Acusados por homicidio en ocasión de robo, y ya en la cárcel de Bouwer, se encuentran los cuatro hombres acusados de haber integrado la banda que mató a un empresario, en septiembre pasado, en el marco de un alevoso asalto ocurrido en La Calera, en el Gran Córdoba.
La víctima fue Gustavo Adolfo Poletti, quien tenía 59 años.
El hombre fue atacado por un grupo de delincuentes que entró a la casa donde estaba parando para robarle una fortuna en efectivo: $ 61 millones y U$S 53 mil ($ 53 millones a valor blue).
Dicho de otra manera, más de $ 110 millones en billetes.
La banda sabía que Poletti tenía ese dinero. El empresario había llegado de México para blanquear esa cifra ante la (ahora ex) Afip. Aparentemente, según sus allegados, el dinero era por la venta de una casa.
Poletti fue maniatado, maltratado y amordazado: le pusieron una media en la boca. En ese marco, murió por asfixia mecánica.
El pasado miércoles a la noche, pesquisas del Departamento Robos y Hurtos de la Policía cordobesa capturaron al último acusado. Lo atraparon en barrio Alberdi, en la Capital.
De esta manera, ya hay cuatro sospechosos cordobeses, de entre 26 y 37 años, presos e imputados por homicidio en ocasión de robo, por orden de la Fiscalía de Instrucción del Distrito 4 Turno, a cargo de Jorgelina Gutiez, secretaría Iván Vocos.
Fuentes tribunalicias indicaron que, si bien los resultados forenses determinaron que el hombre fue estrangulado, se esperan informes complementarios.
En la fiscalía no descartan agravar la imputación contra los sospechosos. Es que si se determina que el hombre fue asesinado de manera intencional y luego sobrevino el robo, la carátula podría mutar a un homicidio criminis causae (cuando se mata pa lograr la impunidad).
La diferencia a la hora de una condena es central: un homicidio en ocasión de robo tiene una pena de entre 10 y 25 años de cárcel.
Un criminis causae contempla una condena a prisión perpetua.
En Córdoba, sobran los crímenes en el marco de asaltos que terminaron con esa gravosa figura y pena.
A todo esto, los pesquisas judiciales y policiales van más allá: trabajan para dar con más involucrados en el asalto y, sobre todo, dar con la persona que brindó la información al grupo sobre la existencia de ese dinero en manos de la víctima. Es decir: dar con el o la entregadora.
“El caso fue muy, muy complejo. Pero se trabajó muy bien para resolverlo”, señaló una fuente de la causa.
“Los tenemos. Ahora, falta afinar el trabajo. Falta gente por caer.... Y dar con el o la que pasó ‘el dato’ del dinero”, añadió otro informante.
De allí, que se esperan más detenciones a futuro
Asalto y crimen
Poletti, si bien era cordobés, se había instalado en México hacía muchos años. En septiembre pasado había vuelto a Córdoba, según indicaron sus allegados, para blanquear ante la Afip una millonaria cifra producto de la venta de una propiedad.
Estaba parando solo en la vivienda de su madre, en el centro de Calera.
El 27 de septiembre pasado, su cadáver fue encontrado en esa vivienda de calle Olcese al 400.
Nunca llegó a ir al banco para concretar la operación de blanqueo.
Fue hallado maniatado y con una media en la boca y con signos de maltrato. La autopsia determinó que murió por asfixia mecánica.
Una banda había logrado entrar a la vivienda presuntamente por una ventana y lo sorprendió.
Fuentes de la causa señalaron que la banda se movilizaba, presuntamente, en dos vehículos que quedaron estacionados en la zona.
Se cree que, mientras dos personas se quedaron de “aguante”, varias ingresaron a la vivienda y sometieron a la víctima a un brutal robo.
El grupo se alzó con al menos $ 61 millones y U$S 53 mil ($ 53 millones a valor blue) y dos modernos celulares iPhone, entre otras pertenencias.
La banda escapó en los vehículos, presuntamente, rumbo a la Capital.
El cuerpo de Poletti sería encontrado luego por la Policía.
Sucedió que, preocupados porque el empresario no llegaba al banco, unos amigos decidieron ir a la casa.
Se sospecha que el grupo de ladrones entró a la vivienda tras forzar una ventana trasera.
Filmaciones y celulares
Sin testigos presenciales a priori, la pesquisa policial y judicial se centró en un exhaustivo trabajo de búsqueda de filmaciones (tanto del peaje como domos policiales y cámaras privadas)), como así también un rastreo de comunicaciones y análisis de antenas, entre otras pruebas como testimonios.
De manera puntillosa, los pesquisas pudieron avanzar con la investigación y lograron identificar a cuatro acusados de integrar la banda.
Con las órdenes de captura por parte de la fiscalía, se inició entonces el otro trabajo: atrapar a los acusados. Varios ya habían dejado sus domicilios y escondites.
De todos modos, un paciente y exhaustivo trabajo de los pesquisas de Robos y Hurtos permitió dar con los acusados de integrar la banda.
Como se dijo, la pesquisa sigue.
En ese marco, se trata de establecer quién fue la persona que brindó los datos al grupo sospechoso.
