“Hago responsable a la fiscal (Silvana Fernández) por la integridad física de mi hijo. Ahora lo detuvieron, pero él nunca se evadió ni estuvo prófugo luego del crimen de Gabriela”.
Las palabras pertenecen a Liliana Pérez, madre de Gabriela Pérez, la trabajadora de la limpieza ultimada de un balazo el 9 de septiembre durante un almuerzo sindical en el Club de barrio Yapeyú, ubicado en el centro de la barriada de la zona sudeste de la ciudad de Córdoba.
El lunes pasado, en un giro inesperado que dio la causa tramitada por la fiscal de instrucción Fernández, la Policía detuvo a Gustavo Herrera, quien quedó imputado como presunto autor de homicidio agravado por el uso de arma de fuego.
La Justicia investiga si el presunto sicario que disparó contra Gabriela, provocando la muerte de la mujer, y que hasta hace pocos días era buscado en la región cuyana, es en realidad Gustavo, que estuvo siempre entre la familia.
“Estamos descontentos y muy sorprendidos por este cambio abrupto, porque el asesino de mi hija era buscado en la provincia de San Juan. Supuestamente, era apañado por un policía de esa provincia. Y ahora resulta que para ellos es mi propio hijo”, criticó Liliana al insistir en la inocencia de su familiar.
También adelantó que van a seguir realizando marchas y protestas en Córdoba para que se sepa “toda la verdad” sobre el crimen de Gabriela Pérez.
“Acá se mueve mucho dinero. Hay millones y millones en juego. Es gente con mucho poder y creemos que nuestras marchas incomodaron a más de una persona. Por eso ahora agarran a mi hijo”, lamentó la mujer.
Para la Justicia, el crimen podría haber ocurrido como el resultado de un encargo. Todo habría sucedido en el marco de un conflicto sindical entre la conducción del gremio de la limpieza (Soelsac), encarnada por Sergio Fittipaldi, y su contrincante interno, Franco Saillén, que encabeza el armado Más Soelsac.
Reunión entre los familiares y la fiscal
Fernández recibió en su despacho a los deudos de Gabriela Pérez. Al salir, la hermana de la víctima, Dalma, habló con La Voz.
“Le pedimos que nos diera explicaciones y nos informe lo que ha sucedido. Esto nos tomó de sorpresa, ni siquiera esperábamos una noticia de este tipo”, dijo.
Relató que, durante la tarde del lunes, se produjeron numerosos allanamientos en barrio Yapeyú, todos en domicilios de familiares suyos.
“Fueron a la casa de todos. Llegaron con órdenes de allanamiento y revolvieron la ropa, los muebles. Se fijaron en todo lo que iba apareciendo, como si los culpables fuésemos nosotros”, reprochó.
En cuanto a Gustavo Herrera, Dalma dijo que la presunta implicancia de su hermano surgió primero en los pasillos del barrio: “Transitaban rumores y todos lo sabíamos. De hecho, nuestro abogado (Carlos Nayi) fue el primero que se los transmitió a la fiscal”, reconstruyó antes de subrayar que nunca estuvo escondido ni evadido de la Justicia.
“Él siempre estuvo al tanto de que todo esto estaba pasando. Era un rumor del barrio. La fiscal nos había dicho que nos quedáramos tranquilas y que eran cosas que se decían en el barrio, nada cierto”, aseguró Dalma.
Según los familiares de Gabriela, la fiscal continuaba con la misma postura, buscando al presunto sicario en otra región del país, fuera de Córdoba: “Ella seguía con la misma postura y, de repente, todo cambió. Por eso no nos explicamos qué puede haber sucedido”, expresó.
Allanamientos y otras críticas de la familia
Liliana Pérez lamentó la detención de su hijo. Cree que se trata de un camino desviado y volvió a pedir celeridad en las investigaciones.
En tanto, desde la fiscalía no se abandona ninguna hipótesis en la investigación. Lo que cambió es que ahora hay un detenido.
La detención se produjo luego de las 17 del lunes. “Llegaron con mucha violencia y un guardia hasta le pegó a mi hija de 15 años. Nos trataron de una manera muy dolorosa. Parecían no recordar que nosotros somos las víctimas”, cuestionó Liliana.
El último día que ella estuvo con Gustavo fue el pasado Día de la Madre, el domingo 15 de octubre. Todos los hermanos se reunieron con ella para sacarle al menos una sonrisa.
“Nos reíamos un ratito y después llorábamos todos juntos. Ese día nos faltaba una personita muy especial para nuestra familia. Y ahora nos faltan dos. Espero que a Gustavo no le pase nada y que lo resguarden”, pidió la mujer al borde de un colapso nervioso.
“Acá hay mucha carne podrida. Se mueve muchísima plata. Esas personas saben cómo moverse. Pido que se haga justicia, que salga todo a la luz y que mi hijo esté bien”, reiteró.
En tanto, Nayi destacó la actitud de la fiscal por el hecho de recibir a la familia que se encuentra atravesando una situación sentimental muy delicada. Reafirmó que seguirá involucrado como abogado querellante.
La muerte que conmueve a la familia Pérez
Todo sucedió el pasado 9 de septiembre en el club Yapeyú, en el corazón de aquella barriada.
En el interior del predio, unas 200 personas participaban de un acto del Soelsac, en vistas a las próximas elecciones.
De pronto, un hombre con gorra llegó hasta el lugar y, desde la vereda del frente, abrió fuego con una pistola en dirección al club.
Como se indicó, uno de los impactos dio en Gabriela, quien se encontraba detrás de una ventana.
“Es la ironía de la vida. Todo indica que fue a abrir fuego y terminó matando a su hermana”, comentó una fuente del caso.
Según se investiga, la mujer había asistido al almuerzo sindical bajo la presión de sus representantes del Soelsac. Si no iba, podía perder su fuente de trabajo.
Su marido, por otra parte, es discapacitado y no puede trabajar, aunque realiza tareas informales para juntar dinero y aportar a la economía familiar. La niña de 5 años asiste al jardín.
En ese marco, la mujer habría tomado la decisión de decir presente en el almuerzo para conservar el ingreso regular con el que contaba el matrimonio.
Esperaba la comida, junto a otra hermana, cuando la bala 9 milímetros la mató.
Tras los disparos, el agresor escapó corriendo hasta donde había un auto con al menos un cómplice.
En medio de la conmoción y los reclamos de justicia, los investigadores policiales y judiciales comenzaron a trabajar en la causa, con el análisis de filmaciones y el entrecruzamiento de llamadas.
En el marco de la pesquisa, se dio con una mujer que aportó datos que terminaron siendo claves para el avance de la causa, según trascendió.
De manera silenciosa, los pesquisas policiales estuvieron trabajando todas estas semanas para identificar y poder dar con el ahora acusado.
