“Me pareció una muy buena oportunidad para invertir. Además podías aprender, tenías clases de trading, coaching y PNL (programación neurolingüística). Zoe era otra forma de ver el mundo. Otra forma de afrontar el día a día”.
Canal especial sobre el caso Generación Zoe
Quien le brinda su testimonio a La Voz, entre preocupada y desorientada, es María, una de los cientos de cordobeses que depositaron dinero en Generación Zoe y que desde hace unos días comenzaron a tener problemas para cobrar los jugosos intereses que prometía la compañía.
La firma que se promocionaba como una plataforma de inversiones, con retornos que duplican la oferta bancaria, brindaba clases de coaching y tenía múltiples ramificaciones con ofertas educativas no formales, locales de hamburguesas y hasta su propia criptomoneda (Zoe Cash), el viernes sufrió el primer golpe judicial en Córdoba.
Causas judiciales
La fiscal de Villa María, Juliana Companys, ordenó la detención y captura internacional de su titular, Leonardo Nelson Cositorto, y de otras 12 personas por los supuestos delitos de asociación ilícita y estafa.
Denuncias similares por una posible estafa piramidal y defraudación pesan sobre Cositorto en la Justicia federal, donde fue imputado por el fiscal porteño Eduardo Taiano, a cargo de la Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccional Número 3.
Mientras avanza la investigación judicial a nivel nacional y la provincial en Villa María, en Córdoba capital (donde hay cientos de miembros) todavía no hay registros de denuncias en la Justicia federal ni en la provincial contra la empresa, de acuerdo con la consulta de La Voz en ambos fueros.
Además, en la Procelac hay dos denuncias radicadas contra Zoe y Cositorto. La primera, de la Red LibreMentes, una organización que se dedica a perseguir sectas y cultos. Zoe tiene una “iglesia” que se llama Aviva Zoe. La segunda es de la ONG Bitcoin Argentina, que apunta al fraude económico a través de un esquema tipo Ponzi.
Afectados
María es docente de nivel inicial y prefiere preservar su identidad para no tener problemas dentro de la organización y poder recuperar los mil dólares que depositó en Generación Zoe en septiembre pasado.
“Nunca se atrasaron con los pagos, a lo sumo se retrasaron un día”, cuenta María a este medio, con cierta angustia por no perder sus ahorros y los de su pareja, a quien convenció de ingresar a Zoe en enero pasado con 500 dólares más. “La última semana, cuando se destapó la olla, no cobré”, agrega, pero tiene esperanzas de poder recuperar ese dinero.
María se refiere como “olla destapada” a las causas judiciales e investigaciones que enfrenta Generación Zoe. El 7 de enero de este año, la Comisión Nacional de Valores (CNV) comenzó un sumario y emitió una alerta internacional contra la firma, contra la Universidad del Trading (la parte que se encarga de brindar cursos no oficiales) y contra Cositorto por intermediación irregular en el mercado de valores.
A partir de esa acción, se aceleró la exposición de la supuesta estafa piramidal montada por Cositorto, que en las últimas semanas estuvo en Colombia y ya comenzó a tejer vínculos con sectores políticos de la extrema derecha de ese país.
En Córdoba, las principales sedes de Generación Zoe, donde se realizaban los pagos –no se hacen mediante giro bancario, según cuentan los afectados–, cerraron sus puertas, como es el caso de Villa María, de San Francisco, de Carlos Paz y de Capital.
Este jueves, el local que tenía Generación Zoe en Villa María amaneció cerrado y con un número de teléfono en la puerta donde se leía “soporte”. En los últimos días, en Córdoba capital, la atención en la sede de avenida Rafael Núñez al 4600 se limitó sólo a horario matutino y se suspendieron las “clases” de trading. El viernes estuvo cerrada.
José (prefiere no usar su nombre verdadero) es contador y conoce del mundo financiero. Sospechó siempre que el esquema de inversión desarrollado por Cositorto era piramidal, pero no le importó. “Uno se da cuenta. Tenía un sobrante disponible y lo puse ahí, y siempre cumplieron con los intereses”, dice, y aclara: “Nunca llevé a nadie para sumarlo”.
María y Pedro son dos de las más de 4.500 personas cuyos datos (nombre, apellido, correo electrónico, dirección y monto invertido) fueron publicados a partir de la filtración de contratos de Generación Zoe hace unas semanas. Se comercializan en el mismo sitio donde hace unos meses también se puso a la venta toda la base de datos del Renaper (Registro Nacional de las Personas).
El esquema
Generación Zoe ofrece, a cambio de la membresía, un interés mensual del 7,5 por ciento sobre los aportes de cada “asociado”. Como referencia, la tasa que brinda un plazo fijo bancario anual de 39 por ciento, es decir, de 3,25 por ciento mensual.
A eso hay que agregarle las “promociones” por invitar a otros miembros, que hacen multiplicar las ganancias, y los cursos (sin título oficial ni certificación) que promueve.
Cositorto, sobre quien pesa ahora un pedido de captura internacional, señaló el viernes en un video desde Costa Rica que el epicentro de su problema radicaba en una “corrida” que comenzó en enero.
“Estamos en una reestructuración interna y en un rediseño de ofertas como cualquier compañía”, dijo, justificando las demoras en los pagos, y reconoció que el problema principal se dio en Villa María.