Los coleccionistas y los fanáticos de fútbol en algunas ocasiones pierden la cabeza y llegan a hacer cosas impensadas por sus preferencias.
El fin de semana pasado, se desarrolló una historia tan llamativa como grave, cuyos protagonistas son dos hinchas del Instituto Atlético Central Córdoba (Iacc), ambos con la afición de coleccionar camisetas del club de sus amores.
Uno de ellos, la víctima, es un conocido coleccionista de casacas de la Gloria que entre el sábado y el domingo pasados recibió mensajes amenazantes en redes sociales y vía telefónica.
Cómo comenzó la extorsión por las camisetas de colección al hincha de Instituto
Los llamados y los envíos desde perfiles falsos de redes sociales –Instagram y Facebook– apremiaban a la víctima con la promesa de causarles daño a él, a su familia y a sus bienes materiales.
Primero fueron llamados, luego posteos con fotografías de un ser querido (cuyo vínculo se omite ex profeso) y finalmente imágenes de su automóvil en su lugar de trabajo donde estaba estacionado en ese mismo momento.
La crudeza y el realismo de los mensajes causaron un fuerte temor en el hombre cuyo hobby es reunir camisetas a bastones rojos y blancos.
La segunda parte de los mensajes de miedo le indicaban al coleccionista que, si no entregaba un elevado número de camisetas rojiblancas, iba a sufrir acciones de cuyas consecuencias iba a arrepentirse.
Atemorizado, el hincha de la Gloria terminó aceptando las condiciones y concurrió a la cita para ceder ese patrimonio preciado que reunió durante años.
En un lugar indicado por el extorsionador, en barrio General Bustos, próximo a Alta Córdoba, la víctima entregó nada menos que 89 camisetas de Instituto, de diferentes épocas y diseños, algunas de ellas originales, de las que usaron “gloriosas” figuras del club que hoy milita en la máxima categoría del futbol argentino.
Entre las “joyas” que tuvo que ceder el hincha-coleccionista, se cuenta una que utilizó el centrodelantero Daniel “Miliki” Jiménez en 1999, en el partido de ida de la final con Chacarita Juniors y que terminó con el ascenso de Instituto a Primera División.
Ese pieza de colección era un modelo único que la Gloria utilizó sólo para ese partido. Había sido adquirida a otro coleccionista, con el autógrafo del histórico goleador.
Entre los “trofeos” que atesoraba esta colección, también fueron cedidas dos camisetas de otros dos legendarios centrodelanteros de Instituto: una de Diego Klimowicz, de 1994, y otra de Paulo Dybala, de 2011.
Tal era el terror que la víctima sentía que se sintió obligada a ceder semejantes piezas de colección.
Una vez concretada la entrega, ya sin el peso del temor, el damnificado reflexionó y no lo dudó. Hizo la denuncia.
La extorsión al hincha de Instituto por las camisetas: investigación y rescate
Tras recibir la presentación, el fiscal a cargo del turno, Raúl Garzón, comenzó a trabajar en coordinación con los ayudantes fiscales de la Unidad Judicial de Delitos Económicos, Pablo Bazán y Carolina Carranza.
La investigación plena tomó mayor impulso este lunes, cuando comenzaron a unirse algunos datos aportados por la víctima y recabados por los pesquisas policiales en el “territorio” de la extensa hinchada de Instituto.
El contenido de la denuncia señalaba que los mensajes extorsivos –con promesa de “buscarlos” a él y a otro familiar– le exigían que entregara sus camisetas más valiosas. Uno fue más preciso y se redactó para “despistar” usando un código “tumbero”: “No te olvides de la (camiseta) de la final. Es para los chicos del pabellón”.
Lo más curioso es que el damnificado había aportado a la investigación que creía conocer a quien lo extorsionó. Entre otras pistas, le llamó la atención que el inescrupuloso conociera su auto y empezó a pensar en un “cliente” al que él ya le había vendido algunas camisetas de Instituto.
Con rapidez, el martes ya se habían reunido suficientes pistas para caerle encima a quien se presumía era el autor de los mensajes extorsivos y aquel que quería quedarse con semejante acervo de camisetas albirrojas.
Los investigadores estaban al tanto de que estaban detrás de otro coleccionista que envidiaba el patrimonio histórico del otro hincha glorioso.
De este modo, se pudo determinar que el domicilio del responsable de la maniobra no estaba más que a pocas cuadras del lugar de entrega, en pleno barrio General Bustos.
Al concretar la intervención de su domicilio, los policías lograron secuestrar un gran número de camisetas y otros elementos que comprometen con firmeza al presunto autor de la maniobra, quien fue identificado por la Justicia como Patricio Damián Arias, de 36 años, un hincha de Instituto que también tiene el “vicio” de coleccionar camisetas de la Gloria.
Una vez que completaron el procedimiento, el damnificado se reunió con el material secuestrado y, entre todas las remeras que le exhibieron, reconoció como propias 80 de las casacas secuestradas, las que volverán a sus vitrinas al completarse trámites legales de rigor.
Por suerte para él, entre esas piezas de museo recuperadas, el coleccionista rescató la de “Miliki” Jiménez. También, la de Dybala y la de Klimowicz.
Detenido e imputado
Por disposiciones del fiscal Garzón, Arias quedó imputado por el presunto delito de extorsión.
El delito, que pretende obligar con violencia o intimidación a otra persona a realizar (u omitir) un acto en perjuicio de su patrimonio o del de un tercero, según el artículo 168 del Código Penal argentino, prevé una pena de cinco a 10 años de prisión.
Los datos de la víctima, por disposición de la Justicia, no se suministran en esta nota por razones de seguridad. Las autoridades judiciales dispusieron custodia policial sobre su casa y su trabajo, donde le fotografiaron su auto estacionado al momento de enviar algunos mensajes.
La maniobra que se pretendía ingeniosa para hacerse de elementos tan “valiosos” terminó por ser muy sencilla para los investigadores, que, en pocas horas, detuvieron al responsable y recuperaron casi todo.
