Una encomienda, más de un kilo de cocaína y la destrucción de un celular frente al peligro inminente de la captura. El hijo de un excomisario, condenado años atrás por el salvaje asesinato de un hombre en San Juan, quedó aún más comprometido por estas horas en Córdoba, al ser enviado a juicio en una causa por narcotráfico.
El juez federal N° 1 de Córdoba capital, Alejandro Sánchez Freytes, elevó a debate la causa contra los sanjuaninos Jorge Javier Porras Riveros (41) y Juan Carlos Olivares (44) por presunto transporte de estupefacientes agravado por el número de personas intervinientes –a Porras Riveros le sumó destrucción e inutilización de objetos (el celular) destinados a servir de prueba–.
La narcoencomienda
A principios de marzo de este año, Olivares y Porras Riveros (hijo del excomisario sanjuanino Javier Porras Riveros) habrían acordado con otros implicados aún no identificados el traslado de poco más de un kilo de cocaína desde la localidad de Güemes (Salta) hasta Pablo Nogués (San Juan).
En la operatoria, que los investigadores estiman se habría llevado a cabo el 6 de marzo, habría participado Cristian Alberto Sánchez (prófugo), ya que habría despachado la narcoencomienda a través de la empresa Vía Cargo, desde Salta. En el paquete, figuraba como destinatario Olivares, quien debía retirarla en la sucursal de San Juan.
Dos días después, la mañana del 8 de marzo, los gendarmes apostados en el puesto de control de la localidad de Sinsacate, en la ruta nacional 9, sospecharon del envío y lo escanearon. Un perro antinarcóticos detectó “olores muertos” tanto en la caja del camión como en el acoplado de la compañía postal.
Dieron aviso a la Justicia federal de la ciudad de Córdoba del hallazgo de la cocaína (en el mercado local, está valuada en unos U$S 10 mil) y el fiscal N° 3 de este distrito, Maximiliano Hairabedian, solicitó al juez Sánchez Freytes la entrega vigilada.
Unos días después, el 14 de marzo, Olivares retiró el paquete en San Juan, se subió a un Volkswagen Gol conducido por Porras Riveros y se retiraron. Finalmente, fueron interceptados por Gendarmería.
Al recibir la voz de alto, Porras Riveros partió un celular y lo arrojó por la ventanilla. Ambos fueron detenidos e imputados. Olivares declaró que un conocido, “Sánchez”, le había ofrecido dinero para retirar una encomienda, por lo que le pasó su DNI y sus datos (supuestamente para que Sánchez consignara los datos en la encomienda que despachó en Salta).
Mencionó que Sánchez le pagó con una “bolsita con cocaína” y que el mismo prófugo acordó con el “remisero” Porras Riveros que lo llevara a buscar el paquete. Curiosamente, el vínculo entre los tres se evidenció por el hallazgo del DNI de Sánchez en el auto de Porras Riveros y por los 26,5 gramos de cocaína que Olivares tenía en su poder.
En junio, el juez procesó a Porras Riveros y Olivares con prisión preventiva, mientras ordenó la captura de Sánchez (sigue prófugo). El defensor del “remisero”, César Rolando Jofre, apeló ante la Cámara.
Se opuso a la elevación a juicio y solicitó el sobreseimiento porque, según su criterio, no se pudo demostrar la participación criminal de Porras Riveros. Consideró que el fiscal le atribuyó de forma infundada el traslado de la droga cuando “sólo era un chofer de remis”.
El recurso fue rechazado por extemporáneo y el procesamiento quedó firme.
Ahora, el juez Sánchez Freytes lo envió a juicio junto con Olivares. El magistrado puntualizó que Olivares llevó la droga y el hijo del excomisario hizo de “remisero” por varios domicilios (no se encontró droga en ellos).
Para el juez, fue notablemente sospechosa la conducta de Porras Riveros de romper el Motorola negro y arrojarlo por la ventanilla, con lo cual logró inutilizarlo.
Pasado criminal
No es la primera vez que Porras Riveros y Olivares se enfrentan a la Justicia. En 2010, Olivares fue sentenciado en San Juan por lesiones leves, mientras que en 2018 Porras Riveros recibió cinco años por un salvaje crimen también en esa provincia.
Fue hallado cómplice, con participación atenuada, del homicidio del “naranjita” Paulo Ariel Sanginez (31), en 2016, doblemente agravado por alevosía y el concurso premeditado de dos o más personas.
El caso fue escandaloso y mediático en San Juan por la alevosía y por el juzgamiento de Porras Riveros como hijo de un excomisario. Un empleado de Porras hijo, Fabián Ariel Sánchez, hermano de Claudio (el prófugo en la actual causa de drogas) fue sentenciado a perpetua por el asesinato.
El “naranjita” fue salvajemente golpeado en la cabeza hasta que murió en las inmediaciones de la Terminal de Ómnibus cuando dormía, en un ataque cobarde y a traición, según informó en su momento Tiempo de San Juan.