Durante años, para los hijos de Nora Dalmasso, callar dolía menos que hablar. Su sufrimiento fue prácticamente invisible. Ahora, ante la amenaza de cierre definitivo de la causa por el femicidio de su madre, dejan de lado el escudo del silencio.
Valentina Macarrón acepta una entrevista a solas, para exigir justicia y verdad. En la videollamada prácticamente implora que el caso no quede impune. ¿Qué se le puede preguntar a Valentina?
En la lista de lo peor que te puede pasar en la vida está que maten a tu mamá. Que la maten así, como a Nora Dalmasso. Que te arranquen del sueño adolescente de un intercambio estudiantil para recorrer kilómetros de incertidumbre hasta caer en la noticia más cruel.
Que tengas que esconderte en un baúl para ir a la escuela. Que te persigan y te saquen fotos en el cementerio. Que todos se sientan con derecho a juzgar la intimidad de tus padres, que una tarjeta de cumpleaños te haga hasta sospechosa de incesto.
Que muestren el cuerpo de tu mamá, ultrajada, por televisión. Que la investigación judicial avance con hipótesis descabelladas, clasistas, sin fundamento. Que se metan con la sexualidad de tu hermano, lo imputen por matricidio durante cinco años.
Que le endilguen a tu padre un complot asesino. Y tras tres meses de juicio y sentencia absolutoria haya quienes sigan desconfiando de él.
Que cuando por fin encuentren una prueba, indubitable, genética, repetida que corrobore linaje paterno, materno, indicios. Que cuando haya un nombre y apellido para ponerle al presunto asesino, la Justicia te diga que ya es tarde.
Que hay que cerrar la causa. Y que ya nunca más podrá ser juzgado ni condenado quien, según la última hipótesis judicial, habría abusado y estrangulado a tu mamá, hace 19 años.
El Estado tuvo casi dos décadas para esclarecer un crimen y no lo logró. De confirmarse, la prescripción en el caso Nora Dalmasso será un recordatorio brutal de lo que no se hizo.
El dolor de los hijos de Nora Dalmasso era callado. Estaba en su mirada. Ahora la voz de Valentina irrumpe, en ese vacío de años. Como mujer, madre, hija, deja de lado todo lo que significaron para ella los medios. Concede una entrevista, con la esperanza de que la impunidad no tenga la última palabra. ¿Qué se le puede preguntar a Valentina?