En medio de la crisis por los incendios forestales que azotan la Patagonia, el gobernador de Chubut, Ignacio “Nacho” Torres, realizó fuertes declaraciones señalando a personas del conurbano bonaerense como los principales responsables de iniciar los fuegos.
Torres fue enfático al afirmar que estos individuos “se amparan en falsas banderas para cometer delitos, para usurpar”, y desvinculó por completo a las comunidades originarias de estos actos. Según el gobernador, las comunidades mapuches y tehuelches de Chubut están colaborando en la lucha contra los incendios.
“Esta es gente que muchas veces viene del conurbano”, declaró Torres a Radio La Red, agregando que “nada tiene que ver con las comunidades originarias”. El gobernador recordó que esta situación no es nueva, mencionando incidentes similares en Lago Puelo donde los involucrados tenían “característica 011″ en sus teléfonos, indicando que venían de fuera de la provincia.
Torres incluso mencionó el caso de Facundo Jones Huala, líder de la Resistencia Ancestral Mapuche (RAM), como ejemplo de individuos que adoptan falsas identidades para cometer delitos.
También advirtió sobre una “escalada de violencia” en la provincia, señalando que un grupo de delincuentes, con vínculos con la RAM, se adjudicaron el atentado a una estancia en Amancay. Según el gobernador, este grupo también estaría relacionado con el inicio de otros incendios.
El mandatario criticó duramente el sistema judicial, calificándolo de “garantista” y “remolón”. Expresó su frustración ante la aparente falta de consecuencias para los responsables de los incendios, señalando que “a los diez días están afuera”.
Torres exigió “una condena ejemplar” para quienes provocan los incendios, insistiendo en que “tienen que estar en cana”. “Los vamos a sacar de la provincia y los vamos a meter presos”, sentenció, resaltando su determinación para frenar esta problemática.
El fuego, que se ha mantenido activo desde el 26 de diciembre, consumió alrededor de 8 mil hectáreas de vegetación. La situación en El Bolsón es especialmente grave, con más de 120 casas destruidas por las llamas. El gobierno de Córdoba envió un avión hidrante para apoyar en las labores de contención del fuego.