Aquella calurosa noche de miércoles, de pronto, las corridas, gritos y desesperación colmaron el dispensario de barrio Maldonado, en la zona este de Córdoba Capital. Un grupo de personas irrumpió en el centro de salud llevando en andas a un joven con un hilo de vida. Había recibido un balazo y ya no quedaba prácticamente nada por hacer.
El cuerpo médico lo tumbó sobre una camilla y comenzó a hacer lo imposible para mantenerlo con vida mientras se llamaba a una ambulancia. El esfuerzo no dio resultado.
Esa misma noche del 4 de diciembre del año pasado, Alejandro Denis Suárez (36) murió.
“Se pegó un tiro”, comenzaron a repetir entre llantos quienes lo habían llevado. “Estaba solo y se disparó”, dijo alguien entre llantos.
La versión del suicidio no dejó de repetirse y fue lo que se le dijo a los policías cuando arribaron al dispensario al cabo de unos minutos.
Sin embargo, no todo siempre es lo que parece ser. Y más en el mundo del delito.
A dos meses de aquella muerte, la pesquisa judicial-policial ha dado un giro crucial: no sólo que no se trató de una autodeterminación, sino que el hombre fue asesinado a quemarropa de un balazo calibre 9 milímetros. Fue una ejecución.
Por el crimen, hay dos personas detenidas. Primero, una joven de 24 años acusada de haber mentido adrede y de haber colaborado con la “limpieza” del lugar donde pasó todo. Quedó acusada por encubrimiento agravado y falso testimonio.
La segunda persona detenida es un joven de 28 años, quien ha quedado imputado por el delito de homicidio agravado por el uso de arma de fuego, según revelaron fuentes policiales a La Voz.
El caso, que se esclareció con pesquisas del Departamento Homicidios de la Dirección de Investigaciones Criminales bajo directivas de la fiscal Florencia Espósito, lejos está aún de haber quedado cerrado: los sabuesos continúan trabajando para dar con el resto de los involucrados.
“Acá participó más gente. Está claro. No fue uno solo”, remarcó una alta fuente del caso.
No es la primera vez en Córdoba que un crimen se quiere hacer parecer como un suicidio. “De allí que es importante investigar siempre a fondo... Siempre”, indicó otro vocero con acceso al expediente.
¿Cómo saltó todo?
Fuentes de la causa relataron que el hombre había resultado con un disparo en el costado del cuello (y que lo había atravesado) compatible con un arma 9 milímetros.
Se trataba de una herida que, según los forenses, era prácticamente imposible que se la hubiera efectuado por sí mismo.
El otro gran punto que terminó por tirar abajo la tesis del suicidio es que el arma no aparecía por ningún lado y las personas que habían estado con la víctima no dejaban de entrar en contradicciones.
Bastaron un par de escuchas telefónicas, análisis de comunicaciones y rastreos de cámaras, entre otras medidas procesales, para que pronto el cerco comenzara a cerrarse.
Pese al silencio autoimpuesto por parte de muchos en la zona, los pesquisas lograron comenzar a recolectar testimonios. Así fue que determinaron que esa noche del 4 de diciembre pasado, Alejandro Denis Suárez estuvo reunido con otras personas en una casa de barrio Maldonado y que fue ejecutado de un balazo a quemarropa. Luego, varias personas se encargaron de limpiar la escena del crimen y borrar pruebas para desviar la causa.
Lo que no sabe es el móvil.
¿Un crimen por drogas?
En el marco de la investigación por el asesinato de Alejandro Denis Suárez (36) en barrio Maldonado, donde ya hay dos personas detenidas, se investiga si todo sucedió en el medio de una discusión o pelea vinculada al las drogas. La sospecha gira en ese sentido en base a ciertos testimonios que han ido surgiendo en estos meses en el marco de la tarea policial-judicial. Sin embargo, todo es conjetura por el momento.