Un impresionante arsenal fue secuestrado en las últimas horas por la Policía de Córdoba en manos de sospechosos de integrar una peligrosa banda que estaría detrás de graves venganzas armadas ocurridas en los últimos tiempos. El caso central que se le adjudica a parte de sus miembros es el asesinato de un hombre que fue acribillado a balazos, en febrero pasado, en barrio Jorge Newbery de la Capital.
La sospecha es que aquello fue una venganza.
Como resultado de los operativos, se detuvo a ocho personas: seis hombres y dos mujeres. No se descartan más detenciones.
El momento más grave se dio cuando, en un allanamiento en la localidad de Unquillo, los ocupantes de una casa abrieron fuego contra los efectivos del grupo Eter, quienes respondieron con disparos. Como resultado, un sospechoso terminó herido en un hombro y un policía en un pie.
Fusiles FAL que utiliza el Ejército, carabinas 300 milímetros con mira holográfica y silenciador ideales para francotiradores, chalecos balísticos propios de una fuerza de seguridad, ametralladoras, pistolas 9 milímetros, kits para transformar armas de puño en largas, gran cantidad de cargadores y municiones de diverso calibre son parte del poderoso arsenal secuestrado y difícil de imaginar en manos de civiles.
Además, los pesquisas de la Dirección de Investigaciones Criminales secuestraron tres vehículos presuntamente utilizados en el crimen de febrero y en otras operaciones de amenazas presuntamente vinculadas a la actividad narco.
Dos de esos vehículos tenían pedido de secuestro por haber sido robados.
La operación fue ordenada tras la investigación que viene realizando la fiscal Patricia García Ramírez por el crimen de un hombre en barrio Jorge Newberry a quien ejecutaron de 10 balazos durante el pasado verano.
Por estos días de feria de invierno, la fiscal es reemplazada por su colega Iván Rodríguez.
Además de los domicilios en Córdoba Capital y Unquillo, se allanaron numerosas celdas en la cárcel de Cruz del Eje, lugar donde también hubo secuestros, en este caso principalmente de celulares y dispositivos electrónicos que contribuyen a profundizar la prueba de la causa.

Algo sorprendidos, los investigadores creen que acertaron en el “brazo armado” de una banda de narcotraficantes en ascenso que está escalando en su nivel de organización. Señalan que este es el inicio de una investigación que puede arrojar resultados impredecibles.
El origen: un crimen mafioso
Todo comenzó con la investigación de un salvaje crimen cometido en febrero pasado. No se sabe bien dónde fue cometido el asesinato, pero sí que el cadáver de la víctima apareció a las 22 del viernes 21 de febrero de este año en barrio Jorge Newbery, de la ciudad de Córdoba, según fuentes policiales.
El hallazgo se produjo en la colectora norte de avenida de Circunvalación cuando se une a Sáenz Valiente. Policías localizaron el cadáver tras un aviso al 911.
El cuerpo tenía 10 disparos de fuego, si bien al comienzo se dijo que eran 16 las lesiones: en realidad había orificios de entrada y salida.
Desde ese momento se habló de una venganza narco.
La víctima tenía múltiples tatuajes e incluso lesiones previas. Se sospecha que el cadáver habría sido “plantado” o descartado en ese sector. El cuerpo habría sido llevado en la Renault Kangoo que fue hallada en las últimas horas en los allanamientos de Córdoba.
Con el tiempo fue posible identificar el cadáver: Gastón Vargas, de 42 años. Se sostiene que su muerte fue producto de una represalia por diferencias con miembros de una banda de narcotraficantes.

