Todo se inició en el marco de un control callejero.
Un par de policías decidió controlar a un hombre por “actitud sospechosa” -se explicaría después- en una calle de barrio Nueva Córdoba, en la Capital.
Así fue que en el marco de esa requisa, se le encontraron unos porros encima. Los policías, ante la sospecha de que se estaba en presencia de un dealer, se dio aviso a la Fuerza Policial Antinarcotráfico (FPA).
Una dotación de esa fuerza acudió al lugar, controló a la persona y le secuestró una cantidad no informada de esos cigarrillos de marihuana.
Ante la sospecha de venta de drogas al menudeo, se inició una causa en el fuero provincial.
La pesquisa avanzó y, en el marco de la causa, la fiscalía ordenó un allanamiento en la vivienda de esta persona. El procedimiento fue en barrio San Martín y deparó una sorpresa para los uniformados. Sucede que, detrás de la heladera de la cocina, descubrieron un boquete en la pared que daba a un habitación “secreta” de la casa.
Grande fue la sorpresa de los efectivos cuando constataron que en esa pieza había 1.098 dosis de marihuana, 2.200 semillas y 40 tallos (sin hojas) de cannabis, además de una importante cantidad de macetas, plafones de calor, purificadores de aire y fertilizantes, entre otros elementos utilizados para el cultivo y fraccionamiento de la droga.
Se trataba de un invernadero tipo indoor como se conoce a la técnica.
Además, se incautaron 30 dosis de cocaína y dinero en efectivo.
La causa judicial contra el sospechoso se agravó en el fuero provincial. Los cargos en su contra son tenencia de drogas para su comercialización y cultivo para comercialización.
