimas lesiones en la columna que le impiden caminar, toda vez que le interfieren seriamente en otras situaciones como poder hacer sus necesidades.
Según la causa, el ataque sufrido le provocó una seria afectación emocional de tinte traumático que interfieren en su vida familiar, laboral y social.
Los cinco acusados (de entre 17 y 25 años) llegaron a juicio, en primera instancia, por el delito de lesiones en riña.
A poco de arrancar las audiencias, y tras la comparecencia de peritos y tras escuchar sobre todo el relato de la víctima, la fiscalía pidió modificar y agravar la imputación por la de lesiones graves.
“Ese pibe de milagro está vivo. Tranquilamente podríamos estar hablando de un homicidio... De todos modos, fue una brutal y despiadada paliza la que sufrió”, comentaron fuentes judiciales que siguen de cerca el juicio.
