El fiscal Anticorrupción de la Justicia de Córdoba Franco Mondino pidió enviar a juicio a 11 funcionarios públicos, entre ellos el exministro de Seguridad de Córdoba Alfonso Mosquera, por su rol en el supuesto encubrimiento y las maniobras posteriores al brutal crimen del joven Valentino Blas Correas, ocurrido el 6 de agosto de 2020 en Córdoba, en plena pandemia.
Además de Mosquera, están imputados el exsubsecretario de Coordinación y Planificación Estratégica, Lucas Sebastián Mezzano (actualmente en el Tribunal de Conducta de las Fuerzas de Seguridad de la provincia) y el excomisario mayor Gonzalo Cumplido, por entonces subdirector general de Seguridad de la Policía.
Tras el juicio por el crimen de Blas Correas
La investigación en contra de los exfuncionarios se disparó luego de la sentencia de la Cámara Octava del Crimen de Córdoba, que juzgó el homicidio de Blas Correas y ordenó investigar la conducta de varios funcionarios públicos por su accionar tras el hecho.
La fiscalía inició una investigación y ahora pidió elevar a juicio a los exfuncionarios por abuso de autoridad y omisión de auxilio, lesiones leves calificadas, encubrimiento agravado, abuso de autoridad en el manejo de cámaras de seguridad, y ofrecimiento y admisión de dádivas, informaron fuentes judiciales.
- Abuso de autoridad y omisión de auxilio: siete policías —Norberto González, Emmanuel Alejandro Fachisthers, Natalia Soledad Márquez, Melisa Janet Escalante, Ezequiel Daniel Eduardo Henot, Leonardo Alejandro Martínez y Rodrigo Emanuel Toloza— deberán responder por no haber resguardado la vida de Blas Correas durante el control vehicular en Av. Chacabuco y Corrientes. Según la acusación, no le brindaron asistencia ni permitieron que llegara al Hospital de Urgencias, lo que derivó en su muerte.
- Lesiones leves calificadas: la oficial principal Natalia Soledad Márquez también será juzgada por haberle dado dos patadas en el tobillo derecho a Camila María Toci, quien viajaba con Blas Correas, durante el palpado preventivo en el mismo operativo.
- Encubrimiento agravado: el excomisario mayor Gonzalo Leonardo Cumplido está acusado de encubrir el plantado de un arma de fuego en la escena del crimen para desviar la investigación y proteger a los policías involucrados. La fiscalía sostiene que Cumplido supo del hecho y no lo denunció, pese a estar obligado por ley.
- Ofrecimiento y admisión de dádivas: el exministro Mosquera deberá responder como autor de ofrecer y entregar un auto Toyota Corolla, con seguro y tickets de nafta, a Cumplido, con la intervención de Mezzano como partícipe necesario. Cumplido, por su parte, está acusado de aceptar la dádiva. Todo esto, en el contexto de las derivaciones del caso de “gatillo fácil”.
- Abuso de autoridad en el manejo de cámaras de seguridad: el excomisario mayor Víctor Rubén Di Stéfano (ya retirado) está acusado de autorizar el ingreso de personal jerárquico a la sala de videovigilancia para ver las grabaciones del hecho, violando la ley que regula el uso de videocámaras de seguridad en Córdoba.
Por otro lado, el fiscal Mondino archivó tres de los ocho antecedentes remitidos por la Cámara: Liliana Zárate Belletti, exdirectora de Recursos Humanos de la Policía, fue sobreseída por la supuesta falta de control sobre la formación de policías; Augusto Lavalle y Carlos Ireneo Andrada fueron investigados por la falta de contención psicológica a las víctimas y familiares.
Por otro lado, Ana María Becerra, extitular del Tribunal de Conducta Policial, ya había sido investigada y sobreseída por hechos similares, por lo que no puede ser juzgada dos veces por lo mismo.

Queda pendiente la resolución la imputación por violación de medios de prueba, registro o documentos respecto a los policías Jorge Ariel Galleguillo, Walter Eduardo Soria, Enzo Gustavo Quiroga, Sergio Alejandro González, Javier Catriel Alarcón, Wanda Micaela Esquivel y Juan Antonio Gatica.
El juicio de Blas Correas
El juicio por el crimen se realizó en 2023 y terminó con la condena de los cabos primeros Lucas Gómez y Javier Catriel Alarcón a prisión perpetua.
Gómez efectuó cuatro disparos, dos de ellos a corta distancia y otros dos unos segundos más tarde contra el Fiat Argo en el que viajaban Blas Correas y sus amigos.
El disparo que lo mató entró por el centro de la insignia de “Fiat” del baúl, perforó el asiento y terminó en la escápula (omóplato) del joven.
























