La muy extensa testimonial del ex hombre fuerte de la Policía de la Provincia, comisario mayor retirado Gonzalo Cumplido, podría seguir generando sorpresas en los próximos días y semanas. Tras su declaración el pasado miércoles, a la audiencia siguiente la querella solicitó que se le requiriera nuevamente su presencia para zanjar algunas dudas planteadas, más el aporte de documentación y la entrega de su teléfono celular como pruebas.
El aparato celular hoy suele ser la “prueba de oro” de muchas causas, a partir de haberse convertido en la bitácora de toda persona. Registra sus movimientos, los lugares que frecuenta y sus horarios, sus comunicaciones, los intercambios de mensajes y un sinnúmero de elementos que enriquecen la mirada respecto de todo lo que hizo, dijo y recorrió alguien.
Cumplido no fue cualquier persona en la anterior cúpula de la Policía de la Provincia de Córdoba. No era miembro del estado mayor, pero le asignaban responsabilidades superiores y hasta debió convertirse –según él, contra su voluntad– en el vocero de la fuerza y del Gobierno en el caso Blas Correas. En otros términos, fue quien dio la cara, aun sin que sus jefes la dieran.
También fue el funcionario que debió contactar a la familia de la víctima, en especial a la mamá de Blas, Soledad Laciar. De una serie de encuentros entre ambos surgieron afirmaciones sobre las directivas que Cumplido habría recibido de sus superiores, en especial del entonces ministro Alfonso Mosquera. Según lo que refería la mujer sobre lo que Cumplido le dijo, además de otras expresiones que él mismo repetía, el papel del exministro habría dejado mucho que desear.
A lo largo de meses, se especuló con esta declaración del excomisario y si ratificaría todo lo dicho sobre Mosquera. Antes de deponer como testigo, el exministro lo desmintió y lo descalificó. Es más, se esperaba un careo entre ambos, pero todavía no pudo darse la declaración del exfuncionario que hoy es legislador.
A la luz de la declaración del exjefe policial, “lo prometido fue cumplido”. Ratificó todas sus declaraciones y hasta denunció un “complot político-policial-judicial” que terminó por una imputación en la Justicia y un sumario en la Policía, pese a que fue retirado con la mención de que no tenía causas pendientes. También Cumplido adelantó que presentará una denuncia en el fuero Contencioso Administrativo por la persecución que dice haber sufrido.
Iniciando un viaje que hizo postergar su declaración, Mosquera lanzó este jueves un hilo de Twitter en el que repudia los dichos de Cumplido. Pronto, con tiempo suficiente para conocer al dedillo lo que declaró su “contraparte”, el político se presentará a declarar.
Pero el ingreso de lo que podría ser una prueba de oro como un teléfono puede hacer variar el escenario de este enfrentamiento entre ambos, al menos en lo verbal.
¿Qué hay dentro de ese teléfono? En numerosos pasajes de su declaración, Cumplido tomó su celular, lo exhibió en alto e hizo el ademán de que lo ponía a disposición para probar lo que estaba diciendo. La reacción de la querella no se hizo esperar y al día siguiente lo pidió. Y el tribunal accedió.
La “apertura” del aparato puede confirmar las acusaciones, develar secretos impensados, sorprender con algo insólito, fuera de agenda, y hasta algún secreto que no conviene que trascienda. ¿Será tan sencillo para Mosquera armar su libreto para el 24 de noviembre si hay evidencia que podría contradecirlo? Resulta difícil imaginar que en ese teléfono no existen mensajes entre él y Cumplido.
El mito griego de Pandora refiere a esa mujer que, por su curiosidad, abrió la caja que tenía prohibido abrir y liberó todos los males al mundo. La apertura de un teléfono en Córdoba tal vez no deje al descubierto todos los males, pero sí muchas sorpresas.