El delicado estado de salud que afrontaba la titular registral de un automóvil la habría obligado a pactar en su casa una reunión para concretar la venta del vehículo a su hijo. Cuando se gestionaba la transferencia del rodado, ya certificada la firma de la mujer ante escribano, en el Registro del Automotor de Córdoba capital advirtieron un “pequeño” detalle: que la firmante llevaba 24 horas muerta.
La acusación del fiscal federal N° 1 de Córdoba, Enrique Senestrari, derivó en la imputación y el procesamiento de la gestora Marina Elizabeth Cabral y del escribano Jorge Hugo Gómez Tello, como presuntos autor y partícipe necesaria, respectivamente, de falsedad ideológica.
En las últimas horas, la Sala A de la Cámara Federal de Apelaciones de Córdoba confirmó el fallo de primera instancia, dictado por el juez N° 2, Alejandro Sánchez Freytes, en contra del escribano.
Una vendedora… muerta
La investigación penal comenzó a partir de la denuncia que presentó en la Justicia federal la encargada del Registro Seccional de la Propiedad del Automotor N° 21, de esta ciudad.
La mujer relató que, el 29 de diciembre de 2023, recibieron en el registro la transferencia de un Chevrolet Corsa con las firmas atribuidas a Beatriz Stabio, como vendedora, y de un hombre (su hijo), como adquirente.
Las rúbricas fueron certificadas por el escribano Gómez Tello el 15 de noviembre de 2023, mediante la utilización de la actuación notarial N° 2.0261.221, serie A. Pero el “detalle” que se confirmó en el Registro es que Stabio nunca pudo haber firmado ante el escribano ese día, por una sencilla razón: la mujer estaba muerta.
Los datos oficiales que arrojó el Registro Nacional de las Personas (Renaper) dieron cuenta de que Stabio había fallecido, precisamente, un día antes, el 14 de noviembre. Eso llevó al fiscal a apuntar el foco en el accionar del escribano y en las circunstancias que rodearon la certificación.
Al respecto, el hijo de la difunta, Gabriel Gastón Puerta (adquirente del auto), señaló que unos días antes, el 2 de noviembre, se había contactado con la mandataria Cabral para solicitarle que tramitara la transferencia.
En su declaración, mencionó que acordaron reunirse al día siguiente en la casa de su madre debido al delicado estado de salud que esta afrontaba. El propósito del encuentro era estampar las firmas necesarias, que, posteriormente, fueron certificadas por Gómez Tello.
Puerta aclaró que él nunca firmó en presencia del escribano, sino únicamente delante de la gestora. La sospecha es que Cabral entonces entregó la documentación a Gómez Tello para que certificara falsamente que Stabio había rubricado la transferencia. De ese modo, podría presentarse con el formulario 08 ante el Registro y cerrar la tramitación.
Con los elementos reunidos, el juez procesó a ambos y sobreseyó a Puerta, ya que no se probó que este hubiera participado en la maniobra.
Sin embargo, la defensa del escribano apeló. Afirmó que el juez había realizado una errónea aplicación de la ley, porque, si bien no estaba controvertido que Stabio murió un día antes de que el escribano certificara su firma, la mujer ya había suscripto el 08 porque era su voluntad transferirle el rodado a su hijo.
También planteó que se probó que la firma certificada era auténtica, aunque no fuera puesta en presencia de Gómez Tello, por lo que –según entendió–, al no existir riesgo relevante como medio de prueba, podrá ser considerada falsedad formal pero no penal. De esta forma, solicitó a la Cámara que revocara el procesamiento y lo sobreseyera.
El tribunal de alzada, sin embargo, confirmó el procesamiento. “El imputado –por su condición de profesional del Derecho en ejercicio de la función notarial– conocía sobre la posibilidad real de perjuicio que surgía de la falsedad que habría cometido, en tanto acto de disposición del patrimonio de una sucesión indivisa, prohibida por la ley”, sostuvo el vocal Abel Sánchez Torres.
“Gómez Tello, al momento de certificar la firma en el formulario de transferencia del vehículo, tenía pleno conocimiento de que esta no fue inserta en su presencia, no pudiendo desconocer que ello podría ocasionar algún perjuicio a terceros”, agregó.
No es la primera vez que el escribano queda bajo la lupa judicial. Arrastra otras tres causas penales en su contra, todas por actos similares.
En uno de los hechos investigados, radicado en el Juzgado Federal N° 1, una mujer denunció que vendió su Volkswagen Gol a un hombre en 2011 sin haber realizado la transferencia registral en ese momento.
Cuando se presentó al Registro N° 9 para denunciar la venta, se anotició de que ya se había efectuado la transferencia del rodado y de que su firma apócrifa como vendedora se había insertado en el 08.
Constató que la certificación de la rúbrica había sido realizada por Gómez Tello el 30 de diciembre de 2015. El profesional también habría certificado falsamente otra firma de la misma mujer en otra operación de transferencia.
