Ingenioso inventor, impresor de papel moneda y la cara más famosa del mundo estampada en los billetes de U$S 100 que se cuentan por miles de millones, Benjamin Franklin nunca imaginó que terminaría siendo falsificado en Córdoba.
Cristian Leonardo López (38) y su padre, Rafael Ángel López (75), fueron condenados por haber montado una “fabriquita” de falsificación de U$S 26.500 apócrifos de alta calidad.
En un fallo unipersonal de la jueza Carolina Prado, el Tribunal Oral Federal N° 1 de la ciudad de Córdoba les impuso tres años de prisión condicional.
La “fabriquita de Franklin”
La investigación de las maniobras comenzó a partir de una denuncia anónima ante la Policía Federal. Los datos, precisos, apuntaron a Emiliano Nicolás Novillo Leone (32) –residente en barrio Observatorio de la Capital provincial– como probable fabricante y vendedor de dinero apócrifo.
En la misma denuncia se consignó que el joven habría ofrecido los billetes truchos en diversos grupos de Telegram, como “Anonymus”, en presunta complicidad con un “socio” y compañero de trabajo en un taller mecánico ubicado en la intersección de avenida Pueyrredón y Santa Cruz.
Los investigadores, liderados por el fiscal federal N° 3 de Córdoba capital, Maximiliano Hairabedian, pudieron establecer una dinámica telefónica frecuente entre Novillo y Cristian López, su supuesto “socio”. Las sospechas, entonces, se direccionaron a establecer el rol de López y de su padre, Rafael, presuntos falsificadores.
“¿Qué hacés, hermano? Por casualidad, ¿100 mil, hay?”, le consultó Emiliano a Cristian en febrero de 2023. “Tendría que consultar a mi viejo. De los ‘verdes’, sí”, le respondió. Emiliano: “No, de 1.000…”. Cristian le dijo que no tenía: “Ah, no. Nada de eso, hermano”.
Poco más de una semana después, sostuvieron otra conversación similar. Emiliano, nuevamente, le consultó a Cristian por billetes de U$S 1.000: “Escuchame, hermano: ¿tenés de 1.000?”. “Nada de esos. Justamente vino mi viejo y me dijo que no cortaron nada; no vino el cul… ese para cortarlos. Falta nada más que los corten, que los preparen”.
En otro llamado posterior, la consulta de Emiliano se focalizó en los “verdes”: “Escuchame: me está pidiendo otro chabón…, me lo paga ahora: ¿tenés tres ‘verdes’?”. “Sí, tres ‘verdes’ sí”, le contestó Cristian.
La confianza permitió a los pesquisas advertir cierta familiaridad en el trato en torno del “negocio” de los billetes truchos. Pero Novillo no sólo intercambió llamados con Cristian, sino también con un tal “Mati”. Este último le consultó por “azules” y “verdes”, en clara referencia a dólares “cara chica” (“verdes”) y “cara grande” (“azules”).
“Necesito un par de billetes; por lo menos cuatro o seis, para hacer una muestra”, le pidió “Mati”. “¿Cuatro o seis de qué?”, inquirió Novillo. “Dos de los ‘cara grande’, dos de los ‘azules’. Todos con numeración distinta”.
Los allanamientos ordenados por el Juzgado federal N° 1 de Córdoba capital, a cargo por entonces de Alejandro Sánchez Freytes, permitieron confirmar la hipótesis principal de la investigación y la participación de los imputados. En la casa de Cristian, en barrio Rosedal, hallaron 15 billetes de U$S 100 ocultos en un ropero y otros de U$S 100 sin número de serie, en la billetera de su novia.
Pero el mayor descubrimiento se registró en la casa de su padre, Rafael. El hombre, jubilado, atesoraba 250 billetes de U$S 100, es decir, U$S 25 mil divididos en tres sobres en un mueble de su habitación, en barrio San Fernando, en el sur de la Capital. Una suma con potencial de engaño y defraudación millonarios.
A su vez, a Novillo le secuestraron ocho billetes de U$S 100 y uno de $ 1.000 en su casa de barrio Observatorio. En todos los casos, los peritajes arrojaron que el dinero era falsificado.
Lo que llamó la atención del fiscal es que si bien los peritos indicaron que no existe una valoración de las falsificaciones de papel moneda que permita establecer una clasificación en un orden particular, los billetes secuestrados poseen –en relación con similares falsificaciones– un mayor grado de semejanzas con los originales en las medidas de seguridad.
Es decir que la calidad del material y de la falsificación que los López habrían realizado es superior a la de otras, a punto tal que eran idóneos para ser puestos en circulación en el mercado local sin que el común de la gente advirtiera su falsedad. Así, los López habrían vendido el dinero apócrifo a terceros a cambio de dinero.
A López (h) le encontraron 285 gramos de marihuana, aunque por ese hecho específico el expediente se envió a la Justicia provincial, porque encuadraría en tenencia simple de estupefacientes.
Tensión en la casa de los Novillo
En la casa de los Novillo, en Observatorio, se vivieron momentos de tensión durante el allanamiento, cuando el padre de Emiliano esgrimió un arma de fuego y apuntó –sin abrir fuego– contra los efectivos de la Federal.
A pesar de que en reiteradas ocasiones se identificaron a viva voz como “Policía Federal” y de que se encontraban con chalecos antibalas y gorras y camperas identificatorias, ante la amenaza, los efectivos rápidamente se resguardaron detrás de una pared de ladrillos junto a la escalera de ingreso al primer piso de la vivienda.
Novillo (p) les apuntó con una pistola semiautomática GMC plateada, calibre 22 largo. Luego de varios minutos, depuso su actitud. El arma contaba en el cargador con dos cartuchos –sin munición en la recámara– y era apta para disparar.
Juicio abreviado
El instructor Hairabedian, en este caso en su rol de fiscal general ante el Tribunal N° 1, acordó un juicio abreviado con las defensas de los López. Los imputados reconocieron los hechos y su participación, y la jueza Prado convalidó el acuerdo.
“A partir de las numerosas transcripciones telefónicas de los diálogos mantenidos entre los nombrados y el posterior resultado positivo de los allanamientos en los domicilios de cada uno de ellos, pudo determinarse que llevaban a cabo maniobras vinculadas con la falsificación de moneda extranjera”, indicó la magistrada, la que agregó que la afectación fue considerable.
Si bien el fiscal solicitó penas de tres años y medio, Prado les impuso finalmente tres años de condicional.
Los otros dos acusados en la investigación, Emiliano Novillo (circulación de dólares apócrifos y tenencia ilegal de arma) y su padre, Héctor Novillo (resistencia a la autoridad agravada), ofrecieron donar cada uno $ 250 mil en concepto de reparación del daño.
La magistrada hizo lugar a la suspensión del juicio a prueba, y el dinero se destinó a fundaciones.