- Luciano Luzenti
- un motociclista de 23 años
- murió embestido por el auto de Gonzalo Agustín Machado
- que tenía la misma edad.
- Cuatro años después comenzó el juicio.
- Tras un crudo video
- la fiscal pidió tres años de prisión efectiva y el querellante solicitó homicidio simple.
“No te pasa nada, todos saben que no pasa nada. Si no te quitan ni un punto del carné, no te inhabilitan. Pasás un semáforo en rojo y te sacan puntos, pero matás un ser humano y no pasa nada”, se quejó ayer al ser interrogada Edith del Carmen Mena, la mamá de Luciano Luzenti (23) el motociclista que murió atropellado por un auto que iba a alta velocidad.
El juicio por este crimen vial ocurrido el 30 de agosto de 2015 en Villa Allende comenzó ayer en la Cámara 9ª del Crimen de la ciudad de Córdoba con Gonzalo Agustín Machado (hoy de 27 años) acusado de homicidio culposo agravado por uso de automotor.
Lo más sorprendente de la audiencia fueron las imágenes de tres cámaras de seguridad del barrio cerrado Prados de la Villa, situado frente al lugar de la colisión, en Bodereau 9770.
Allí se aprecia cómo el Corsa que tripulaba Machado sobrepasa a gran velocidad a los automóviles que iban sobre su carril y enfrenta a los que venían en sentido contrario. El bólido cruza un badén, saca chispas y se descontrola. Una camioneta se tira a la banquina, pero la moto que venía detrás es embestida de frente y arrastrada (hacia atrás) varios metros por el Corsa.
Muchos familiares de la víctima, incluidos sus padres Edith y Eduardo Luzenti, salieron de la sala para no ver la prueba. El acusado apenas si levantaba la cara, llena de lágrimas.
Si bien algunos testigos señalaron que el Corsa iba a 80, 100 o 120 kilómetros por hora, Accidentología Vial estableció que el auto iba a 94,6 kilómetros por hora.
A esto, se le agregó evidencia de que el conductor tenía halitosis alcohólica y así lo declaró un amigo del acusado que viajaba como acompañante en el mismo vehículo: Machado tomó alcohol e iba muy rápido.
Luciano llevaba casco, pero con semejante golpe cualquier protección resultó insuficiente. Su cuello se quebró y sufrió un severo traumatismo de cráneo, entre otras lesiones graves. Murió en el acto.
Culposo culpado
El juicio demoró cuatro años en iniciarse y ayer, en el inicio, pudo escucharse brevemente al acusado que con mucha dificultad logró expresarse y reconoció su culpabilidad. “Estoy muy arrepentido y si pudiera hacer lo que fuera, lo que sea, lo haría, para....”. Envuelto en lágrimas, Agustín agachó la cabeza y lloró sin consuelo.
Su defensor, el asesor letrado Álvaro Ganame, le comunicó al vocal unipersonal Roberto Cornejo que no podía seguir.
Más tarde, se escuchó a la mamá de la víctima, que manifestó los pesares que viven ella y toda la familia: su esposo y los seis hijos restantes. Enumeró que su marido no habla, un hijo sufre hipertensión, una hija fue operada esta semana por cáncer y la menor, con síndrome de Asperger, dice que no puede asumir que se le haya muerto su mejor “amigo”, con quien ella lograba comunicarse. Todos siguen tratamiento psicológico y psiquiátrico desde hace cuatro años.
“Han pasado cuatro años y sigue siendo ayer. El dolor sigue siendo exactamente el mismo. Día tras día, en los cumpleaños, en la Navidad, en el Año Nuevo, todo el tiempo duele”.
“Es muy dura la muerte de un hijo. Podés superar una muerte, pero no la muerte de un hijo”, lloró la mujer que pidió una y otra vez justicia para Luciano y para “que no haya otros Luciano”.
¿Con intención o temerario?
Tras ver los videos, se cerró la recepción de prueba y se pasó a las conclusiones. Previamente, el querellante que patrocina a los padres de la víctima, Mario Gregorio, planteó la necesidad de agravar la calificación original teniendo en cuenta algunos elementos que comprometían la actuación del acusado: la velocidad, el consumo de alcohol, las maniobras de sobrepaso que no estaban incorporadas al expediente, entre otros elementos.
Por eso, Gregorio pidió que se reformule el hecho y se acuse a Machado por homicidio simple con dolo eventual, que tiene un mínimo de pena de ocho años de prisión. La carátula original, el homicidio culposo agravado por el uso de automotor tiene un piso de tres años de prisión y un techo de cinco.
Pero en su alegato, la fiscal María de las Mercedes Balestrini aclaró que el Ministerio Público no acompañaría ese criterio por la jurisprudencia en la materia, en particular la resolución de la Cámara 4ª por el crimen vial de Mariana Ellena.
La fiscal señaló que debía hacerse justicia por la extensión del daño sufrida por la familia, por eso le dijo al juez que “es importante que el fallo sea aleccionador para la sociedad” y que se entienda “que el auto es un arma”.
Tras destacar el espíritu “resiliente” de la madre que ha encarado la lucha para prevenir más muertes junto al Foro de Familiares Víctimas de Siniestros Viales, Balestrini pidió condenar a Machado a tres años de prisión efectiva. Además, solicitó el máximo de 10 años de inhabilitación para conducir.
El querellante Gregorio discrepó con la fiscal y citó jurisprudencia, pero de otras jurisdicciones, donde ha pesado el dolo eventual, como el reciente caso del periodista Eugenio Veppo en la ciudad de Buenos Aires, que atropelló y mató a un policía y fue procesado por homicidio simple. Además de pedir el cambio de calificación, el abogado solicitó que si se condena según la figura culposa, sea una pena de ejecución efectiva.
El defensor Ganame insistió no sólo en la figura dolosa, sino que aseguró que si el acusado no se representó la muerte tampoco puede hacerlo con el daño que pudiera provocar. Por esto, además del encuadramiento penal, solicitó una pena de ejecución condicional, más la inhabilitación para conducir.
La sentencia se conocerá la semana próxima.