El avance sobre los autores del crimen -cinco de los detenidos en este megaoperativo- se debe en gran parte porque los investigadores del Departamento Homicidios hicieron un prolijo “trabajo de campo”, en especial al “caminar” la zona de donde era oriunda la víctima, “Los Galpones”, junto a la villa El Nailon.
Fuego cruzado
La investigación de la fiscal García Ramírez llegó a un pico culminante antes de la feria judicial, al punto que quedó todo listo para ejecutar los allanamientos.
Algunos señalan que se apuraron porque los dos detenidos en Unquillo estaban a punto de irse de la provincia.
Si algo tuvo este megaoperativo fue acción, por la violencia desplegada en Unquillo y por la diversificación en otros 17 objetivos en diferentes barrios de la capital provincial.
En Unquillo, sabían que podía haber resistencia de los moradores por tener “armas”, pero nunca imaginaron que iban a resistir el allanamiento con un fusil FAL y una pistola 9 milímetros.
Por eso habían convocado al Eter, con sus trajes con chalecos y escudos para hacer frente a fuego de resistencia. Desde el interior de la casa de calle Caseros abrieron fuego Mario Sebastián López (45) y Enrique Juárez (80), según fuentes de la causa. Dispararon a pesar de que les exhibieron las órdenes judiciales.
El hombre de 80 años utilizó el fusil FAL. López alcanzó a un efectivo del Eter con una pistola 9 milímetros. La bala golpeó de lleno en un escudo o en el chaleco y, de rebote, terminó hiriendo al uniformado en una pierna.
A cambio, López recibió dos impactos de los miembros del cuerpo de élite, ambos en uno de sus hombros.
El procedimiento era para buscar a López, pero al haberse sumado a las acciones el octogenario, también terminó detenido.
Detenidos e imputados
Además de Unquillo, los otros 17 allanamientos se distribuyeron en numerosos barrios de la capital provincial, entre otros, Los Granados, Hipólito Yrigoyen, Panamericano y Los Naranjos. También se hallaron armas al menos en Los Granados, donde también se detuvo al grueso de los restantes detenidos.
En uno de esos lugares se hallaron los tres vehículos que terminaron secuestrados. Una camioneta utilitario Renault Kangoo señalada como el vehículo utilizado en el crimen de febrero, ya había sido “cortada” para despiezarla y hacerla desaparecer.

Los otros dos autos tenían pedido de secuestro por haber sido robados, un Corsa y un Toyota Corolla.
Entre los detenidos hay dos mujeres, cinco hombres (incluidos los dos de Unquillo) y un adolescente de 17 años, punible, vinculado no con la causa en sí, sino con los autos desaparecidos. Su tratamiento será por separado porque no tiene relación con el homicidio, pero sí con los vehículos.
Las imputaciones, se distribuyen en diferentes figuras penales. A tres hombres y las dos mujeres se les reprocha el asesinato, “homicidio calificado por el uso de arma de fuego”; a los dos que dispararon en Unquillo se les asigna el delito de “tenencia de arma de fuego”; y al menor de 17 años, encubrimiento.
Poderoso arsenal
Entre la gran cantidad de armas de fuego que se enumeran, se cuentan ocho armas largas. Entre otros elementos, hay un fusil FAL, una carabina 9 milímetros con mira holográfica (para mejorar la precisión del disparo) y silenciador, dos fusiles calibre 380, una ametralladora, una escopeta calibre 12.70, 12 pistolas 9 milímetros, un revólver calibre .22 y tres revólveres calibre .38.
Con sorpresa, también se enumera entre el material secuestrado unas 550 municiones de diferentes calibres y armas, 25 cargadores de distintas armas, dos chalecos balísticos, un kit para hacer arma larga una pistola y una mira telescópica.
Además del secuestro de unos 150 mil pesos, 34 teléfonos celulares, entre los 29 de los domicilios y cinco de la cárcel de Cruz del Eje.

En el penal del noroeste provincial también se incautaron puertos USB, cables, cargadores de batería, numerosas facas y puntas metálicas.
En los próximos días comenzará a analizarse el material secuestrado en dispositivos electrónicos y puede ampliarse el cerco sobre otras personas.
Llamaron la atención dos aspectos luego de estos procedimientos: no se secuestró droga y entre las imputaciones a los miembros de la banda no se encuentra la de “asociación ilícita”.
Los sabuesos en estrecho contacto con la causa coinciden insistentemente: esto es parte de una investigación que va a terminar descubriendo una organización más amplia, muy peligrosa.