Bernabé Quiroz Correa llegó este miércoles al hospital en la misma Ford Ecosport bordó en la que, aquel 11 de abril, había trasladado a su hija de 15 años quien acababa de ser baleada tras un robo.
Sin embargo, ahora hizo el trayecto al revés. Fue desde el Hospital Eva Perón hasta su casa de barrio 6 de Agosto, al oeste de la ciudad de Córdoba, adonde llevó a la adolescente a descansar y a continuar con la recuperación.
Bernabé es un hombre de palabras cortas y sencillas.
Pasaron ocho días entre que alzó herida del piso a su primogénita, con un balazo en el abdomen, manchada íntegramente de sangre, hasta este miércoles en el que la chica salió caminando de su mano del hospital Eva Perón. Él vivió todo el dolor que un padre jamás desearía atravesar.
Aún así, sólo atinó a decir “gracias”.
“Quiero agradecer a los médicos, en especial a los cirujanos y a cada una de las enfermeras que nos devolvieron la vida. Hicieron todo para salvarla”, expresó entre lágrimas.
No tuvo palabras para la persona que tanto dolor le causó.
Aquella tarde, la adolescente terminó baleada por un delincuente, aparentemente solitario, que la abordó y le terminó robando la mochila. La chica volvía a su hogar tras haber ido al colegio.
Estaba apurada en regresar porque tenía que atender a sus hermanitos más chicos.
“Tarta” Ontivero es el principal sospechoso del robo y el disparo
Por el ataque a la chica hay un detenido.
Jonathan “el Tarta” Ontivero (31) fue apresado el pasado viernes en una vivienda rudimentaria de barrio Villa Urquiza, en la zona noroeste de la ciudad de Córdoba. Es conocido en esa misma barriada por ser “ciruja” y “estar perdido en el consumo del pipazo, la droga de los pobres”, según cuentan algunos vecinos.
Ontivero fue imputado como supuesto autor de robo calificado por el uso de arma de fuego, por orden de la fiscal Liliana Copello. Ahora, pasa sus días en el Complejo Carcelario Nº 1 Reverendo Francisco Luchesse, más conocido como la Cárcel de Bouwer.
En la puerta del hospital, ni la adolescente baleada, V. –de quien se reserva su identidad–, ni su padre perdieron demasiado tiempo en hablar sobre el supuesto responsable de tanto dolor familiar.
Por el contrario, pusieron todo el énfasis en el porvenir.
“Ahora, voy a volver a casa, que es lo que deseé desde el primer minuto de la internación. Allá voy a esperar a mis hermanos que no saben que salgo de alta, porque están en el colegio”, se emocionó V.
La adolescente está conmovida y llena de sentimientos de gratitud
La adolescente sollozó dos veces desde la reciente alta hospitalaria. Una vez fue cuando habló sobre sus hermanos, de quienes se hace cargo todos los días para ayudar a su padre. La madre falta en el hogar porque falleció hace años.
La segunda vez que lagrimeó fue cuando habló sobre sus compañeros de escuela.
“Quiero saludar a todos. Sé que ellos me esperan porque la coordinadora de curso se comunicó conmigo, cuando ya pude hablar. Organizaron una colecta para ayudarnos”, agradeció.
También saludó a las autoridades del hospital, pero sobre todo al cuerpo médico, a los y las especialistas que la asistieron cuando llegó ensangrentada y al cuerpo de enfermeros que la acompañaron estos ocho días.
“Fueron muy buenos conmigo. Y cuando salí, me entregaron un ramo de flores que compraron entre ellos. Me contaron que reunieron dinero y me dieron este regalo que es otro apoyo más para mi recuperación”, contó quien ahora siente que su historia de vida estará para siempre emparentada con el hospital.
Pasado el mediodía, toda la emoción se desató ya dentro de la casa familiar. Hasta allí llegaron los hermanos de V. tras salir del colegio. La vieron y lloraron, pero esta vez fue de alegría.
“Ellos lloraban porque querían verme. Pero por cuestiones de protocolo no pudieron hacerlo durante toda la semana porque, al ser menores de edad, no les permitieron entrar a la terapia ni a la sala común”, contó V. más contenta que de costumbre.
Cómo sigue la causa que investiga el ataque sufrido por la adolescente
En cuanto a las investigaciones que tiene a su cargo la fiscal Copello, las averiguaciones continúan en marcha para sostener la imputación y terminar de confirmar cómo fueron los hechos, según confiaron fuentes judiciales.
El papá de V. pidió constituirse como parte querellante a través de su abogado, Carlos Nayi. Según el letrado, las investigaciones marchan a un ritmo “muy acelerado”.
El letrado sostuvo que se debe agravar la imputación. Según sus argumentos, aquella tarde se cometió una tentativa de homicidio en el marco de un asalto.
Nayi coincidió con la familia en declarar que este caso muestra “la cara visible de una sociedad decadente”. En ese sentido, expresó que en este hecho hubo “desprecio por el prójimo” y una alteración de los valores morales.
“Matar por matar a una criatura indefensa, sin ninguna necesidad; golpearla, dispararle para despojarle del bien más preciado, en medio de un barrio donde falta todo, absolutamente carenciado, hasta lo más mínimo que es la comida diaria, vestirse dignamente, o un servicio de salud, que es lo que se persigue. Reclamamos la máxima sanción como siempre, no hay espacio para otra alternativa”, sostuvo el abogado.
Bernabé, en tanto, recordó más tranquilo cómo fue cargar en sus brazos a su hija gravemente herida. No esperó a una ambulancia o a un patrullero, dijo, porque esas unidades “nunca” entran a su barrio. Sostuvo que ese acto de desesperación fue lo que terminó salvando la vida de su hija.
“No puede ser que esto quede impune. En la sociedad tienen que cambiar muchas cosas para que no hayan nuevas chicas de 15 años baleadas”, pidió antes de abrazarse nuevamente con sus hijos.