Mientras la Justicia penal investiga a policías sospechados de haberse robado dos celulares, en medio de una inspección a una empresa que acababa de sufrir un golpe millonario por parte de delincuentes en la ciudad Córdoba, ya hay resoluciones a nivel interno.
Un comisario inspector jefe quedó en situación pasiva por disposición del Órgano de Control Disciplinario de las Fuerzas de Seguridad (el ex Tribunal de Conducta Policial). Asimismo, esta medida estaría al caer sobre otros uniformados de menor rango que participaron de ese procedimiento. El defensor de ese comisario insiste que es inocente. La pasiva no es culpabilidad: es apartar del trabajo a un policía (se le recorta el sueldo), mientras hay una investigación por un hecho grave.
El fiscal de instrucción Andrés Godoy, quien investiga el golpe comando de la banda de ladrones, avanza en la pesquisa sobre varios uniformados. Se esperan imputaciones y, no se descartan, detenciones.
La víctima del hecho ya testificó en fiscalía. Según fuentes de la causa, ratificó la denuncia y volvió a señalar sus sospechas contra policías por la desaparición de celulares.
Se trata de un nuevo escándalo que ha detonado en ámbitos de la Policía de Córdoba, una fuerza de seguridad que ya se ha visto salpicada por graves episodios delictivos en los últimos tiempos.
Todo ocurrió el pasado lunes a la madrugada en la distribuidora “Simple Distribuciones”, firma ubicada en calle Abasto al 1300, a 100 metros del anillo externo de la avenida de Circunvalación, en la franja nordeste, en barrio Yofre H de la ciudad de Córdoba.
Los delincuentes llegaron en medio de la lluvia en un vehículo que podría ser una camioneta o un utilitario.
En medio de la oscuridad, y con información certera sobre la existencia de dinero guardado, los ladrones accedieron al predio tras sortear el alambrado perimetral, aprovechando que no había nadie. Luego, entraron al edificio a través de un ventiluz. El enrejado de esa abertura fue cortado.
Una vez dentro, el grupo logró dañar tanto las cámaras de seguridad como el sistema de alarmas.
Con distintas herramientas, los delincuentes lograron apoderarse de dos cajas fuertes que estaban abulonadas al piso. Los cofres fueron retirados y cargados en un vehículo.
Las fuentes señalaron que lo sustraído ronda los nueve millones de pesos.
Desaparición de celulares
Tal como se indicó en La Voz, el golpe fue descubierto por el dueño de la empresa cuando, alertado por un llamado, llegó al predio a las 3.43 del lunes.
Tras el shock por el golpe que acababa de sufrir, el comerciante entró a las oficinas e hizo un recuento de las cosas que faltaban.
“El hombre entró, revisó y la Policía también pasó. Llegaron varias patrullas. Eran como ocho uniformados que ingresaron y comenzaron a ver todo. Había jefes. En un momento, el empresario volvió a entrar a la firma y descubrió que habían desaparecido dos celulares, dos viejos celulares de la firma”, expresó una calificada fuente a La Voz.
Indignado por lo sucedido y con la firme sospecha de que había sufrido un robo primero por ladrones y luego otro robo por parte de uniformados que habían llegado al lugar, alertó a jefes policiales.
Esa misma madrugada, y ante el cariz que tomaba la situación, llegó al lugar la máxima autoridad de Seguridad de esa jornada. Se trataba de un comisario de alto rango de la Dirección Bomberos.
Según trascendió, el alto oficial hizo parar en fila a todos los policías que estaban en el lugar y les informó que habían desaparecido dos celulares de la empresa y que los aparatos no habían sido robados por los ladrones.
El comisario les exigió que debían aparecer sí o sí los aparatos.
“Al cabo de unos minutos, llamativamente, uno de los celulares robados apareció abandonado dentro de una bolsita a metros de la firma”, indicó una alta fuente con acceso al escándalo.
Posteriormente, por orden de la superioridad y de la Justicia, todos los policías y un jefe de ellos fueron enviados a la Comisaría 13ª a entregar el procedimiento y, sobre todo, dar cuenta y explicaciones de lo sucedido. Llegaron varias horas después. Pasado el mediodía.
Doble investigación judicial
El fiscal Godoy trabaja para identificar a los ladrones de las cajas fuertes y, por otro lado, dar con quiénes fueron los uniformados que habrían robado los celulares.
“Hay varios efectivos bajo sospecha. Está descartado que los celulares hayan sido robados por los ladrones de las cajas fuertes”, expresó un informante.
Por ahora, no se conocen imputaciones ni detenciones.
Desde el Órgano de Control Disciplinario de las Fuerzas de Seguridad se puso en pasiva al comisario Raúl Monje, quien es el jefe del Distrito 8 de la Policía. Este oficial habría estado a cargo del grupo de policías que llegó al lugar y que entregó todo en la Comisaría 13.
Defensa del comisario
El abogado penalista Julio Herrera Martínez, extitular del Tribunal de Conducta, defiende a Monje.
“Lo han puesto en pasiva a él y a siete policías más. Yo defiendo a Monje y digo que, no sólo que es inocente de todo, sino que él tiene una trayectoria intachable. Él colaboró en todo el procedimiento y hasta hizo desnudar a los policías ya en la comisaría para ver si aparecía el otro aparato. El primer celular fue encontrado por el comisario Sergio Cravero, de Bomberos, que era el jefe máximo esa noche”, expresó.
Respecto a Monje, el abogado Herrera Martínez dijo que aquel, cuando el escándalo ya asomaba aquella mañana, puso a una policía a trabajar con el sistema de geolocalización y “así se pudo ubicar al segundo celular que estaba en un galpón tirado…”.
No hay confirmación judicial sobre el segundo celular hallado.
A todo esto, Herrera Martínez dijo que Monje es un “comisario intachable” y que ha trabajado mucho en la calle y “es respetado y muy profesional”. Además, dijo, que incluso ha trabajado en el Tribunal de Conducta Policial.
El abogado se mostró preocupado porque se está sospechando de policías y no se está trabajando para atrapar a la banda que se llevó el millonario botín.
Remarcó que este jueves lo presentará de manera espontánea en la fiscalía.